El complejo de apartamentos turísticos que hace esquina entre las calles Parra y Alta cambió radicalmente su aspecto externo el año pasado. Se trata ... de un establecimiento de 13 alojamientos que abrió sus puertas en 2015 y cuyos anteriores propietarios, a raíz de una ampliación que realizaron hacia la calle Alta, optaron por decorar la fachada de una de las plantas de esa parte con dibujos que imitaban a las pinturas barrocas que pueblan un buen número de construcciones de esa época en este entorno de la iglesia de San Felipe Neri. SUR dio cuenta en 2019 de aquella singular iniciativa de los anteriores dueños de los apartamentos que, de la mano de la empresa Quibla Restaura, quisieron hacer ese guiño u homenaje a una de las señas de identidad del casco antiguo de Málaga.
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Esos empresarios vendieron en junio de 2020 el edificio a la empresa Claude Hotels, que es la que actualmente gestiona los apartamentos y la que llevó a cabo el cambio de la decoración de la fachada a principios del año pasado. Su responsable, Stelian Voicu, explicó que los dibujos que llenaron las dos fachadas del complejo de apartamentos estaban inspirados en una decoración palestina «que significa lucha para la libertad».
Sin embargo, la 'libertad' a la hora de plasmar esos dibujos, que según expuso entonces Voicu contaban los permisos municipales necesarios, vulneró el entorno protegido en el que se encuentra el edificio. Y es que, aunque enclavada en la zona de El Molinillo, esta construcción se encuentra dentro del ámbito del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) del Centro Histórico de Málaga, y también dentro de la zona protegida como bien de interés cultural por la declaración de conjunto histórico que aprobó la Junta de Andalucía en 2012, por lo que cualquier cambio que se haga sobre ella debe ser autorizado por la administración local y por la regional.
Así, finalmente, la Gerencia Municipal de Urbanismo abrió expediente a la propiedad del edificio y le ordenó que borrara la decoración palestina que aplicó a las fachadas y las restituyera a tonos acordes con el enclave en el que se ubica. «Nos ha llegado la notificación de Urbanismo y tenemos que cumplir la ley. Vamos a hacer lo que la ley manda», apuntó Stelian Voicu a este periódico hace unos días. Finalmente, este miércoles se están completando los trabajos de repintado de la fachada para borrar la decoración, aplicando un color de tono bermejo.
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Así, no parece que vayan a recuperarse las recreaciones de las pinturas murales barrocas que proliferan en algunos edificios antiguos de este entorno y que estuvieron, aunque por corto espacio de tiempo, en una de las plantas del inmueble.
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