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Antonio M. Romero
Domingo, 10 de agosto 2014, 01:36
Bernardino León Gross (Málaga, 1964) fue designado en la madrugada de este sábado representante especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del Consejo de Seguridad para Libia, así como jefe de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas para Libia (UNSMIL), donde sustituye al libanés Tarek Mitri. Cargos que el diplomático malagueño añade a los que ha ocupado en los últimos años como secretario general de la Presidencia del Gobierno durante el último mandato de Rodríguez Zapatero, enviado de la UE a los países del Sur del Mediterráneo o asesor para Libia de la Alta Representante de la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Catherine Asthon. Tras su nombramiento, la primera entrevista la concedió a diario SUR.
¿Cuál es la función que le ha encomendado la ONU?
De manera inmediata, tratar de conseguir de que se detengan los combates en Trípoli y Benghasi. Posteriormente ayudar a reconducir el proceso político, que tiene que ser inclusivo; tratar de promover un gobierno de unidad nacional; y, si se logra eso que es muy difícil, seguir con la construcción de un estado en Libia y promover un proceso de reconciliación nacional. Pero no quisiera plantearlo como el cuento de la lechera porque hay que ir paso a paso, la situación es extremadamente difícil.
Tiene una ardua tarea por delante en un país muy inestable.
Sí. Libia no es sólo un desafío en sí mismo de una gran importancia porque es un país fundamental para la estabilidad y la seguridad en el Mediterráneo, sino que también tiene una importancia regional enorme. Junto a ello hay un elemento que es un desafío a medio y largo plazo como es la presencia de Al Qaeda en una zona muy cercana a Europa y en el corazón del Magreb.
¿Qué razones cree que han llevado a la ONU a pensar en usted?
Probablemente el paso por esos puestos en los que he tenido que trabajar mucho con Libia. También creo que ha pesado la experiencia concreta que he tenido en Egipto y Túnez, donde me ha tocado desarrollar procesos de mediación entre bloques islamista y no islamistas. En Libia, a pesar de que los conflictos y desafíos son de muy diferente naturaleza, se está produciendo cada vez más una polarización entre bloques islamistas cercanos a los Hermanos Musulmanes, por un lado, y bloque de partidos diferentes no adscritos a los islamistas, por otro.
¿Qué papel ha jugado el Gobierno español en su designación?
Tanto el Gobierno como el PSOE han apoyado con mucha determinación que la ONU tomara esta decisión.
Libia se encuentra en una región donde se desarrollaron las primaveras árabes. A la vuelta de tres años y visto lo ocurrido ¿Las primaveras árabes han sido un fracaso?
Estamos en un proceso que en el que confluyen muchos elementos históricos. Ese periodo poscolonial que ha venido a durar desde el final de la II Guerra Mundial hasta nuestros días concluye con estas revoluciones. Pero hay un proceso aún más largo, del que también se está saliendo en estos momentos, y es que las sociedades árabes están despertando; por eso me gusta más hablar del despertar árabe que de las primaveras árabes. Las sociedades árabes están diciendo basta a sistemas tutelares. Con ello quiero decir que no tenemos la suficiente perspectiva histórica después de tres años para valorar hacia donde va a llevar todo esto. Pero no se podría decir que la situación es completamente negra, hay muchos cambios, la mayoría van a permanecer, pero va a ser un proceso de muchos años. Para que veamos un norte de África completamente estabilizado y con sociedades y sistemas políticos funcionales, aún nos va a llevar un tiempo.
¿Europa vive de espaldas a su frontera sur?
Desde 1975 se ha hecho mucho para mejorar las relaciones pero lo que queda por delante es muy importante. El desafío que tiene Europa es el de su propia supervivencia. Los espacios que funcionan bien en el mundo son aquellos donde hay una integración profunda entre el norte y el sur, como ha sucedido en Asia, donde actualmente se dirige el 75% de la inversión internacional; o entre Estados Unidos, Centroamérica e Hispanoamérica, una zona emergente. Europa, si no quiere convertirse en un enorme museo y quiere volver a tener pujanza económica, atraer inversión y competir, tiene que saber integrar a su sur, que es el norte de África y Oriente Próximo, que, además, son economías complementarias con la europea. Para ello tenemos que superar esa barrera que es el Mediterráneo, que sigue siendo un muro que separa dos espacios que tienen que integrarse si quieren sobrevivir.
