
«El turismo está bien, pero Málaga se hizo grande en el siglo XIX gracias al comercio»
Fernando Alonso, historiador y escritor ·
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Fernando Alonso, historiador y escritor ·
Alonso reivindica la Málaga del pasado en su nuevo libro, en donde habla de los comercios que han dejado huellaFernando Alonso ha decidido contar la historia de Málaga a través de sus comercios. Primero fueron algunos de los establecimientos que aún siguen abiertos, y ahora con los que ya han cerrado sus puertas pero han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. El profesor malagueño acaba de publicar 'Comercios malagueños que dejaron huella' (Ediciones del Genal), un libro que se presenta como un relato nostálgico y subjetivo de la Málaga que ya no existe y sirve, además, para reivindicar la importancia del comercio tradicional tan denostado en estos tiempos.
–¿Cómo surge este libro?
–'Comercios malagueños que dejaron huella' nace como un complemento a 'Comercios históricos malagueños', en el que recopilaba a los negocios con más de 50 años que estaban abiertos. En este recopilo los que ya han cerrado pero han dejado una huella en la ciudad. Como en el anterior he tenido que realizar una selección, que ha sido subjetiva, porque hay muchos más. He hecho todos los que pretendía menos la Juguetería 0,95 porque no he podido localizar a los descendientes.
–¿Qué comercios se encuentran en este libro?
–He recopilado 24 comercios, algunos de los más históricos de la ciudad. El más antiguo es Álvarez Fonseca, que era uno de los pocos que había en el siglo XVIII. También hay otros como Pérez-Cea, Gómez Raggio, la librería Denis, el restaurante La Alegría, Río de la Plata… Todos estaban en el Centro porque si me hubiera metido en los barrios necesitaría otro libro.
–¿Cuánto tiempo ha tardado en realizarlo?
–Aproximadamente un año. Lo comencé cuando terminé el otro y he tenido suerte porque muchos de los empresarios me han recibido en sus casas y me han pasado una gran documentación. No ha sido muy complicado dar con los empresarios porque el comercio antes era como una familia y se conocían unos a otros; de hecho algunos mantienen esa relación entre ellos. Ahora, con las franquicias, el trato es mucho más impersonal que antes.
–¿Qué trata de transmitir con este nuevo libro?
–He querido hacer una reivindicación de la Málaga que ya no existe. El Centro ha cambiado mucho en los últimos años. Antes era un barrio abierto a los malagueños, había más vecinos y tiendas. Mucho antes de la llegada de las franquicias y los centros comerciales la vida era más humana, se podía pasear con más gente y el ritmo del tiempo era diferente, no se corría tanto. De hecho, en la introducción hablo de toda esa transformación del Centro: en el año 2000 vinieron 500.000 turistas y en 2018 fueron 5.400.000. Antes era un modelo más sostenible en donde convivían los turistas y los residentes. Ahora mismo el Centro está pensado sólo para los visitantes.
–¿Cree que el cambio es negativo?
–Creo que hemos perdido el norte porque se confunde la cantidad con la calidad. Málaga necesita que abran hoteles de calidad y con estilo. La Costa del Sol siempre ha sido un destino prestigioso y eso es lo que hay que lograr. El turismo es muy importante pero no hay que olvidar que Málaga se hizo grande en el siglo XIX gracias al comercio y a la industria gracias a personajes como Heredia, Larios o Félix Sáenz. No se pueden abandonar otras fuentes de riqueza como es el comercio porque estamos en una burbuja turística y cuando pinche, ¿qué va a pasar?
–¿Cómo han recibido los comercios el proyecto?
–Muy bien, la verdad es que les estoy muy agradecido a todos porque me han ayudado mucho. El libro tiene un toque nostálgico que a ellos les gustaba. Ellos son historia viva de la ciudad y si no cuentas sus vivencias y las de sus antepasados acaban desapareciendo con el tiempo.
–¿Qué novedades incluye el libro respecto al anterior?
–En esta ocasión mi tío Jorge Alonso ha escrito una advocación de la Málaga de los años 50 y 60: una antología de la Málaga que ya no existe; de los comercios, la música, el fútbol… También se han incluido ilustraciones que encabezan cada capítulo con motivos relacionados con los comercio como un anuncio o una foto recreada. Los dibujos los ha realizado el ilustrador Sergio Gómez.
–¿Por qué cerraron esos negocios?
–Por causas muy diversas. Algunas veces sólo por jubilación y porque los propietarios no querían que sus hijos siguieran, ya que la vida del comercio es muy esclava y muchos padres no deseaban que sus hijos se dedicaran a ellos. Otras veces porque se dividían los comercios cuando mueren los padres, como es el caso de La Veneciana. Y en otros casos porque no han sabido adaptarse a los tiempos. La apertura de El Corte Inglés hizo mucho daño a numerosos comercios, y en una época más reciente han notado los problemas del Centro y la presión de las franquicias.
–¿Cuenta muchas curiosidades?
–Siempre hay historias curiosas. Por ejemplo, al investigar la historia de Pérez-Cea he visto que en 1847 ya había un guantero que hacía guantes en calle Granada; que había emprendedores muy importantes como Pedro Temboury, que si no hubiera muerto joven se hubiera quedado con toda la calle Larios, o que la abaniquería Páez, en la plaza de la Constitución, fue proveedora de la Real Casa.
-¿Y también compradores ilustres?
-Sí. Cuento que Lola Flores entró en Río de la Plata y se compró un jersey amarillo, que era gafe; que la sopa Viña AB la inventó el restaurante La Alegría, o que Félix Sáenz fue el primero que trajo La Legión a Málaga… Los comercios también ayudan a conocer la historia de Málaga de los últimos 200 años.
Título. 'Comercios malagueños que dejaron huella'. Cuenta con 360 páginas y más de 500 imágenes, entre fotografías y anuncios.
Autor. Fernando Alonso, con la colaboración de Jorge Alonso.
Editorial. Ediciones del Genal.
Precio. 27,90 euros.
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