Ñito Salas
Vacunación Covid Málaga

La Junta busca a los más de 200.000 malagueños aún sin una dosis

Salud mantiene la campaña sin cita previa para atraer a la población más reticente mientras el número de inyecciones semanales cae por debajo de las 60.000

Domingo, 5 de septiembre 2021, 13:07

Hay más de 200.000 malagueños con más de 12 años que aún no han recibido ni una sola dosis de la vacuna contra el coronavirus. La Junta de Andalucía centra ahora sus esfuerzos en atraer a la población más reticente y mantiene la campaña ... sin cita previa: esta semana que entra, cualquier persona nacida antes de 2009 (con doce años o más) puede acudir al Palacio de Ferias y Congresos de Málaga cualquier día (salvo el miércoles) entre las nueve de la mañana y las siete de la tarde para que le administren la primera dosis. En la provincia se han habilitado más de una decena de puntos de vacunación sin cita previa en Ronda, Mijas Costa, Estepona, Arroyo de la Miel y Benalmádena, Fuengirola, Marbella, San Pedro de Alcántara, Vélez-Málaga, Mollina, Campillos, La Cala, Antequera, Archidona y Nerja.

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Mientras tanto, el ritmo de vacunación cae por debajo de las 60.000 inyecciones semanales. Durante estos últimos siete días se han inoculado 56.180 dosis en la provincia, 15.742 menos que la semana anterior (del 22 al 29 de agosto) y 18.285 menos que entre el 15 y el 29 de agosto. Este descenso paulatino, más pronunciado durante esta última semana, responde al elevado porcentaje de población que ya tiene la pauta completa, es decir, las dos dosis requeridas por Pfizer, AstraZeneca y Moderna o la monodosis de Janssen: más de 1,1 millones de personas, casi el 70 por ciento del censo provincial.

En Málaga ya hay 1,2 millones de personas vacunadas con al menos una dosis. Quedarían por tanto otras 400.000, de las que habría que excluir a los 200.000 menores de 12 años que viven en la provincia según el Instituto Nacional de Estadística y para quienes todavía no hay una vacuna aprobada. Aunque inicialmente se había establecido la inmunidad de grupo en la vacunación del 70 por ciento de la población, la irrupción de variantes con mayor capacidad de transmisión, como la Delta, causante del 93 por ciento de los contagios detectados en Andalucía, hace necesario aumentar el porcentaje de población protegida contra el coronavirus para evitar nuevas olas de la pandemia.

Las administraciones, de hecho, han dejado de hablar de inmunidad de grupo o rebaño, el concepto epidemiológico que describe la luz al final del túnel de cualquier pandemia: cuando muchas personas han pasado la enfermedad o están vacunadas, el virus deja de transmitirse. ¿Qué ha ocurrido con el Covid-19? La quinta ola ha caído como un jarro de agua fría sobre las previsiones más optimistas: pese a que el porcentaje de vacunados cada vez era mayor, los contagios y los ingresos hospitalarios no han parado de crecer hasta hace algunas semanas. Es cierto que la presión asistencial y el número de muertes han sido menores que en olas anteriores, pero el virus no ha parado de campar a sus anchas.

Las vacunas no bloquean la transmisión del coronavirus, pero reducen la carga viral y las posibilidades de desarrollar síntomas graves. Los vacunados, por lo general, presentan una cuadro más leve y menos duradero, sin síntomas o con síntomas similares a los de un resfriado común. El objetivo, por tanto, consiste en vacunar al mayor número de gente posible para evitar que la enfermedad se complique y vuelva el riesgo del colapso sanitario que ya planeó durante la primera ola.

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Hay otro factor en juego que se olvida a menudo: la medicina no es una ciencia exacta. Las vacunas son eficaces, pero su capacidad de protección no alcanza el cien por cien. Las defensas pueden bajar por muchos motivos, como la edad o la genética. El enemigo, lejos de ser conocido, es un virus nuevo y cada cepa trae de cabeza a la comunidad científica. No es extraño: aunque suena aterrador, los virus son mutantes. La mayoría de estos cambios apenas tienen consecuencias, y en algunos casos el propio virus llega a alterarse de tal manera que acaba debilitado e incluso desapareciendo. Pero la condición de pandemia que ha adquirido el coronavirus por su extraordinaria capacidad para transmitirse (no por su violencia, como muchos creen: otros virus como el ébola han sido más letales) provoca que cada nueva variante tenga que ser vigilada de cerca.

La campaña dejará de ser masiva en las próximas semanas: ahora se trata de llegar a personas que no quieren vacunarse por miedo o desinformación. No es una tarea sencilla, pero el responsable de la vacunación en Andalucía, David Moreno, ya adelantó a SUR que el negacionismo resulta residual en España, incluso entre quienes rechazan la vacuna en un primer momento: «A veces simplemente dudan o prefieren consultarlo antes con su médico y sabemos que muchas veces se recupera a esas personas que inicialmente han dicho que no».

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