
Entre la vuelta y la espera
La Casona del Parque ·
El alcalde retoma las riendas en minoría y con una moción de censura como espada de Damocles; y el que puede fraguarla,Dani Pérez, celebra sus 40 años y la llegada de un bebéSecciones
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La Casona del Parque ·
El alcalde retoma las riendas en minoría y con una moción de censura como espada de Damocles; y el que puede fraguarla,Dani Pérez, celebra sus 40 años y la llegada de un bebéLa vida es como un calcetín, que dijeran algunos de esos mayores que se han ido con este dichoso virus. La única pega es que ... nunca se sabe si se está por el lado del derecho o del revés. En ocasiones, la cosa se vuelve o se revuelve y es entonces cuando todo se complica. Ciertamente, al alcalde Francisco de la Torre no podían pasarle más cosas juntas, el confinamiento (compartido por todos, que hemos venido viviendo cautivos), pero a él se le han sumado otros dos asuntos, y de importancia: su operación por la lesión cerebral y la sombra de una moción de censura, que cae sobre él como una espada de Damocles, tras romper Juan Cassá con su partido Ciudadanos y pasar a ser concejal no adscrito. Todo en tan poco tiempo y en la nebulosa de este submundo en el que llevábamos dos meses alojados y del que empezamos a despertar. Ayer también se sumaban tres asuntos. Primero, que alcalde retomaba las riendas del Ayuntamiento tras su convalecencia, y que su adversario natural, el portavoz socialista, Dani Pérez, celebraba su 40 cumpleaños con una espera, bueno pudieran ser dos, como ya hemos comentado. La primera, de buena esperanza.
El regidor llegaba ayer el mediodía al Ayuntamiento. Fue dado de alta con todos los parabienes el viernes pasado, como explicaba el jefe de Neurocirugía del Hospital Regional de Málaga, Miguel Ángel Arraéz que, tras hacerle un TAC, confirmó la completa desaparición de la lesión cerebral, por lo que dijo que estaba totalmente curado y podía retomar su agenda con normalidad. Y eso es lo que hacía ayer. «Es un placer estar incorporado de nuevo a la tarea con normalidad», expresaba a esta sección mientras subía a toda prisa las escalinata principal de la Casona.
El regidor se conectó ayer a las nueve por vídeoconferencia con el equipo de gobierno y técnicos municipales en la reunión de la mañana de coordinación de la Casona. Y detrás, cómo no, fue con sus concejales predilectos, Teresa Porras y Francisco Pomares, a visitar la organización no gubernamental OSAH en la Cruz de Humilladero y justo a las 12.00 se unía a otra conferencia telemática para estar atento a la presentación del informe COTEC sobre innovación y desarrollo. El Ayuntamiento es patrono de esta organización, que preside Cristina Garmendia, la presidenta también de Málaga Valley.
«Me encuentro muy bien y muy animado», subrayaba al tiempo que añadía que no se le notaba apenas la cicatriz de la operación en la cabeza. «Hay que mirarla con lupa», afirmaba ufano mientras entraba en la Casona saludando al retén de policía de la entrada.
Dani Pérez está a la espera. No sabemos cuántas. Pero la que sí está por llegar es la de su primer hijo, en este caso una niña, que ya han puesto de nombre Daniela. Ayer, con la vuelta del alcalde, la fase 1 y su propio cumpleaños, cuatro décadas, también celebraba el portavoz socialista la buena nueva. Su mujer, Nuria, está de seis meses, y ha seguido trabajando todo este tiempo desde casa, al igual que él. «La última revisión fue hace cuatro semanas y estamos cumpliendo escrupulosamente las medidas higiénico-sanitarias», cuenta el que en su día fuera delegado de Salud en Málaga.
Parece ser que por fin el miércoles tiene pensado dar una rueda de prensa para informar de su parecer ante la salida de Cassá de Ciudadanos y sus planes de futuro con el naranja, si los hubiera. Pérez ya ha pedido una reunión con el alcalde para demandar la vuelta a la normalidad institucional, un asunto que debería poner en conocimiento del Gobierno, que es quien con el decreto de alarma, ha paralizado la actividad normal institucional, y sólo se pueden celebrar sesiones relacionadas con la crisis sanitaria.
Unos veinte minutos antes de que llegara el alcalde al Ayuntamiento paseaba por el Parque casualmente su mujer, Rosa Francia, que decía que estaba contenta de que se reincorporase porque esta última semana «ha sido muy mal enfermo». Lo explicaba diciendo que estaba como una moto, y que tenía ya muchas ganas de volver a trabajar.
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