De la Torre y el saludo japonés

Como además tiene una habilidad innata para zafarse de los marrones, suele salir casi indemne de los tropiezos. Esta semana volvía a dar una lección de supervivencia, pero esta vez para esquivar al enemigo común de la humanidad: el coronavirus. Parece que lo aprendió el martes por la mañana en el Congreso de Robótica, que se celebró en el Palacio de Ferias. Lo explicaba por la tarde en una reunión que mantenía con un clúster de patrocinios deportivos, concretamente el de Balonmano Ciudad de Málaga. De la Torre les comentó que se había impuesto en el congreso el saludo japonés, que él mismo dispensó a los asistentes. Lo que viene siendo la ligera inclinación con la cabeza que gustan de usar los nipones cuando dicen 'Konnichiwa' (qué tal estás en español). Obviamente, además de la teatralidad del saludo, no le sumó la citada palabra porque ya hubiese sido un número. Otro de los asistentes explicó que en el congreso medían la temperatura al entrar, como publicó este periódico, y ahí quedó la cosa.

Pero se ve que el saludo japonés para el casi octogenario alcalde, tiene 77 años (aunque lo es cierto que aparenta diez años menos), no iba a ser fruto de un día. Anteayer, en el Consejo de las Mujeres, y como contábamos en esta sección, él, que se deshace en besos a diestro y siniestro, cambió de tercio.

Ante más de un centenar de féminas, el regidor, que lleva mucho aprendido en esto de relacionarse porque ha dedicado su vida a ello, instauró o institucionalizó desde su figura de alcalde presidente el saludo oriental. "Bueno, como están las cosas, lo mejor es el saludo japonés", les dijo esbozando una sonrisa a las mujeres que había sentadas en la sillería esperando que empezase el encuentro. E inclinó su cabeza.

Así que para los que tengan que reunirse con él en próximos días, ya saben que estas son las nuevas formas. La nipona es una cultura en la que el contacto físico es prácticamente inexistente más allá de la familia íntima. De hecho, un roce a destiempo puede ser muy malinterpretado. Nada que ver con la nuestra, mediterránea y callejera, donde los besos y abrazos bullen a placer. Se ve que tenemos que aprender más de los orientales para estas tesituras y ser más escrupulosos. Dejar de besarnos, de darnos la mano y de abrazarnos en general, como ya recomienda en Italia, seguro que muy a pesar.

Es la primera vez desde hace años que el Ayuntamiento de Málaga, es decir los grupos políticos con representación en la Casona, no han sido capaces de presentar una moción institucional, rubricada por todos, para el Día Internacional de la Mujer. Una iniciativa siquiera de mínimos, con alguna llamada de atención de lo que se hace o se debería mejorar en Málaga, como siempre. Llamaba la atención que el nuevo edil de Derechos Sociales, Francisco Pomares, no hubiera negociado con ahínco esta cuestión y que la moción de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se quedara sin padrinos (a excepción del PP), aunque todos la votaran a favor. En el Consejo de las Mujeres, celebrado el miércoles por la tarde, lo ponían sobre la mesa la representante de la coordinadora del 8M, Andrea Barbotta, así como la concejal socialista Rosa del Mar Rodríguez. Barbotta se quejaba de que no se entendía esta forma de actuar, y Rodríguez subrayó que se lamentaban de no haber podido incluir mejoras locales en la iniciativa básica de la FEMP.

De la Torre, que no Pomares, explicaba que se había intentado y que no había podido ser. "Nos hemos movido en el deseo de buscar el consenso alrededor de la moción de la FEMP", explicaba. Bien sabe el regidor que el asunto se rechazó en la junta de portavoces y no hubo más intentos negociadores como sí ha ocurrido otros años. A veces no basta con querer, hay que hacer. Y lo cierto es que esta vez se ha hecho bien poco.