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Ángel Gallardo / Antonio Contreras
Málaga
Lunes, 2 de octubre 2023, 00:24
Vive en Álora, pero estudia en la Universidad de Málaga, en la capital. Está cursando cuarto de Pedagogía. Otros años se ha organizado con compañeros ... que viven en su pueblo para compartir coche en el trayecto, pero este curso apenas les coinciden los horarios. El autobús puede tardar horas en llegar, así que no tiene más remedio que ir a la facultad en vehículo propio. Se gasta más de 200 euros en gasoil solo para ir a la universidad. «He buscado piso, pero una habitación en Teatinos ronda los 400 euros», cuenta María Aranda. «No me lo puedo permitir, una persona joven que tenga un trabajo medio no puede afrontar eso».
Solo seis de las 437 habitaciones que oferta la web Idealista en Málaga capital (el 28 de septiembre) se sitúan por debajo de los 300 euros, menos del dos por ciento. Una de estas habitaciones se encuentra en la zona de Teatinos, donde se anuncian poco más de 30 ofertas. En Fotocasa, otro portal inmobiliario, 92 de las 94 habitaciones disponibles superan el límite de los 300. Según el último informe de pisos.com, Málaga es la quinta provincia con mayor demanda de habitaciones en alquiler, con un 3,57 por ciento de la demanda nacional. El estudio también sostiene que compartir piso en España es un 20 por ciento más caro que hace una década y que la oferta sigue siendo insuficiente para la demanda existente.
SUR ha contactado con 33 ofertas de Idealista a lo largo del verano. La muestra comprende habitaciones desde los 300 hasta los 600 euros, siendo el precio medio 410. Los fumadores lo tienen bastante complicado, ya que en solo 3 de estos pisos se permite fumar. Es decir, más del 90 por ciento de las viviendas analizadas lo prohíben. Por otra parte, un requisito habitual que fijan muchos propietarios es ser chica. Seis de las ofertas analizadas estaban restringidas a mujeres. «Yo vivo en la casa y prefiero convivir con chicas», asegura uno de los caseros al otro lado del teléfono. «He tenido mejores experiencias con mujeres que con hombres», puntualiza. Según el citado informe de pisos.com, el 19,45 por ciento de los pisos solo aceptan chicas, mientras que solo el 3,14 por ciento está restringido a chicos.
En este contexto, para los universitarios que vienen de fuera, buscar piso se puede convertir en un verdadero infierno. Los afortunados que han conseguido habitación para este curso en Málaga han tenido que empezar con mucha antelación. María Peláez ha estado en ello más de tres meses. «La gran mayoría está a precios desorbitados y los que tienen un precio razonable son siempre un sinsentido», sentencia. «Nos encontramos uno que tenía el baño junto al sofá, por ejemplo». Está en cuarto de Comunicación Audiovisual. Los cursos anteriores vivía con desconocidos en un piso de estudiantes en el que no se podía rescindir el contrato durante los tres primeros años.
A lo largo de su odisea para encontrar un alquiler razonable se ha encontrado con propietarios que le han pedido tres meses de fianza o incluso 100 euros por adelantado para una reserva. «Fuimos lo suficientemente avispadas para darnos cuenta de que aquello era demasiado bueno por su precio para ser verdad», dice Peláez, que sospecha que la intentaron estafar. Finalmente ha encontrado una vivienda —de unos 80 metros cuadrados— por la que paga, junto con su pareja, 650 euros al mes. Han tenido suerte.
«Hay veces que te dicen que te lo alquilan y, en el último momento, se lo dan a otra persona», relata Mario Huarte, que es de Pamplona y estudia un Máster de Ingeniería Industrial en la UMA. El curso pasado tuvo una mala experiencia con el alquiler: uno de sus compañeros se marchó en mitad del año y el contrato estipulaba que los inquilinos restantes deberían seguir pagando su parte. «Si no conseguíamos pagar el resto, nos echaban del piso al momento», explica. Hablar con el propietario, dice Huarte, es imposible: «Tienes que tratar con los de la inmobiliaria y no sabes si le están trasladando bien al casero tus problemas».
Ariana Sansano está en tercero de Bellas Artes. Prefirió ir a lo seguro y no jugársela comparando distintas ofertas. «Fue coger el que mejor se veía, hacer la visita y realizar el papeleo», explica. «Así no nos arriesgamos a perder el piso o tener que aceptar uno peor». Este curso, asegura, ha tenido suerte en comparación con los anteriores: «El año pasado no tenía luz en mi cuarto, básicamente vivía en un zulo».
Otra forma de asegurarse una habitación es recibiendo el aviso de un inquilino que la vaya a dejar disponible. Es lo que hizo Ana, que estudia Educación Infantil. «A los 320 euros que te cuesta una habitación como la mía, tienes que ir sumándole gastos, hasta alcanzar prácticamente los 500», cuenta. «Y ya no es solo lo caro que es. Aunque tengas dinero, es prácticamente imposible encontrar una habitación de buena calidad y en la que te sientas cómodo».
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