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La robótica gana terreno día a día en las fábricas.
La revolución de las fábricas inteligentes

La revolución de las fábricas inteligentes

Málaga no puede perder el tren de la reconversión digital si quiere corregir la debilidad de su sector fabril

Nuria Triguero

Domingo, 7 de febrero 2016, 01:51

Quienes pensaban que la deslocalización es un proceso inexorable y que Europa acabaría perdiendo todas sus fábricas ante la competencia china se equivocaban. No contaban con la capacidad que tiene la tecnología para ponerlo todo patas arriba. Resulta que hay una cuarta revolución industrial asomando por la puerta: la de las fábricas inteligentes o industria 4.0, protagonizada por la introducción de las tecnologías digitales en las fábricas. Y si Europa hace bien los deberes puede aprovechar esta reconversión para recuperar su lugar en el mundo. Porque en las fábricas del futuro el coste de la mano de obra no será el factor determinante de su ubicación: lo será la cercanía a los centros de innovación y a la demanda, así como la disponibilidad de personal cualificado.

¿Y qué pinta Málaga en esta cuarta revolución industrial? Pues que si juega bien sus cartas disponibilidad de ingenieros, un núcleo decente de empresas tecnológicas, buenas comunicaciones tendrá la oportunidad de atraer inversiones y ganar músculo industrial. Corregiría así el que para muchos expertos es el desequilibrio más grave de su economía: Málaga es la tercera provincia española con menor peso del empleo industrial. Esta tesis se empieza ya a plantear ya en algunos círculos de empresarios, tecnólogos y responsables públicos de la ciudad. El ejemplo de países como Alemania, que ya tiene en marcha una decidida política de fomento de la industria 4.0, hace pensar que no hay tiempo que perder si se quiere competir en esta carrera.

A nivel nacional también se empieza a esbozar una estrategia encaminada a ayudar a la industria y sobre todo a las pymes en la gran reconversión digital. El Ministerio de Industria ha diseñado, en consenso con el sector y agentes académicos, económicos y sociales, la iniciativa Industria Conectada 4.0. Y a nivel europeo, el programa Horizonte 2020, que es el nuevo marco de ayudas a la I+D+i, tiene importantes capítulos reservados a este objetivo, como recuerda el vicerrector de Proyectos Estratégico de la Universidad de Málaga, Víctor Fernando Muñoz. La suya es una de las voces que está predicando la importancia de que Málaga se suba al tren de la industria 4.0. «Es un tema aún muy desconocido, tenemos que apostolar mucho», reconoce.

Muñoz explica que la industria 4.0 pasa por introducir «a lo bestia» las tecnologías digitales en la industria, pero no sólo en los procesos de producción, sino en los modelos de negocio y los productos. ¿Qué tecnologías? Desde el big data a la robótica pasando por Internet de las cosa, los sistemas ciberfísicos, los sensores, la impresión 3D... «Hablamos de robots colaborativos que trabajan codo con codo con los humanos, ayudando a levantar cargas pesadas, por ejemplo», explica. La inteligencia artificial permitirá, además, que las máquinas solucionen solas los fallos o que determinen qué cantidad de producto hay que fabricar en cada momento. ¿Qué harán los humanos entonces? «Los trabajos manuales se sustituirán por una mano de obra más cualificada que trabajará con software», apunta.

Atraer tecnología

Y ahí es donde Málaga puede tener una oportunidad. Porque quizá no se trate tanto de intentar atraer grandes industrias, sino empresas que fabrican esas tecnologías necesarias para la industria 4.0. Compañías de software, de robótica, de ingeniería industrial... De hecho, hay un campo en el que Málaga ya está adquiriendo cierta especialización: el aeronáutico. Porque mientras en Sevilla se focaliza la industria auxiliar del A-400M, en Málaga se ha formado un clúster de empresas dedicadas a desarrollar los sistemas inteligentes del avión. Destaca el caso de Aertec, pues una de sus líneas de negocio se basa precisamente en optimizar los procesos de producción de las plantas de ensamblaje de aviones. «Apostamos por desarrollar tecnología propia que ayuden a optimizar los procesos de producción, alineados con el nuevo concepto de fábrica del futuro o factoría 4.0 que se está desarrollando a nivel mundial», afirma su director general, Antonio Gómez-Guillamón.

Será un reto difícil. Y para conseguirlo no hay otra vía que «caminar todos juntos: empresas, Universidad, instituciones», apunta Víctor Fernando Muñoz, quien recuerda que la clave es «el conocimiento». «Necesitamos spin offs, equipos de investigación, formación adaptada a la nueva demanda de profesionales...», enumera.

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