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Los voluntarios de La Caixa ayudaron a más de 1.500 personas en Málaga el pasado año.
Las horas extra mejor pagadas

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La Obra Social La Caixa moviliza a empleados y jubilados para ayudar a los más desfavorecidos

M. Ángeles González

Lunes, 13 de febrero 2017, 00:53

Constituyen la parte más visible de la Obra Social La Caixa, a la que ponen rostro ayudando de forma altruista a los colectivos más desfavorecidos. Unas doscientas personas en Málaga más de 9.000 en toda España, la mayoría empleados y jubilados de la entidad financiera, forman parte del programa de voluntariado corporativo de La Caixa, creado en 2005 para colaborar con organizaciones que atienden a las personas más vulnerables. Son, según Lluís Romeu, presidente de la Junta de la Asociación de Voluntarios, «la mano de obra y el corazón» de la Obra Social, el capital humano que complementa la inversión económica, que en 2016 ascendió a 13 millones de euros en la provincia.

Gracias en buena parte a esta labor altruista de los voluntarios se pudieron llevar a cabo el año pasado en Málaga programas de los que se beneficiaron 1.561 niños y adultos, la mayoría en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión, que en su tiempo libre participaron en medio centenar de actividades de tipo social, medioambiental o cultural centradas en el ámbito de la infancia, juventud y familia, diversidad funcional, pobreza o mayores.

Aunque el proyecto nació para aglutinar a trabajadores, exempleados, familiares y amigos, en el último año la asociación se ha abierto a cualquier persona que quiera ser voluntaria, sin necesidad de tener vinculación alguna con la entidad, un cambio que está siendo muy positivo, según señala María Jesús Tejero, delegada del colectivo en Málaga, que destaca que en los últimos dos años el número de integrantes ha aumentado en 55, gracias, en buena parte, al boca a boca.

Una importante maquinaria se pone en marcha cada día para organizar a este ejército de solidaridad al que le distingue el color celeste de sus polos corporativos. La Oficina Técnica de Soporte se encarga de la parte administrativa para gestionar las actividades, responsabilizándose de la organización y la logística. El otro pilar es el voluntariado, las personas que se inscriben en los diferentes programas o actividades para trabajar por una sociedad mejor. Una experiencia «que no tiene precio» y que son las horas extra mejor pagadas, según Tejero. «Lo que recibes es siempre más de lo que puedes dar», dice.

Una semana para no ir a la oficina por una buena causa

  • Hasta el próximo domingo los empleados de CaixaBank y del Grupo La Caixa tienen la oportunidad de participar en su horario laboral en alguna de las casi cien actividades solidarias que se desarrollarán en Málaga durante la Semana Social, impulsada por CaixaBank para conocer de primera mano el trabajo que realizan las entidades locales vinculadas a la Obra Social. Este evento, que aglutina a más de 40 asociaciones de la provincia, se celebra a nivel nacional y persigue dar a los miembros de la plantilla la oportunidad de ayudar de forma puntual a los colectivos más desfavorecidos y fomentar al mismo tiempo el voluntariado corporativo. El año pasado, sobre un total de unos 600 empleados, colaboró el 60%, según señala la delegada de la Asociación de Voluntarios de La Caixa en Málaga, María Jesús Tejero.

  • Por otra parte, el próximo 10 de marzo se celebrará en la capital un encuentro para poner en valor el trabajo de los voluntarios de la Obra Social en el que se compartirán experiencias en este campo. Este evento tendrá lugar de forma simultánea en doce ciudades españolas.

Para facilitar que cualquiera pueda colaborar con una causa que se adapte a sus inquietudes, se intenta abarcar el mayor número de ámbitos: refuerzo escolar y actividades de ocio para niños, acompañamiento a mayores o a personas con discapacidad, mentorización empresarial, campamentos infantiles, talleres de educación financiera... Asimismo, se intenta que las actividades puedan realizarse en familia para posibilitar que el voluntario no deje de pasar ese tiempo con su pareja e hijos. Además, «es una manera de educar y transmitir valores a tu entorno».

