Valencia se cae de la carrera por la Copa América a la que aspira Málaga

Por tanto, en el caso de España, el 'defender' de la Jarra de las Cien Guineas se centrará en el trabajo que ha emprendido con Málaga, ya que sólo establece una candidata a sede por cada país; así como, a nivel internacional, con las otras dos aspirantes: Cork, en Irlanda; y Yeda, en Arabia Saudí. De haber elegido Valencia, habría sido la tercera ocasión en la que el evento se celebra allí.

En la decisión ha tenido un alto peso específico la reciente declaración del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en el sentido de que la celebración de este evento deportivo mundial cuenta con el respaldo institucional decidido del Ayuntamiento, por supuesto, pero también de la Junta de Andalucía y de la Diputación Provincial; mientras que el regidor negocia personalmente la participación del Gobierno central.

De una forma un tanto enigmática, cuando todavía no se había hecho pública esta decisión, ayer el regidor ya sentenció de forma categórica que, en caso de elegir a España la sede sería Málaga, «que es la ciudad que contemplan» (por lo que ya obvió la candidatura valenciana). De la Torre redobla estos días sus esfuerzos de negociación institucional para lograr que la ciudad se haga con el mayor evento internacional de su historia.

«Estamos pendientes de la respuesta de todas las administraciones para conformar un convenio de colaboración entre el Estado, la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento, que permita cumplir las previsiones que tiene el equipo organizador». En este sentido, anunció que ya se está redactando «un convenio comprometido, serio, solvente, que dé tranquilidad al equipo organizador de que tendrá las ayudas garantizadas por las administraciones: el Gobierno español, el andaluz, el de la región y el de Málaga».

El principal revés que se ha producido en las últimas horas es el hecho de que ha quedado desierto el concurso convocado por Promálaga, en el que el Ayuntamiento tenía puestas sus esperanzas de conseguir una asesoría externa que le ayude a elaborar la candidatura a nivel jurídico. De momento, la situación no es grave, dado que inmediatamente se ha abierto un proceso negociado sin publicidad para intentar adjudicar este servicio de manera directa a las empresas que pudieran estar interesadas. Para ello, no se puede incrementar el precio estipulado inicialmente ni las condiciones esenciales del servicio. Hay un nuevo plazo, hasta este viernes, día 25, para que las empresas que quieran ser invitadas al procedimiento negociado puedan comunicarlo al Ayuntamiento mediante un correo electrónico.

En cualquier caso, la demora en su adjudicación supone un escollo en esta carrera contrarreloj. La tarea no es pequeña: la consultora que se haga con el encargo deberá, en menos de un mes, garantizar el asesoramiento técnico y jurídico especializado en negociación y elaboración de la candidatura, así como la confección del contrato de ciudad sede de la Copa América. El contrato incluye tanto los aspectos relacionados con el mencionado contrato a celebrar con la organización del evento, como aquellos otros aspectos relacionados con el modelo y trámites necesarios para el éxito de la candidatura, «con el objetivo de alcanzar el máximo rendimiento económico y social para la ciudad».

El tiempo (o más bien, su ausencia) es primordial, dado que el anuncio de la ganadora será oficial el 31 de marzo. Para entonces, las instituciones deberán presentar las garantías económicas para afrontar el canon, de unos 72 millones de euros en tres años, que el equipo reclama en concepto de canon. Aunque todavía no lo ha hecho, al contrario que Valencia, Málaga sí está decidida a conseguir el dinero, que no es un problema en el caso de la oferta de Yeda (rica ciudad de Arabia Saudí), y que Cork (en Irlanda) de momento no aclara. A esta cifra habrá que añadir, en el caso de ganar Málaga, entre 20 y 30 millones más para las obras necesarias en el Puerto. Con estos mimbres, en los próximos días será el Team New Zealand el que analice las propuestas y alcance un veredicto final.