La carrera por quedarse con la sede de la Copa América de Vela está en su fase final, y en este punto del concurso Valencia se erige como la gran competidora de Málaga. Son las dos opciones favoritas para la organización, cada una con sus ... pros y sus contras, pero no las únicas. Yeda, en Arabia Saudí; y Cork, en Irlanda, también muestran sus credenciales para hacerse con el nombramiento, que se conocerá, como muy tarde, el próximo 31 de marzo. Poco más de un mes para que el Emirates Team New Zealand, que es el equipo organizador de la próxima regata como defensor del título, examine todas las candidaturas y nombre a la ganadora.
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La ciudad de Valencia ofrece la experiencia y el saber hacer, pues acogió con éxito dos ediciones anteriores (2007 y 2010) aunque con polémica política por el elevado gasto público. Por esta misma razón, tiene todas las infraestructuras náuticas listas para repetir, y con ganas de amortizarlas. En la prensa valenciana se da por hecho que para Grant Dalton, jefe del Team New Zealand, esta es la mejor opción, tanto por las características de la ciudad como por las condiciones de viento y corrientes de su bahía.
En cambio, en contra de esta juega la indeterminación de las instituciones locales. El Ayuntamiento ya ha anunciado que no pondrá dinero; y la Generalitat, tras una negativa inicial, ha retomado recientemente las negociaciones, con la Presidencia como principal interlocutor, y el Real Club Náutico como promotor de la propuesta. Pero el Gobierno autonómico exige que haya un amplio respaldo económico privado para poner el aval necesario, de unos 80 millones de euros, y rechaza de plano asumir la inversión en solitario.
Málaga aporta toda la ilusión de aspirar a un evento mundial como este por primera vez en su historia. Al contrario que en Valencia, la voz cantante la lleva el alcalde, Francisco de la Torre, que es consciente de la fuerte repercusión económica y turística que tendría, al poner a la ciudad en el mapa de los visitantes de alto poder adquisitivo, sobre todo estadounidenses (también italianos, británicos y neozelandeses); y en el segmento náutico. A la organización le gusta mucho Málaga, como insiste cada vez que tiene ocasión el regidor, y ha mantenido múltiples encuentros con todas las administraciones implicadas. Este factor, junto con el apoyo institucional (además del Ayuntamiento se han ofrecido a colaborar la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial) son los grandes argumentos para que la Costa del Sol se postule como favorita.
En contra, aparecen dos elementos. El primero es que las infraestructuras portuarias no están hechas. Habría que acometer con urgencia la ampliación del Adosado al Dique de Levante (ADL) un muelle que está junto a la Casa de Botes, en zona de seguridad, y que sería la plataforma donde se instalarían los hangares para los equipos en competición. Esta obra, con un coste de entre 15 y 20 millones, tendría que estar lista dentro de un año (principios de 2023) dado que es cuando tendrían lugar los 'Chalengers', que son las competiciones de las que saldrá un retador, que se medirá con el defensor del título en las regatas finales en 2024. El alcalde le pidió en un reunión el pasado lunes al Ministerio de Cultura y Deportes que ayude financieramente con este proyecto.
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Además, para dentro de dos años tendría que estar disponible, al menos, la dársena del puerto deportivo de San Andrés, que es, junto con la marina de megayates del muelle uno, el lugar donde el público que acude a seguir la competición con sus embarcaciones en el mar dispondría de los amarres necesarios. El segundo estará operativo en una primera fase en Semana Santa, pero para el primero todavía no hay fecha de inicio de los trabajos, aunque se esperan para finales de este año.
A ello, se une el hecho de que la ciudad no tiene garantizados los 80 millones que exige la organización de la Copa América (30 de canon y 50 para el montaje) aunque, al contrario que en Valencia, hay mejor disposición de las instituciones a colaborar. También hay varias compañías que se han ofrecido a participar como patrocinadores si viene a Málaga, a lo que se unen los ingresos por los derechos que pagarán las cadenas de televisión para las retransmisiones.
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Los organizadores no esconden su interés por celebrar la próxima edición en España, una vez que su sede natural, que sería Auckland, en Nueva Zelanda, se haya autodescartado (al menos, aparentemente) por el elevado coste económico. Pero, en caso de que las dos primeras se caigan de la carrera, hay plan C y plan D. El que tiene mejores perspectivas es Cork, que tras una primera negativa institucional ha relanzado las negociaciones. Cuenta con un proyecto para el muelle donde irían los veleros de competición y un estudio sobre el campo de regatas. Si por la parte pública no gusta el alto coste económico, por la de los regatistas se ve como un sitio con un clima demasiado frío y húmedo, además de tener poca vida urbana y escasa oferta de ocio.
En realidad, la única candidata para la que el dinero no es un problema es Yeda, en Arabia Saudí. Los petrodólares garantizan una organización fluida de las regatas, pero los participantes la miran con recelo por el clima, muy caluroso; las restricciones al consumo de alcohol que impone la religión y el respeto a los derechos humanos, en particular el de las mujeres. De hecho, un directivo de la organización ha amenazado incluso con acudir a la justicia si finalmente esta fuera la sede elegida. La decisión definitiva será pública y oficial el 31 de marzo, aunque posiblemente se filtre días antes.
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