Rainiero y Grace Kelly, en Málaga

Los príncipes de Mónaco llegaron a Málaga el miércoles 23 de mayo de 1956. Procedentes de Granada, Rainiero y su esposa, la actriz Grace Kelly, entraron en la ciudad en coche a las 18.40 horas. Los acompañaba Juan Jiménez Lopera, cónsul del principado monegasco en Málaga. El vehículo se dirigió al puerto, donde el matrimonio embarcó en el yate 'Deo Juvante II', en el que se alojó durante su estancia. El público que había en el recinto portuario tributó una calurosa ovación a la pareja, que había contraído matrimonio recientemente.

La famosa actriz vestía un conjunto color beis, rebeca blanca y un pañuelo amarillo en la cabeza. Tras ser recibidos por el capitán, recorrer el buque y tomar un refrigerio, los príncipes cenaron en la intimidad. Antes de retirarse a sus aposentos, escucharon un programa de música en la radio. Al día siguiente, los príncipes recibieron en el yate a las autoridades locales. Previamente, habían mandado ramos de flores a Gracia de Mónaco. La recepción comenzó a la una de la tarde. El cónsul Jiménez Lopera se encargó de las presentaciones. Al acto protocolario acudieron, entre otros, el gobernador civil de la provincia, Luis Julve; el alcalde de Málaga, Pedro Luis Alonso, y el presidente de la Diputación, Antonio Pérez de la Cruz. Entre los numerosos ramos de flores que se enviaron a la princesa hubo uno de la Cofradía de los Estudiantes, que ofreció a Gracia de Mónaco ser hermana mayor honoraria de la cofradía, puesto que su nombre era el mismo que el de la Virgen titular de la hermandad (Gracia y Esperanza).

Una vez acabado el encuentro con las autoridades, los príncipes, acompañados por Jiménez Lopera, fueron a un restaurante de la Costa del Sol. El menú del almuerzo estuvo compuesto exclusivamente de pescado: se sirvieron cigalas, gambas, espetos de sardinas y chanquetes. Rainiero tomó tres cigalas y un espeto con seis sardinas y bebió una copa de vino de Málaga, mientras que su mujer degustó dos cigalas y tres sardinas. Ambos comieron chanquetes y gambas. El matrimonio alabó el sabor de los espetos y de los chanquetes, pescados que probaron por primera vez.

Después de almorzar se marcharon a la residencia del cónsul Jiménez Lopera. En la casa de este tomaron café. Grace Kelly era muy aficionada al café y no fumaba. Los príncipes pasaron la tarde en la terraza de la vivienda del cónsul. Más tarde volvieron al 'Deo Juvante II', en el que cenaron a solas. El matrimonio pasó toda la mañana del viernes en el yate. A las ocho y media de la tarde, los ilustres visitantes y el cónsul Jiménez Lopera se trasladaron a Torremolinos para cenar en el restaurante del hotel El Pinar. A las once y media de la noche regresaron al buque.

Firma de autógrafos y No-DO

Los príncipes asistieron al día siguiente a un almuerzo ofrecido por las autoridades malagueñas. Se celebró en la hostería de Gibralfaro. A lo largo de la comida, Grace Kelly firmó varios autógrafos. Una vez finalizado el almuerzo, un operador de NO-DO tomó imágenes de los príncipes y de las autoridades locales que les acompañaban, así como algunas vistas de Málaga, grabadas desde la terraza de la hostería. Por la tarde, Rainiero y Gracia de Mónaco dieron un paseo en coche por la Farola para, seguidamente, ir de compras a varios establecimientos malagueños.

Los actos celebrados en honor de los príncipes concluyeron el sábado por la noche con una fiesta que tuvo como escenario los jardines de Villa Saint Moritz, residencia del cónsul Jiménez Lopera, a la que acudieron numerosos invitados. Un grupo de baile de la Sección Femenina hizo una demostración de los típicos bailes de Málaga. Rainiero y Grace Kelly ensalzaron la calidad artística de la actuación y felicitaron a los integrantes del grupo. Asimismo, destacaron la benignidad del clima malagueño y agradecieron el trato recibido durante su estancia en la ciudad.