La persona interesada en participar puede hacerlo a través de www.voluntarioslacaixa.org o por una app en la que deberá introducir su disponibilidad y sus intereses para encontrar una propuesta que case con su perfil. Una vez que hay un grupo considerable de inscritos, se realiza una reunión de bienvenida para presentar la asociación, sus objetivos y su funcionamiento y orientarles para integrarles en un proyecto con el que encajen.

Aunque no hay un perfil tipo del voluntario, más allá del compromiso, la disponibilidad y la generosidad, la presencia femenina está ganado peso: «Ellas son las primeras en llegar y hacen de gancho para atraer a familiares y amigos», afirma Tejero. Del total de voluntarios en Málaga, 80 son empleados actuales de la entidad, 34 son jubilados y el resto pertenecen al colectivo de familiares y amigos.

«Es una forma de darle sentido a tu día a día porque estamos en una vorágine de números y mil historias y es una manera de humanizarte», apunta la delegada de la Asociación. «La Obra Social de La Caixa no se entendería hoy sin el voluntariado», afirma Lluís Romeu, que visitó Málaga la pasada semana.

Yolanda Solero: "Los voluntarios recibimos infinitamente más de lo que damos"

Yolanda Solero se emociona al mostrar dos de las fotos a las que tiene más cariño y que lleva con ella en su móvil. Una es de un viaje a Nicaragua que realizó en 2015 a través del Programa de Voluntariado Corporativo de La Caixa en el que pudo ayudar a familias de una zona rural de Matagalpa a constituir cooperativas de la mano de Médicos Mundi. La otra, de una de las Fiestas de la Primavera que organiza en Málaga la Obra Social de la entidad en la que celebraron la llegada de la estación junto a personas con discapacidad que disfrutaron como nunca de música en directo y buena comida al aire libre.

Son sólo dos de las actividades en las que ha participado esta empleada de CaixaBank, responsable especialista de Caixa Negocios en la Dirección Territorial de Andalucía Oriental y Murcia, desde que se unió a la Asociación de Voluntarios de la entidad en Málaga hace más de una década y que dedica parte su tiempo libre a ayudar a los demás colaborando en acciones puntuales los fines de semana «de lunes a viernes no puedo por mi trabajo y porque viajo mucho» y durante sus vacaciones, a través del programa CooperantesCaixa, que convoca plazas a nivel nacional para colaborar con colectivos que trabajan en proyectos en algunas de las zonas más empobrecidas del mundo.

Una labor, la suya y la del resto de voluntarios de la Obra Social, que reconoce que «tiene mucho mérito porque los días en que puedes descansar los dedicas a ayudar a los demás; al contrario que otros voluntariados corporativos, no colaboras en horas de trabajo, sino en tu tiempo libre». No obstante, no lo considera un sacrificio «porque recibimos infinitamente más de lo que damos».

«Estas experiencias te aportan muchísimo y dan una nueva dimensión a tus valores, haciendo que disfrutes más de todo lo que tienes porque te das cuenta de la fuerza y las ganas de vivir que tienen otras familias menos afortunadas. Eso hace que quieras seguir ayudando», apunta esta gaditana afincada en la Costa del Sol, que presidió la Asociación de Voluntarios en Málaga entre 2011 y 2014.

Actualmente es la responsable de coordinar a los colectivos de voluntarios de La Caixa en Málaga, Granada, Jaén, Almería y Murcia. Básicamente, su labor consiste en hacer de puente con CaixaBank «para que la entidad conozca qué hacemos y cuáles son nuestras necesidades y dificultades». «Invito a todo el mundo a que colabore; si todos aportamos un granito de arena, conseguimos una gran playa», dice.