Usted trabajó en Oriente Próximo. Estos días asistimos a una situación dramática. Los análisis coinciden en que la diplomacia ha vuelto a actuar tarde y mal.
Es verdad que hay una situación de frustración, pero después de lo ocurrido en estos días, creo que algo ha cambiado en la comunidad internacional quizás de manera irreversible; esa paciencia, o esa resignación que había de que esto era algo inevitable y estábamos abocados a un enfrentamiento casi permanente entre palestinos e israelíes, después de este alto el fuego, que espero que se consolide, la presión internacional será muy fuerte para que se llegue a un acuerdo definitivo. El acuerdo es difícil, pero es posible.
El conflicto de Ucrania y el posterior derribo de un avión de pasajeros ha vuelto a reavivar las tensiones entre Occidente y Rusia, ¿estamos en una segunda Guerra Fría como apuntan algunos analistas?
Desde luego estamos ante el momento más difícil en las relaciones entre Rusia y Occidente desde el final de la primera Guerra Fría con la caída del sistema comunista. Hemos vivido otras crisis en el pasado y a voluntad de contar siempre con Rusia como un actor muy importante en la comunidad internacional han llevado a que siempre haya habido un voluntarismo y se combinara un lenguaje de firmeza con una mano tendida. La sensación que percibo en Occidente es que esa política no ha servido para propiciar un diálogo serio y profundo sino que ha sido interpretado en Rusia como un símbolo de debilidad y ha llevado a que se hayan impuesto en el sistema rusos los elementos más regresivos y menos colaboradores con Occidente. Ahora, hay que demostrarle a Rusia que cuando Occidente habla con firmeza tiene que tiene que tener una credibilidad y una respuesta en el lado ruso. Dicho esto, todo el mundo entiende que Rusia tiene que ser un actor con el que se pueda trabajar en la comunidad internacional y para ello tiene que ser un socio que aplique y comparta las reglas del Derecho Internacional y coopere de una manera abierta y sin ninguna opacidad. Ojalá eso que se está dando en llamar la segunda guerra fría no dure demasiado.
Estos días se ha conmemorado el centenario de la I Guerra Mundial. Algunos días parece que el mundo se pone al borde de un gran conflicto internacional. ¿Puede vivir el mundo una III Guerra Mundial?
No creo porque el mundo es hoy completamente interdependiente, nadie puede vivir sin la cooperación de los otros. Podemos tener situaciones de tensión, pero hoy ninguna de las grandes potencias puede subsistir sin la colaboración con los demás.
«La UE no está en riesgo»
La recientes elecciones europeas han demostrado un aumento del euroescepticismo, del aumento del nacionalismo, de los partidos filonazis, ¿el proyecto de la UE está en riesgo de quiebra?
No creo que el proyecto de la UE esté en riesgo. Sí es cierto que la ciudadanía europea nos está mandando mensajes. El primero es el desapego de lo político y de los políticos porque la situación social se ha complicado en muchos países como consecuencia de los efectos de la crisis económica; los ciudadanos también nos están diciendo que no terminan de entender este proyecto europeo, un proyecto quizás demasiado elitista. Junto a ello en momentos de dificultad económica siempre surgen los demagogos, los que prometen cosas imposibles, pero al final hay un hilo de sensatez porque el proyecto europeo sigue siendo la única opción que tiene sentido. El éxito de movimientos como el fascista en Francia, de la derecha xenófoba en Holanda, o de partidos filonazis en Hungría y Grecia es un éxito efímero porque no traen consigo fórmulas alternativas que tengan alguna credibilidad; sí traen un mensaje hacia los partidos tradicionales para que hagan un esfuerzo político y de comunicación por explicar mejor el proyecto europeo.
