La implantación en Málaga del quinto contenedor, el que irá destinado exclusivamente para los residuos orgánicos, se pospone. Pese a que la introducción progresiva de este nuevo recipiente en la ciudad estaba previsto que se acometiera antes de que concluya el primer trimestre ... del año, en el Ayuntamiento han cambiado de planes al alargarse más de lo esperado la creación de la nueva empresa municipal que tomará el testigo de la sociedad mixta Limasa. «Estamos centrados en la constitución de la empresa», afirman desde el Consistorio. ¿En qué punto está? De momento, hasta este viernes permanece en información pública la memoria técnica sobre la que el equipo de gobierno decidió el cambio de modelo para gestionar la limpieza viaria y la recogida de residuos. Dado que, como ya han dejado caer, los socios privados previsiblemente presenten alegaciones, el proceso se alargará, aunque la intención municipal es que Limpieza de Málaga, SAM sea una realidad en abril. Aunque para su estreno en la calle habrá que esperar más.
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Pese al retraso que puede conllevar como consecuencia de estos trámites, lo que sí que garantizan en el Ayuntamiento es que el contenedor marrón empezará a verse en Málaga este año. Fundamentalmente porque el tiempo apremia de la mano de una directiva de la Unión Europea que obliga a la recogida separada de los biorresiduos antes del 1 de enero de 2024.
Un quinto recipiente que se sumará a los ya conocidos de color amarillo (envases), verde (vidrio), azul (papel y cartón) y gris (fracción resto, donde se deposita todo lo demás que no se recicla) y al que irán a parar fundamentalmente restos de comida, que son los residuos que más se generan en los hogares. El objetivo es doble, ya que además de permitir su reutilización para hacer compost o comercializarlo como abona para jardinería y agricultura también se evita que acaben en el vertedero de Los Ruices, al que le queda poco más de una década de vida útil.
En cualquier caso, la implantación será progresiva, empezando por el entorno de Parque Litoral, que ha sido la zona elegida para arrancar un proyecto piloto con la distribución de entre 150 y 200 contenedores de 1.600 litros de capacidad y de cuyos resultados dependerá el ritmo de expansión al resto de la ciudad.
El lugar designado se ajusta a las necesidades porque se trata de un espacio con una alta proporción de población joven que, por regla general, está más concienciada con el reciclaje, y además cuenta con amplios viales como la avenida de Imperio Argentina y la calle Pacífico donde no hay grandes problemas de aparcamiento como para que afecte demasiado el espacio reservado para otro contenedor.
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¿Qué va al contenedor marrón? Los restos biodegradables y los desechos orgánicos. Los primeros son básicamente los restos de comida, como carnes, pescados, verduras, frutas o los posos del café. Los orgánicos, por su parte, son servilletas o papeles de cocina usados y manchados de grasa o aceite (si están limpios van al azul). Igualmente, también van el corcho o los pequeños restos de jardinería. Lo que no debe tirarse a este contenedor, y por tanto deben seguir yendo al gris, son el textil sanitario (empresas, tampones, bastoncillos, toallitas higiénicas o pañales), las colillas, el polvo que se genera al barrer o los excrementos de las mascotas.
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