A Valle-Inclán se le acumulan los problemas

A Valle-Inclán se le acumulan los problemas, algo que los responsables del distrito deberían solucionar cuanto antes. Se ha comentado varias veces en esta sección los inconvenientes que tiene esta gran avenida en su calzada, en la que una gran grieta central atraviesa toda la carretera. En la primera denuncia se hablaba de un pequeño 'handicap' para las motos (sobre todo). No obstante, pasados los meses (y años) este problema ha ido creciendo, y la profundidad de la grieta central ya es un obstáculo también para los coches por sus dimensiones, además de que han proliferado otros surcos alrededor de la primera. Las denuncias se han sucedido desde el año 2020 y hasta la fecha no se ha visto ninguna mejora.

A este cuento de nunca acabar se le une una nueva denuncia que lleva a varios residentes detrás: «El tiempo del semáforo en segundos para cruzar la avenida de Valle-Inclán es de 35 segundos, teniendo en cuenta que hay que cruzar carriles en ambas direcciones. Cualquier calle de las inmediaciones, por ejemplo la de Santa Rosa de Lima o Camino Suárez, tienen tiempos de espera de hasta un minuto e incluso 80 segundos, con menos carriles. A una persona de mediana edad no le da tiempo a cruzar la avenida de Valle-Inclán, es así de simple», comentan en declaraciones a SUR.

En definitiva, a toda esta zona se le van acumulando deberes sin hacer, algo que enfada a todos los residentes de los aledaños, que no entienden la poca respuesta administrativa que tienen todas sus lamentaciones: «No es normal que en tanto tiempo que llevamos quejándonos no se haya puesto remedio a ninguna cosa».

Es algo que enfada, y mucho, a todos los vecinos de la zona. Se denunció en esta sección el estado de la calle Juan Varela, que tenía su placa pintada por acciones vandálicas, así como toda una fachada. Tras estas quejas, se pintó entera de blanco, pero desde hace semanas vuelven a aparecer pintadas que reafirman la actitud incívica de muchos ciudadanos. Los vecinos piden sanciones ejemplares.

Se ha tratado en muchas ocasiones lo que ocurre en los aledaños de San Rafael, un barrio que a pesar de las denuncias que suscita continúa prácticamente como hace algunos años: mal. «Estamos muy descontentos con la actualidad del lugar donde vivimos. Las pintadas llevan tanto tiempo que se hacen hasta comunes al ojo de todos y muchas de ellas, para más molestias, están en las fachadas de las viviendas. Además, el ya tradicional hedor a orina de animales en cada esquina», lamentan los vecinos.

• Temas
• Cosas de la ciudad