Enlazando con el surgimiento de nuevos movimientos y salvando las distancias, ¿cómo ve el fenómeno de Podemos en España?
Mi visión personal es que si el fenómeno Podemos ha tenido éxito es por dos razones. Primero porque ellos lo han hecho muy bien; Pablo Iglesias ha sabido convertirse en un político con un gran tirón y ha sabido elaborar un mensaje que enlaza muy bien con los elementos más injustos que tiene nuestro sistema. En segundo lugar, porque hay un espacio que han dejado partidos que no han sabido responder a esa sensación de injusticia y sufrimiento que tienen muchos ciudadanos. ¿Quiere decir ello que el proceso es irreversible? Creo que no. El PSOE ha iniciado ya un proceso de cambio profundo y podrá recuperar espacio y plantarle cara a otros partidos, incluso Podemos, pero tiene que hacerlo desde el respeto, sin descalificaciones. Sólo desde el respeto y una posible cooperación hay que afrontar ese proceso.
¿Corre el riesgo el PSOE de desaparecer como le ocurrió a los socialistas griegos?
No. Creo que el PSOE ha sabido iniciar a tiempo un proceso de reforma y renovación, cosa que no hicieron los socialistas griegos. El PSOE ha optado por un líder joven, con un resultado también muy importante de otro joven como es Eduardo Madina, y ahora es importante que se produzca una integración, una renovación muy profunda y para que sea creíble tenemos que hacerla todos unidos. Será un proceso que llevará algún tiempo, va a ser difícil, implicará cambios profundos, pero creo que el PSOE pronto se podrá convertir en una verdadera alternativa de gobierno y es un partido con vocación de gobierno; el centro-izquierda español es necesario para que se produzca una verdadera alternancia y haya cambios en las políticas que se están desarrollando en España.
En el proceso de primarias usted jugó un papel muy activo en el equipo de campaña de Eduardo Madina que vio frustradas sus intenciones de ser secretario general. ¿Se ha arrepentido de haber dado ese paso?
No porque con un 37,5% de los votos es un resultado que demuestra que muchos compañeros compartían el mensaje. En segundo lugar porque Madina representaba en esencia un espíritu de sacrificio y entrega, que es común a todos los socialistas, pero que en su caso, donde la política le ha dado poco y le ha quitado mucho, quizás le iba a permitir más que a ningún otro político español el transmitir a los ciudadanos que la política es sacrificio, entrega a la sociedad. Esa es la ventaja de Madina, que más allá de ser un político con un discurso y una visión tiene una biografía que quizás le permitiera más fácilmente haber llegado a la ciudadanía. Él está al servicio del partido.
¿Cómo valora estos primeros días de Pedro Sánchez al frente del PSOE?
Le tengo mucho respeto y es un político al que valoro mucho. Está ahora embarcado en ese esfuerzo de renovación, con un desafío enorme por delante, porque la tarea es muy difícil. Estoy convencido que Pedro Sánchez y Eduardo Madina sabrán encontrar fórmulas de cooperación, es un tándem excelente; hay pocos partidos en España que puedan tener dos líderes de este calibre. El PSOE tiene que integrarse, tiene que unirse, y estar al servicio de la sociedad. Creo que Pedro Sánchez lo está haciendo bien, está tomando decisiones positivas, todavía vendrán nuevos movimientos en esa línea de la integración.
Susana Díaz ha sido vista en este proceso de primarias como una de las esperanzas del partido, ¿cómo se lleva con ella?
Me llevo personalmente bien con ella. Creo que Díaz es un valor muy importante para Andalucía y para el PSOE. Es muy positivo que aún teniendo oportunidades de dar el salto a la política nacional se haya quedado en Andalucía, una región que tiene por delante un desafío enorme porque tras la crisis, la recuperación económica, política y social va a ser dura y requieres de políticos de casta y con la fuerza que tiene Susana Díaz.
A nivel provincial, ¿cómo se lleva con la actual dirección del partido?
Muy bien. Por encima de las posiciones de unos y otros, la relación personal es estupenda.
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