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La Málaga musulmana estaba asediada por las tropas de los Reyes Católicos, que conquistaron la ciudad en lo que los historiadores llaman una batalla cruenta de varios meses, lo que propició, a buen seguro, la rendición en Granada por el rey Boabdil el Chico, unas capitulaciones a las que seguramente se llegaron con rapidez viendo cómo habían conquistado Málaga. De hecho, Málaga fue la plaza más dura de toda la Reconquista, de ahí que las condiciones impuestas por Fernando el Católico a los musulmanes de la ciudad, como cuenta la historiadora Cristina Graíno ('La Granada de los Reyes Católicos') fueron las más duras: todos sus habitantes musulmanes pasaron a convertirse esclavos de la Corona de Castilla. De Ahí, que el Reino Nazarí de Granada se rindiese sin librar batalla a las tropas cristianas. Boabdil el Chico capitularía sin más, con esa frase de leyenda -hoy afortunadamente anacrónica-, que quedará para la historia y que, al parecer, le dijo su madre, la sultana Aixa: “Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre'. Así conseguía el rey moro la llamada tolerancia religiosa en Granada a los musulmanes, que le dispensaron los Reyes Católicos como pago a una rendición sin ambages.
Málaga, 1487. Háganse una idea. Cuentan que era agosto del citado año y que las tropas de Isabel de Castilla y Fernado de Aragón llevaban varios meses asediando la ciudad, pero no conseguían conquistarla. Al parecer Fernando el Católico, que era muy devoto de las imágenes de la virgen, tenía una en su campamento, a la que solía encomendarse. Parece ser que la imagen era un regalo del emperador Maximiliano I (padre de Felipe el Hermoso, casado con la hija de los Reyes Católicos, Juana la Loca, es decir su consuegro). Málaga era considerada “un enclave estrátegico para los Reyes Católicos porque constituía el cordón umbilical para sostener al Reino de Granada por su cercanía al continente africano, que era de donde procedían los refuerzos humanos, militares y económicos”, como cuenta Marion Reder Gadow, catedrática de Historia Moderna de la UMA en su ejemplar 'La devoción a la Virgen de la Victoria durante los tiempos modernos'. La Reconquista suponía para la Iglesia, la expansión de la fe cristiana, y los Reyes Católicos eran el instrumento para conseguirlo. La reina Isabel no cesaba de pedir a los soldados que rezaran durante el tiempo de la campaña militlar. El asedio a la Málaga musulmana empezó en mayo, y el defensor de la ciudad, Hamet el Zegrí, respaldado por sus guerreros gomeres parecía imbatible, lo que desmoralizaba a los Reyes. Se temía, además, que pudiera desatarse una epidemia entre las tropas.
Ante este panorama, es cuando cuenta la leyenda o la tradición oral (según gustos) que Fernando El Católico se quedó dormido y en él vio a la imagen mariana que el emperador Maximiliano le había regalado, al parecer justo cuando iniciaron la contienda contra Málaga. Como cuenta Marion Reder, a los pies de la virgen soñó con un anciano que intercedía ante la misma para que ganase el ejército cristiano. Este sueño era simultáneo a la llegada al campamento de los Reyes Católicos de doce ermitaños enviados por Francisco de Paula, que solicitaban permiso real para hacer proselitismo de la orden de los Mínimos (confirmda por los papas Sixto IV e Inocencio VII) en los reinos bajo su mandato. Además le pedían a los Reyes Católicos que no levantaran el sitio sobre Málaga porque a los tres días llegarían a la victoria. Y así fue.
Desde entonces a esta virgen se la conoció como la Virgen de la Victoria, la que había 'intercedido' para la conquista de Málaga. Como narra Marion Reder, al poco tiempo Maximiliamo mandaba a los Reyes Católicos a Málaga dos naves desde Flandes con herreros y artilleros y utillaje para la guerra. Y en estos barcos iba la Virgen de la Victoria, la que se venera en su templo, del siglo XV. Por eso, su piel es clara y sus cabellos castaños tirando a rubios, más propio de una mujer anglosajona.
Antes de marcharse de la ciudad, los Reyes Católicos mandaron construir una capilla allí donde estuvo el campamento en el que Fernado de Aragón tuvo el sueño de la conquista para que se le diese culto a la Virgen de la Victoria. Hoy Málaga la tiene por su patrona desde que el 12 de diciembre de 1867 el Papa Pio IX lo otorgará a través de un 'breve' (documento sellado con el anillo del Pescador, con longitud menor a otros documentos del pontífice). El 19 de agosto se celebra, pues, la conquista de Málaga por los Reyes Católicos, y el 8 de septiembre se celebra el día de Santa María de de la Victoria (día festivo en Málaga capital), fecha en la que la Iglesia, además, celebra el nacimiento de la Virgen.
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