
Un esfuerzo con recompensa
Carmen María Peregrino Moreno ·
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Carmen María Peregrino Moreno ·
Consigue el premio al Esfuerzo de la Consejería de Educación en reconocimiento a su espíritu de superaciónNo ha tenido una vida fácil, pero afronta el presente con optimismo y mira con ilusión el futuro. Una esperanza de un mejor futuro para ella y para su hija en el que la educación y la formación pueden ser sus grandes aliados. Como otros muchos jóvenes, Carmen María, Manme, dejó los estudios con 15 años. Ahora, con 36, ha terminado la Secundaria y ha comenzado un ciclo de grado Medio de Laboratorio. Un esfuerzo que la Consejería de Desarrollo Educativo ha querido reconocerle y valorarle con uno de los Premios al Esfuerzo y a la superación personal en Educación Secundaria para personas adultas.
Carmen María Peregrino Moreno recuerda que con 15 años dejó su colegio, La Goleta, sin terminar Secundaria. Pasó por diversos programas de garantía social, de jardinería y de ayudante de cocina. Entonces se animó a estudiar de nuevo. Realizó y superó la prueba de acceso para un grado Medio de Cocina. Que no llegó a terminar. «Empecé a suspender y me quedé embarazada de mi hija», explica. Además, dice que «veía que la cocina no era lo mío». Paradójicamente, ahora trabaja en la cocina de un merendero de Huelin.
El año pasado se planteó retomar sus abandonados estudios de Secundaria, por el programa de adultos. «El novio de mi hija se apuntó y tiró de mí. Y luego yo he tirado de él», bromea. También su hija, Lucía, de 17 años, está estudiando, en su caso un ciclo de grado Medio de Actividades Comerciales.
Para Manme no ha sido fácil terminar los estudios. «Pensaba que al ser para adultos no sería muy difícil, pero la realidad es distinta; la verdad es que es exigente y hay muchas cosas que diste en su momento y que ya tienes olvidadas. Es un doble esfuerzo, estudiar lo actual y recordar lo anterior», comenta. No obstante, asegura que «fue entrañable» volver al colegio. Ese ambiente de trabajo en casa ha favorecido también a su hija, a quien ve más animada en sus estudios.
Los meses de verano y los fines de semana trabaja en la cocina de un merendero de Huelin, un empleo del que ya está cansada. Por esto empezó a ver la posibilidad de retomar los estudios, pero necesitaba el título de la ESO para poder solicitar ciclos de FP. Llega de esta manera al CEPER Bahía Capuchinos, el centro de Educación de Adultos del barrio en el que vive. Comenzaba las clases a las 3.15 horas y terminaba a las 21.30. «Y luego, en casa, a seguir estudiando», aclara. «No es nada fácil, te cuesta el doble que si lo hubieras hecho a tu edad, pero es que veía que no tenía otra salida».
Reconoce la dedicación de sus profesores, el trato, la paciencia y su interés con este grupo de alumnos adultos. Y a los profesores del IES Vicente Espinel (Gaona) –el centro al que está adscrito el CEPER Bahía– agradece que la hayan propuesto para este premio. «Me llamaron del Gaona para decirme que habían pensado en mí para estos premio, que si quería presentarme. Yo les dije que claro que sí, encantada de participar. Y mi sorpresa ha sido que estoy entre las premiadas. Una alegría y un orgullo», afirma.
Manme ha sido una de las 20 estudiantes de Secundaria para adultos premiada en Andalucía. También del Gaona ha resultado premiada Marta Sedeño Estévez, que no pudo participar en este reportaje. El objetivo de los premios es el de reconocer y valorar públicamente los méritos excepcionales basados en el esfuerzo y en el trabajo del alumnado que cursó con especial aprovechamiento la Educación Secundaria Obligatoria para personas adultas. Estos premios vienen a distinguir no solo la superación de la etapa con excelente rendimiento, sino la actitud sobresaliente en dedicación, empeño e interés en el estudio, por el aprendizaje y por el desarrollo personal en sociedad.
Manme no se ha conformado con su título de Secundaria. Como buscaba, ha sido el trampolín que la ha lanzado a otra aventura, un ciclo Medio en la Universidad Laboral. Ella tiene claro desde hace tiempo que quiere dedicarse a una profesión sanitaria. La enfermedad terminal de su padrastro, los cuidados a su madre dependiente o su propia enfermedad la han mantenido muy relacionada con el mundo sanitario. Su primera opción fue por esto estudiar Cuidados Auxiliares de Enfermería. Pero no consiguió plaza en este ciclo. Siguiendo los consejos de su orientador del Gaona, solicitó más ciclos. Sí ha podido entrar en Laboratorio Químico.
El curso en la Laboral «es duro», pero dice que le va bien. «Tengo esperanzas de sacarlo. Hay muchas matemáticas, una asignatura que suspendía en el instituto», explica. El grupo de clase es muy diverso, con 8 o 10 personas adultas y el resto jóvenes. Está con tres amigas del CEPER Bahía, por lo que se ayudan entre ellas en todo lo que pueden. «A lo que no llego, pues acudo al profesor para que me lo explique, o busco tutoriales por internet», señala.
Son unos estudios que «me están gustando», dice Manme, en los que ya sí ve un futuro laboral claro. «O me aplico y lo saco, o pierdo el año, y a mi edad no estoy para perder el tiempo», reconoce. Con el retorno a lo estudios está pensando en un ciclo Superior, quizás de Microbiología. Pero el trabajo de fines de semana no da para tanto. Espera que le concedan la beca de estudios, y los 500 euros del premio serán también una buena ayuda para una economía en estado de crisis permanente.
Con la perspectiva que dan los años, Manme no deja de arrepentirse de haber dejado el instituto. Por esto aconseja a los jóvenes «que estudien y no pierdan el tiempo, sin una buena base y educación se cierran todas las puertas».
Su jefe del merendero le dice que tiene valor por ponerse a estudiar a su edad y materias que nunca había visto. También la Consejería de Educación ha reconocido que su esfuerzo bien merece un premio. Y Manme, con su simpatía y optimismo, encara el futuro con la ilusión de una adolescente y la sonrisa de quien ha encontrado un objetivo a alcanzar en su vida.
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