Alexandre Jollien (izquierda) y Bernard Campan, en Málaga Francisco Hinojosa

La vida en un 'casi': «Pareces normal, no se te nota»

Alexandre Jollien tiene parálisis cerebral y es un filósofo venerado en Francia. Al actor Bernard Campan le fascinó escucharlo en televisión. De eso hace 18 años y, ahora, una película

Martes, 22 de marzo 2022, 00:33

La vida casi perfecta. La vida casi apacible. La apariencia casi normal, aunque las procesiones vayan por dentro. Por fuera, Alexandre Jollien lleva 46 años dando explicaciones por su 'casi': tuvo un nacimiento complicado y el estrangulamiento del cordón umbilical le provocó una atetosis. Para los que no estén familiarizados con ese 'casi': una discapacidad neuromotora que dificulta la coordinación de movimientos. Esa falta de oxígeno en el cerebro le dejó también problemas con el habla.

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–«Pues a mí me pareces normal, no se te nota».

–«Casi».

La explicación la habrá dado mil veces, pero ésta, literal, forma parte de un diálogo de la película 'Mentes maravillosas', una 'road movie' francesa, tierna y diferente, sobre su 'casi' pero también del de los demás. Proyectada el domingo en el festival, cuando se estrenó en Francia el mes pasado se fue directamente al segundo puesto de la cartelera, sólo por detrás de 'Spiderman'. El hombre que escala edificios frente al hombre que camina a trompicones pero que probablemente haya llegado más lejos que el héroe de ficción: Alexandre es un personaje real y es una celebridad en el país vecino por sus tratados de filosofía y por sus profundas reflexiones sobre el 'arte de vivir' (l'art de vivre).

Hace 18 años, durante una entrevista para un programa de televisión al que acudió para presentar uno de sus libros, al director y actor Bernard Campan algo le hizo 'clic'. «Me conmovió profundamente escucharlo; hablaba de una filosofía de vida orientada al interior, al arte de vivir. Moví cielo y tierra para encontrar su teléfono y me puse en contacto con él», recuerda el intérprete mientras da unos golpecitos con la mano en la rodilla de su amigo.

Alexandre: «Yo no soy actor pero me ayudó el consejo de mi mujer: me dijo que fuera la voz de los que no la tienen»

Porque después de esa primera charla vino otra, y otra, y otra: de hecho, no han dejado de hablar ni de construir su amistad. También ha venido esta película que ambos protagonizan, escriben y dirigen con la «excusa» de esa amistad pero que en realidad esconde un mensaje profundo. 'Presque' es el título original en francés y se refiere, precisamente, a la palabra 'casi': «Lo eligió Alexandre porque todos tenemos dificultades para integrar esta realidad de la discapacidad. Siempre estamos juzgando al otro, construyendo esa realidad a nuestra medida y sin darnos cuenta de que la verdadera está siempre un poco más adelante, un poco más atrás o un poco más al lado. El casi la realidad», añade Bernard asumiendo la voz cantante de la entrevista porque Alexandre está «agotado» –avisan los responsables de la promoción: tiene que descansar cada dos horas y ya va camino de tres porque quiere atender «a todo el mundo».

Aún así, el hombre que escala dificultades no pierde en ningún momento la sonrisa. «El desafío al que me enfrentaba en esta película era enorme, porque yo no soy actor. A medida que se acercaba la fecha de rodaje le preguntaba a Bernard cómo podía prepararme». «¡No te hacía falta, tenías que ser tú!», le responde su amigo. Pero él insiste: «Me estresaba no tener un manual para hacerlo». Como si la vida viniera con manual de instrucciones.

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Sobre el guión, ambos le dan ese espacio a su «relación de hermanos» pero con una historia que engancha igual que hacen los tratados filosóficos de Alexandre: él interpreta a Igor, un tipo agudo y espontáneo que convive con su discapacidad mientras reparte verduras ecológicas y lee tratados de Nietze y Sócrates. Bernard es Louis, un soltero empedernido volcado en su trabajo, una funeraria. El cruce de los caminos de ambos avanza por una 'road movie' deliciosa a bordo del coche fúnebre de Louis, que tiene que trasladar el cuerpo de la difunta Madeleine al lugar donde tiene que ser enterrada. «Mi personaje fue un poco más complicado de encontrar porque evidentemente no soy funerario», bromea Bernard mientras su amigo le aplaude. «Yo lo tenía más fácil, al fin y al cabo soy como Igor, pero a la hora de abordarlo me ayudó mucho el consejo de mi mujer: me dijo que lo convirtiera en ese ser universal que representa la fragilidad, la estigmatización y el aislamiento. Que fuera la voz de los que no la tienen», asume Alexandre, con una propia a pesar de que «en la vida real, y en el espacio de unos minutos, puedes sentir un rechazo y luego encontrarte por la calle con una persona a la que han salvado mis libros». La vida casi.

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