Los edificios dialogan entre ellos, vaya que sí. El antiguo asilo de la Misericordia (que hoy aloja el Centro cultural La Térmica) y la sede de la Diputación de Málaga, sin ir más lejos, mantienen una charla de lo más animada. Se diría que ambas construcciones se ignoran entre sí, dándose la espalda; a fin de cuentas, en una primera mirada parecen tener poco en común. Y, sin embargo, es en la intimidad del solar donde la enriquecedora conversación se produce: el imponente prisma metálico diseñado por el arquitecto Luis Machuca, con todo su rotundo y deslumbrante fulgor tecnológico, escucha con atención lo que su anciano vecino tiene que decirle. Así, amolda sus ejes visuales, sus llenos y sus vacíos, a los pabellones y patios que, como un peine, se alinean a lo largo del pasillo que recorre La Térmica de lado a lado a modo de espina dorsal.
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