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Este lunes el Ayuntamiento de Málaga sellaba sus lazos de unión, se hermanaba con Vélez-Málaga, a cuenta de la medalla de la Ciudad y el título de hija adoptiva (el correspondiente a los no nacidos en la capital) a la pensadora y filósofa María ... Zambrano, que recogía el alcalde de Vélez, Antonio Moreno Ferrer, presidente de la fundación de la ensayista. De nuevo, el Ayuntamiento de Málaga vuelve a mirar a la Axarquía para distinguir a título póstumo a Francisco Romero Díaz, conocido por todos como Paco Maroto (El Borge, 1932; Málaga, 2022). Era una institución en el mundo de los verdiales, figura clave en su promoción y en su regulación, en la «que consiguió introducir el estilo Comares y que fuese reconocido», tal y como reza en su expediente de concesión. La instructora del mismo, la concejala de Fiestas y Servicios Operativos, Teresa Porras, lo elevaba a la comisión de Medio Ambiente una vez ya tramitado para lograr la adhesión de los grupos municipales, que se han sumado por unanimidad al reconocimiento. La elaboración del documento se ha realizado de forma meteórica, lo que tiene mérito debido al gran número de adhesiones de particulares e instituciones, que se acercan al medio millar. Se ha confeccionado en apenas tres meses, y el dictamen pasará al pleno del próximo jueves para su aprobación definitiva.
Se han adherido, entre otros, el presidente de la Diputación, Francis Salado, la delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro; los alcaldes de Villanueva de La Concepción, Gonzalo Sánchez; de Periana, Rafael Torrubia; de Comares, Manuel Robles; Almogía, Cristóbal Torreblanca; Alfarnatejo, Daniel Benítez; de Alfarnate, Juan Jesús Gallardo; la alcaldesa de Alcaucín, Noemí González; el gerente de Málaga Procultura, Juan Antonio Vigar, la directora de la Cátedra de Flamencología de la UMA, Ana María Díaz; el presidente de la Federación Provincial de Pandas de Verdiales, José María Cuenca; el presidente de la Peña Juan Breva, Pablo Franco; y su junta rectora, así como representantes de federaciones de vecinos, cantaores, guitarristas, asociaciones culturales y folclóricas, pandas de verdiales y peñas.
La fiesta de los verdiales es parte indisoluble del folclore malagueño. De origen ancestral y muy vinculada con las labores agrícolas, ha sobrevivido más de 2.000 años hasta nuestros días, según subrayan algunos estudiosos.
La trayectoria de Maroto se inició pronto en el mundo de los verdiales, ya que su padre le llevaba desde bien pequeño a ver la fiesta, como reza en el expediente, donde añade que le buscaban una sillita para que disfrutara sin cansarse. Ahí aprendió a tocar el laúd, la guitarra y el violín, aunque sus inicios fueron de platillero. Fue en el lagar familiar donde mamó el sentido de la fiesta, y tuvo la oportunidad de conocer a numerosos verdialeros. Su mujer, Dolores, y su hija, Mariví, también han estado muy cerca de su legado, que han continuado; ésta última en la Peña de Los Verdiales y en la Federación de Pandas de Verdiales.
El documento ensalza también la faceta de Maroto al cante, donde dejó numerosas coplillas, fue maestro para otros fiesteros, y da buena cuenta de los muchos reconocimientos que recibió a lo largo de vida, al que ahora se suma la mayor distinción de la ciudad de Málaga a título póstumo.
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