Sólo cuatro puestos tradicionales permanecen abiertos en el mercado. Salvador Salas

Los últimos supervivientes del mercado de Carranque

Dos fruterías, una pescadería y una tienda de especias sobreviven en un espacio municipal con más de 20 puestos cerrados

Juan Soto

Málaga

Jueves, 15 de junio 2023, 00:14

Durante décadas, el mercado de Carranque fue uno de los más populares y populosos de toda la ciudad. Puesto en servicio en agosto de 1958, llegó a contar con hasta setenta tenderetes para atender a una barriada en pleno crecimiento. Su apertura, de hecho, fue ... prematura. Se abrió antes de que la barriada estuviera terminada debido a la gran demanda vecinal existente. Todo lo contrario a lo que ocurre ahora, cuando apenas quedan cuatro puestos de alimentación abiertos.

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En el recinto ubicado en la calle Virgen de la Esperanza, en el distrito de Cruz de Humilladero, apenas hay abiertas dos fruterías, una pescadería y una tienda de especias que funciona como ultramarinos. La oferta se completa con dos módulos ocupados por la terraza de un bar que hay fuera del mercado y otros dos que ha alquilado un salón de uñas. No hay carnicería, ni panadería, ni el más mínimo atisbo de lo que en su día fue el recinto, con pasillos llenos y todos los mostradores repletos de productos frescos.

Los pocos empresarios que mantienen sus puestos abiertos resisten a duras penas y con gran resignación en un espacio que apenas recibe a clientes. Al no tener toda la oferta necesaria, pocos vecinos acuden a realizar la compra a diario. Y como los compradores no van, los empresarios no apuestan por él en una suerte de pescadilla diabólica que les impide salir del agujero. «Solo resistimos esperando a que llegue la jubilación», aseguran los más optimistas.

El cierre de puestos en este mercado ha sido paulatino y no responde a una única causa. En una charla a la que se suman los empresarios y los pocos clientes que aún lo visitan, explican que los supermercados y grandes superficies que han abierto en los alrededores les han hecho mucho daño. A eso -añaden- el cambio generacional que está experimentando toda la zona de Carranque. «Antes vivían muchas personas mayores que estaban acostumbradas a comprar en el mercado, pero ahora las casas se las están quedando personas jóvenes que solo van a los centros comerciales y tiran de tarjeta», resume de forma gráfica Amparo Atencia, la pescadera.

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Puestos casi regalados

En la misma entrada del recinto, Sergio García, al frente de la frutería Manolo, recuerda que su abuelo fue el primero en abrir un puesto en el mercado. Dice sin tapujos que «las grande superficies se están cargando el mercado» y lamenta que nadie parece hacer nada por solucionarlo. «Están prácticamente regalando los puestos; solo hay que solicitarlos pero nadie lo hace», considera. Para corroborar dicha afirmación, muestra la última factura que acaba de recibir: 217,01 euros por la ocupación de dos módulos durante tres meses.

Explica que la situación va a peor desde que se reformó el mercado en el año 2009. Aunque los empresarios quedaron entonces encantados, la realidad es que los clientes y los empresarios se fueron poco a poco alejando del recinto hasta la situación actual. De los 33 módulos disponibles, apenas están ocupados once (la mayoría de los empresarios ocupan dos módulos cada uno).

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Aspecto de uno de los pasillos del mercado. Salvador Salas

También se muestran preocupados en la otra frutería que hay en el recinto. Loli, la empresaria, explica que desde hace más de cinco meses no hay carnicería, lo que dificulta un poco más que acudan clientes al mercado. «Si vienen a comprar aquí pero después se tienen que ir a otro sitio porque no hay todo lo que necesitan, es normal que no vuelvan», reflexiona. A su juicio sería fundamental que más profesionales apostaran por el mercado.

Buscando soluciones, esta empresaria recuerda que durante una temporada decidieron abrir por los viernes por la tarde para intentar captar a los vecinos que no podían acudir entre semana por trabajo. «En un principio funcionó muy bien, pero poco a poco fue decayendo y nos aburrimos». Con cierta resignación, añade: «Lo que hay es lo que hay, no se puede pedir más».

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Los escasos puestos que permanecen abiertos se concentran en el pasillo más próximo a la calle Virgen de la Palma, mientras que en el otro, el que da a Virgen del Buen Consejo, apenas se observa una sucesión de persianas bajadas. En este lado sólo están abiertos los dos negocios que nada tiene que ver con la actividad propia del mercado: la terraza interior del bar y el salón de uñas.

El Ayuntamiento ofertó el año pasado nueve módulos y sólo se interesó una empresaria

El primero de ellos, el bar Juani, es la ampliación de la Peña Malaguista El Cautivo, abierta desde hace más de medio siglo en la propia calle Virgen del Buen Consejo. Su propietario, Juan Natoli, explica que solicitó dos módulos justo antes de la pandemia y tras comprobar que todo estaba vacío. «!Menos mal que lo hicimos entonces, sino no sé lo que hubiera sido de nosotros con el Covid!», sentencia.

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Cuestionado por la influencia del mercado sobre su negocio reconoce que no es ninguna, ya que sus clientes no son de paso del recinto de abastos. «El mercado es lo que menos mueve; sobre todo funcionamos por el colegio y la comisaría, que la tenemos muy cerca», añade este profesional.

Un salón de uñas, el último en llegar

En la otra esquina, Ana Matos es la última que ha llegado al recinto. En mayo de 2021, tras la pandemia, solicitó al Ayuntamiento permiso para abrir un salón de uñas y el único requisito que le pusieron fue que tuviera salida al exterior para evitar el contacto de los productos tóxicos con la comida. Desde entonces trabaja a duras penas gracias al boca a boca y a la publicidad que se hace por el barrio.

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Confiesa que el mercado «da pena» («hoy está de bote en bote», dice de forma irónica al comienzo de la charla). Aunque más allá de la falta de clientes y de empuje empresarial, cree que el Consistorio también tiene su parte de culpa. «No se ayuda lo suficiente a los empresarios; yo llevo desde antes de Semana Santa esperando que me den el agua», denuncia. «Actuando de esta forma nadie se va a animar a venir», añade.

El Ayuntamiento de Málaga, a través del área de Comercio, abrió en octubre del año pasado el plazo para optar a la gestión temporal de 32 puestos vacantes en diferentes mercados municipales de la ciudad. En el de Carranque se ofertaron nueve espacios…. Y sólo Ana solicitó uno.

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Consciente del problema, la concejala del área de Comercio, Elisa Pérez de Siles, confirma que una situación similar también sufren los vecinos de La Palma. En este caso concreto asegura que están estudiando diferentes propuestas planteadas por el distrito Cruz de Humilladero y que permitirían revitalizar la zona comercial. Entre otras se plantea agrupar todos los puestos en un único pasillo y destinar el otro a diferentes actividades municipales, como la apertura de una cápsula de estudio. Podría ser la última bala que quede en el cartucho.

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