Villalobos, ayer en la Casa del Libro. Foto: Salvador Salas | Vídeo: Pedro J. Quero

Villalobos saca brillo a su nueva vida: «Me va de escándalo»

La exalcaldesa firma ejemplares de sus memorias y disfruta «sin tapujos» de su recién rescatada popularidad televisiva

Miércoles, 30 de septiembre 2020, 23:40

Ni la mascarilla permite que Celia Villalobos recorra unos metros sin que la paren. Y ella se deja querer. «Adiós, mi amor», repite liberada del corsé de la política, que nunca terminó de apretarse del todo. Ahora promociona sus memorias y saca brillo ... a su recién rescatada popularidad de la mano de Masterchef, el programa de cocina de Televisión Española, reclamos suficientes para que varias decenas de personas esperen en la puerta de la Casa del Libro, en calle Nueva, donde Villalobos comparte estantería con escritores como Antonio Soler, que una vez la definió como «la hoguera donde arden los muebles viejos del PP». Despojada de aquellas siglas, quien fuera alcaldesa de Málaga cocina en su salsa: ya no tiene que rendir cuentas cuando saca la lengua a pasear. «Mi principal defecto», asume en 'La política apasionada', el almibarado título de su autobiografía, «ha sido siempre la sinceridad».

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En Planeta cuentan que el libro «está funcionando muy bien». Puntual, Villalobos saluda a los periodistas («Leedlo, que lo he escrito yo»), regala confesiones a sus seguidores («Me va de escándalo») y hasta se reencuentra con su familia. «A mi amada hermana, con la que he vivido mucho», escribe en la dedicatoria a Natacha. También su sobrina espera paciente en la cola: «Mi tía no tiene dobleces, ni para bien ni para mal». Por la librería entra Teresa Porras, directa a la caja para comprar el libro con un billete de cincuenta. «¡Ay, mi niña!», exclama Celia tras el atril que ha dispuesto la editorial para que firme ejemplares: «Mira esta foto, ¿te acuerdas? Es del primer San Juan». Porras repara en otra imagen: seis diputadas de diferentes partidos, entre ellas Cristina Almeida y la propia Villalobos, posan en el Congreso. «Es de cuando las mujeres éramos novedad», recuerda Celia antes de despedirse de su antigua concejala, a quien incorporó a la lista del PP para las municipales de 1999: «De mi paso como alcaldesa, hay dos personas que jamás olvidaré: Antonio Garrido y esta señora».

Salvador Moreno Peralta lleva el libro de Villalobos en una mano y 'El infinito en un junco', de Irene Vallejo, en la otra. Amaga con saludar a la exalcaldesa, entretenida con sus admiradores reconvertidos en lectores, pero antes caza lo último de Murakami y Woody Allen. Quiere hacerse socio de la librería, pero el sistema se ha caído. Y al fondo, por fin, la voz de la exministra: «¡No me lo creo!». Desempolvan algunos recuerdos, como los primeros años de 'Pablito', ahora Alborán. «Lo pasamos bien», resume el arquitecto. Una mujer interrumpe la conversación: «Eres la que mejor cocina». Ella lo niega con leve modestia: «Qué va, qué va». Fuera, en la calle, la cola se alarga. «Conocemos a la familia de toda la vida», cuenta un grupo de señoras: «Desde hace más de cincuenta años, imagínate». Otra añade: «La hemos seguido en todas sus aventuras y ahora nos encanta verla cocinando en la tele».

Villalobos sabe qué preguntar, qué decir, cómo tratar a sus incondicionales. El trato con la gente sigue siendo su fuerte, una espontaneidad que la ha metido en más de un lío y por la que ha recibido críticas que, confiesa en el libro, hirieron a la mujer que había bajo la piel de la fiera política y mediática: «Me destrozaron». Pero eso ya forma parte del pasado. Ahora estrena vida, pasados los setenta, aunque advierte de que quiere «seguir siendo la Celia Villalobos de siempre, sin tapujos ni condicionantes». Si alguna vez los tuvo.

Más de 30 años en política, condensados en 250 páginas

Más de treinta años en la primera línea política dan para varios libros, aunque Villalobos los ha resumido en 250 páginas. Desde la llamada de Fraga para ofrecerle ser diputada hasta las presiones internas que recibió como ministra de Sanidad para desestimar la propuesta del PSOE para que las personas transexuales pudieran cambiar su identidad en los documentos y registros oficiales, la exalcaldesa repasa su trayectoria profesional y personal sin eludir ninguna polémica, como la gestión del caso de las vacas locas, su apuesta por Sáenz de Santamaría o el desacuerdo con su partido en asuntos como el aborto.

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