La vuelta al cole más feliz

Cuando comprobó que había conseguido una de las 250 plazas de profesor convocadas este año en Andalucía pensó que era un error. Y no es para menos. Tan sólo cinco meses de preparación le han bastado a Miguel Pérez Luque para aprobar y sacar nota suficiente para lograr a la primera su objetivo de dar clase en un instituto. El mismo que perseguían otros 10.000 aspirantes. Y su suerte no ha quedado ahí. Para mayor alegría, este cordobés y malagueño de adopción empieza hoy su etapa en la enseñanza pública en un centro en la capital cerca de su residencia, el IES Puerto de la Torre. «Al principio no me lo podía creer, todo ha salido mejor de lo que esperaba», cuenta este ingeniero en Telecomunicaciones, uno de los 40 opositores examinados en Málaga que este curso se estrenan en institutos de la Comunidad y que ya están contando los días para conocer a sus alumnos.

Sin duda, la mejor vuelta al cole que podía tener Miguel, y también José Luis Carmona, a quien sus resultados en las oposiciones de Secundaria que se celebraron en junio le permitirán impartir Matemáticas en el instituto Sierra Bermeja de Ciudad Jardín a partir de septiembre. Este almeriense de 36 años, que vive en Málaga desde los 18, siempre quiso dedicarse a la enseñanza y, tras acabar Telecomunicaciones y trabajar en varios proyectos de investigación en la Universidad de Málaga (UMA), en 2010 pensó en prepararse unas oposiciones. Barajó presentarse por Tecnología, pero finalmente optó por Matemáticas «porque habría más plazas y menos aspirantes».

Se apuntó a la Academia Luis Vives, dejó la investigación y se centró en los estudios con la idea de hacer los exámenes convocados en 2012. Pero esas oposiciones se suspendieron tan sólo un mes antes de las pruebas por una sentencia del Tribunal Supremo. Después trabajó en un instituto español en Marruecos y el pasado curso dio clases en un centro de Huércal-Overa (Almería) a través una bolsa especial bilingüe para profesores de Matemáticas. Gracias al apoyo de su pareja, «que pidió una excedencia en su trabajo para que pudiéramos estar este año todos juntos y cuidar a mis dos hijas», pudo prepararse para por su cuenta las oposiciones, en las que ha sido el número dos de Andalucía en su especialidad. «Estudiaba todo el tiempo que estaba despierto y no tenía que trabajar», recuerda.

«Pensaba que sería muy difícil y que tendría que irme muy bien las cosas para obtener plaza, pero no se me pasó por la cabeza tirar la toalla porque confiaba en que hubiera gente que por los pocos puestos convocados se desmotivara y no estudiara, y eso podía ser una ventaja para mí», cuenta José Luis, que dice que el nivel de los exámenes fue «un poco más sencillo de lo que esperaba».

Su mayor inquietud ahora es conocer hoy a sus alumnos y el centro que le han adjudicado. «Siempre nuestro mayor temor es que no saber cómo reaccionar ante alumnos problemáticos», dice José Luis, que afirma sentirse «aliviado» por haber conseguido estabilidad laboral «después de haber estado dando bandazos».

"Un trabajo fijo de verdad"

La misma sensación que tiene Miguel Pérez, que a los 35 años decidió prepararse las oposiciones después de estar cinco años trabajando en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) y descubrir que «en realidad es un polígono industrial de ingenieros que programan en el que no se hace investigación». «Me planteé un cambio y tiré por la educación», recuerda este ingeniero en Telecomunicaciones. En 2009 presentó el currículum en un colegio privado y le contrataron como profesor de Matemáticas. Allí ha estado hasta el curso pasado, compatibilizando la docencia con los estudios desde que en enero pasado se puso las pilas para lograr una plaza de profesor en la escuela pública.

Aunque dice que «iba a probar, vivir la experiencia y ver cómo son los exámenes», sólo ha necesitado cinco meses estudiando por las tardes y asistiendo los sábados a la academia Unitec de la capital para conseguir nota suficiente para lograr plaza. «Siento una alegría inmensa por tener un puesto de trabajo fijo de verdad con un salario de verdad», dice.