Más de sesenta mil bebés han nacido en las históricas instalaciones del Hospital Gálvez, en pleno casco antiguo de Málaga. La clínica fundada por el ... doctor José Gálvez Ginachero forma parte del paisaje urbano del centro desde finales del siglo XIX. Ha sobrevivido a modas, guerras y cambios de régimen. Ahora sus propietarios, con varias ofertas sobre la mesa, estudian la posibilidad de vender el edificio. Aunque suene paradójico, también la sanidad privada sufre el zarpazo de la crisis del coronavirus. El cierre de las consultas externas y los quirófanos durante las semanas de confinamiento, la falta de turistas y el descenso del número de pacientes, aún temerosos de volver de forma presencial a los hospitales, han hundido las cuentas de centros como Gálvez. Pero el reto de su venta resulta mayúsculo: antes ha de desenredarse el embrollo familiar y accionarial que la empresa ha agrandado en las últimas décadas y salvar una montaña de trámites administrativos.
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El grupo Hospitales Madrid (HM), con clínicas en la capital, León, Galicia y Cataluña, ya ha echado el ojo a este referente de la sanidad privada en Málaga, aunque con intereses que trascienden la compra de Gálvez. Fuentes consultadas explican que la compañía madrileña trata de asociarse con un conglomerado de hospitales privados de la provincia, aún por unirse de forma oficial aunque las negociaciones ya han comenzado, en lo que supondría su desembarco en Andalucía. HM Hospitales, propiedad de la familia Abarca Cidón, ingresó más de 414 millones de euros en 2018, último dato disponible, y tiene cerca de cinco mil empleados. Fundado en 1989, se ha convertido en uno de los grupos más poderosos de la sanidad privada en España, en parte gracias a una estudiada estrategia de adquisiciones. Sus dueños mantienen la vista fijada en la Costa del Sol desde hace meses.
Esta opción parece la más viable para el futuro de Gálvez, al menos a corto plazo. La clínica conservaría de este modo su actividad sanitaria, aunque cambiaría de propietarios. Es además una salida que apenas presenta complejidades burocráticas. Menos viables parecen otras propuestas, como la conversión del suelo para acondicionar el edificio como hotel. Es una posibilidad más sugerente desde el punto de vista económico, porque el precio de venta se elevaría muy por encima de lo que pagaría HM Hospitales, pero exige más tiempo y sobre todo más esfuerzos administrativos. Fuentes cercanas a las negociaciones confirman que el suelo del Hospital Gálvez figura como equipamiento de interés público. Para recalificar su uso, por tanto, los propietarios deberían solicitar una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
Pero el procedimiento no acabaría ahí. La ley urbanística andaluza exige que la ciudad sea compensada con un suelo equivalente para dotaciones públicas en un entorno cercano o, en el caso de que esto no sea posible, con dinero. Esta segunda opción parece poco probable porque el Ayuntamiento estaría obligado a emplear la cantidad ingresada, en un plazo de dos años, en la expropiación de suelos o edificios que suplan la pérdida de ese equipamiento, de modo que no suele aceptar este intercambio. En la misma situación se encuentran otros edificios históricos como Correos y el Hospital Pascual. Este último centro ya ha desmantelado sus instalaciones y ha desplazado a sus empleados a otras clínicas del grupo.
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La protección arquitectónica de primer grado de la que goza el edificio del Hospital Gálvez impide además modificar sus elementos esenciales. La disparidad de opiniones en el seno de la familia, que no termina de ponerse de acuerdo, supone otro obstáculo para su venta. El árbol genealógico avanza ya hasta la cuarta generación. El accionariado está dividido entre varias manos, con una sociedad limitada llamada Kiril, propiedad de Alicia Gálvez Petersen, como principal accionista. También lo era de su hermana Paloma, que murió de forma trágica en 2010 durante el naufragio de un barco incendiado en Turquía. El tercer hermano, Miguel, falleció en agosto del año pasado por las complicaciones derivadas de una encefalopatía.
El doctor Gálvez Ginachero, fundador del hospital, fue uno de los ginecólogos más destacados de España. Ejerció como médico privado de María Victoria Eugenia y Alfonso XIII y trabajó en el Hospital Civil, además de abrir su propio sanatorio en 1892. Completó sus estudios en París y Berlín, donde aprendió técnicas de asepsia y esterilización que importó a Málaga cuando en la ciudad aún morían decenas de mujeres y bebés por la falta de higiene en el parto y las infecciones contraídas después. Gálvez también fue presidente del Colegio de Médicos y alcalde de Málaga entre 1923 y 1926.
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Su legado permanece vigente, representado en el céntrico hospital que lleva su nombre, que actualmente tiene en plantilla a unos 120 trabajadores fijos, según fuentes consultadas. La clínica, ubicada junto a la Catedral, dispone de más de quinientos metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas. Ahora sus propietarios tratan de cerrar la brecha económica que sufre el hospital, agravada por la crisis. Hemorragias más complicadas han frenado.
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