Antonio M. Romero
Martes, 4 de octubre 2016, 00:54
El paisaje tras la batalla es desolador y ahora toca afrontar las consecuencias de lo acontecido. La resaca del intenso y tenso sábado que vivió el PSOE con la celebración del comité federal que concluyó con la dimisión de Pedro Sánchez se vivió este lunes en el seno del partido en Málaga con una sensación de tristeza y consternación por el «triste y poco edificante espectáculo» dado y de expectación cara al futuro por ver los pasos que se tendrán que dar a continuación con dos hitos fundamentales en el horizonte: la posición socialista cara a una posible nueva investidura de Mariano Rajoy y la celebración, en fecha por determinar, del congreso para elegir a la nueva dirección. Desde la dirección provincial el mensaje que repiten con insistencia es que vienen tiempos donde va a hacer falta mucha pedagogía interna (cara a las bases) y externa (dirigida a los votantes) y trabajar por la unidad del socialismo.
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En este sentido, la cúpula socialista malagueña está a la espera de que en los próximos días la gestora presidida por el asturiano Javier Jiménez marque las directrices políticas para ponerse a trabajar y empezar «a coser» a un partido que ha quedado roto y con heridas internas que ahora toca restañar. En la provincia, durante el debate previo al comité federal del partido, el PSOE se dividió entre una dirección y unos cargos públicos afines a los críticos con Sánchez y una parte de la militancia y la vieja guardia situados en la órbita del hoy ya exsecretario general.
En este punto, el partido en Málaga cerró filas con la gestora que dirige el partido y mostró su colaboración con el órgano que en estos momentos rige los destinos socialistas.
El discurso más repetido cuando se habla con los dirigentes de la formación es el de la unidad. Sobre cómo van a afrontar dicha tarea, reconocen que no hay una fórmula mágica pero que lo fundamental es que el partido tenga una dirección clara y un posicionamiento político que acabe con el desconcierto que se ha producido entre las bases y que todo el partido se ponga detrás de esa bandera política.
«Nuestra prioridad a partir de ahora es unir al partido. Todos, empezando por la dirección provincial, tenemos la obligación de trabajar para que el partido esté fuerte y cohesionado. Para ello tenemos que hacer una labor de pedagogía de las decisiones que adopte la gestora. Toca mirar al futuro para salir más fuertes y que lo ciudadanos vuelvan a confiar en el proyecto socialista», apuntaron desde la dirección malagueña.
Desde los sectores malagueños más afines a Sánchez se mostraron críticos con la actitud de quienes lo han derrocado como secretario general y exigieron que se explique ya cuál es la hoja de ruta del partido.
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