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Encarni Llamas
Domingo, 24 de diciembre 2023, 00:18
La Navidad se celebra en todos los rincones de la Iglesia Católica. Belén Jiménez es la superiora del Monasterio de San José de las Carmelitas Descalzas de la capital malagueña y explica que la Navidad «no aparece de golpe en el Monasterio». «La hemos ido ... preparando cuidadosamente durante todo el tiempo de Adviento: en la oración, en la celebración de la Eucaristía y de la liturgia de las horas, en la lectura despaciosa de la Palabra, en el cuidado de los hermanos que nos pueden necesitar», relata la religiosa.
Hay otra parte importante de la preparación de la Navidad que las hermanas no descuidan: la decoración navideña del monasterio, o sea, de su hogar. «También la hemos preparado decorando la casa, poniendo un Nacimiento en este rincón, un Niño Jesús en aquel otro… En nuestra comunidad hay una hermana a la que eso de ambientar el convento se le da especialmente bien. Y, para Navidad, se esmera. Los dos belenes más importantes son el de la iglesia y el de la sala donde nos reunimos a diario. Son sencillos, con figuras de distinto tamaño, muy caseros», relata la religiosa.
El tiempo de Navidad comienza en el monasterio por la tarde con el rezo de las Primeras Vísperas. «Después de cantar el himno, bendecimos el pesebre de la iglesia y colocamos al Niño Jesús y, con mucha emoción, continuamos la liturgia. Seguimos con la procesión pidiendo posada que, desde la celda de la priora, va recorriendo los distintos belenes de la casa», prosigue contando Belén Jiménez.
El momento álgido llega con la celebración de la eucaristía. «La Misa de Nochebuena es el centro de nuestra celebración. Los cantos, el beso a la imagen del Niño, la felicitación de las personas que nos acompañan, el recuerdo de los que este año faltan… y, sobre todo, la comunión de ese mismo Jesús, que sigue viniendo cada día y se nos entrega en el pan consagrado», reflexiona la superiora del Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Málaga.
Cena especial
Y llegados al momento de la cena de Nochebuena, habrá quien piense que las religiosas no preparan un menú especial, pero sí que lo hacen; para eso es una ocasión especial que celebrar. La superiora relata que la cena de Nochebuena «es una cena de verdad, con dos platos, postre, dulces y una copita para brindar. Y después subimos a la sala de recreación y delante del Belén nos quedamos cantando villancicos... hasta que el sueño nos puede, puesto que es día de fiesta grande», cuenta Sor Belén.
«La liturgia de este tiempo es muy rica, tanto las oraciones como las lecturas propias ayudan a vivir una singular experiencia interior», añade la superiora del convento malagueño. «Son los textos que van marcando nuestra vivencia de estos días. Porque la Navidad no termina con la comida del día 25, es un tiempo que se extiende hasta el día del Bautismo del Señor, para que vayamos degustando la riqueza del Misterio de la Encarnación, transmitida por la tradición viva que se nutre de la fe de tantos creyentes a lo largo de los siglos», concluye Sor Belén.
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