Juan Luis Fernández: "Me llega de alegría pensar que le aporto algo a los niños que les servirá en el futuro"

A Juan Luis Fernández no le gusta que los niños le llamen profe porque «parece que se establece una jerarquía sobre ellos». Prefiere que lo vean como un abuelo o un colega con el que pueden aprender y divertirse durante las horas que están en una ciberaula de la Obra Social La Caixa en El Palo. «Pensar que puedo aportarles algo que les servirá en el futuro me llena de alegría, no me creo merecedor de un premio tan grande», dice este jubilado de CaixaBank de 62 años que desde el curso pasado acude dos tardes por semana como voluntario a unas instalaciones cedidas por el Ayuntamiento en las que atienden a menores en situación de vulnerabilidad a través del programa de La Caixa Tienes talento.

En esta CiberCaixa, junto a varias monitoras de los servicios sociales del distrito, este exdirector de oficina ayuda a escolares de Primaria a hacer las tareas, les sumerge en las nuevas tecnologías y juega con ellos con un objetivo prioritario: motivarles, sacar lo mejor que tienen y ayudarles a encontrar su talento innato. En este propósito ha embarcado a su mujer, Carmen Bautista, también voluntaria de la Obra Social, a la que los niños adoran: «Me gusta mucho la seño Carmen porque me ayuda a hacer los deberes», dice Leire, de ocho años, atenta a lo que ocurre a su alrededor mientras pinta en la pizarra. Junto a ella, Kira, de la misma edad, dice que Juan Luis «es guay». Y a él se le humedecen los ojos, como cuando una niña de siete años le dijo el curso pasado una frase que se le quedó grabada en el corazón: «Me gustaría tener tres años para ser feliz y poder ser tu hija». «Me llegó al alma, tuve que darme la vuelta para que no me viera llorar», recuerda Fernández, que señala que entre los pequeños a los que atiende hay algunos que están muy desmotivados por problemas familiares que puedan tener, «pero aquí todos se muestran felices».

«Un montón de nietos»

«Son casi como si fueran mi nietos, a mi mujer y a mí nos cuentan cosas que a sus profesores no se atreven», dice orgulloso de haberse convertido en abuelo de «un montón» de niños, entre sus tres nietos de sangre y los postizos a los que ayuda como voluntario. «¿Qué le voy a hacer, si tengo abuelitis? Son una maravilla, nos aportan más que nosotros a ellos», dice convencido mientras Kira y Leire meriendan.

Los niños no son los únicos que tienen halagos para este matrimonio. Elena Guerrero, una de las monitoras del Ayuntamiento, destaca que «son muy cercanos y los pequeños los ven como de la familia y es más fácil que salga con ellos la parte emocional».

Fernández, por su parte, sólo tiene palabras de agradecimiento tanto para las profesionales que atienden a los menores como para la Obra Social La Caixa, que considera «algo especial». «He tenido la suerte y el orgullo de pertenecer a una entidad muy social donde hay una gran cultura corporativa de voluntariado», señala este jubilado que empezó a realizar labores solidarias en los años 90 junto con unos compañeros que tuvieron la idea de llevar a un grupo de niños sin recursos a disfrutar de las atracciones en la Feria de Málaga. Apartir de ahí no ha dejado de colaborar, principalmente en actividades dedicadas a la infancia. Lo hizo cuando estaba en activo «durante los fines de semana», y aumentó su compromiso cuando se prejubiló en 2012 tras más de 40 años trabajando en banca. También ha impartido talleres de educación financiera y su próximo objetivo es formar parte del programa de mentorización empresarial de la Obra Social Proyecto Mentoring, en el que el voluntario guía a una persona sin recursos en la creación de su negocio.

Entre los momentos más satisfactorios de la experiencia que lleva a cabo en la ciberaula, recuerda cuando el pasado año detectaron el talento innato de una niña para dibujar caricaturas cuando quiso dibujarles en la pizarra como un juego. Una vez que esto ocurre, se le comunica a las monitoras para que lo hagan llegar a los responsables de la Obra Social y así poder desarrollar estas cualidades.

Tras pasar más de tres horas con ellos los martes y jueves, Juan Luis y Carmen salen «con las pilas puestas». «Los niños te dan energía, te espabilan, el tiempo con ellos se pasa volando», dice ella.

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