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La polémica y el desacuerdo son viejos compañeros en política. Como escenario de este ejemplo, el Ayuntamiento y la Diputación, erigidos ayer en espacios paralelos para corroborar que la solución a la encrucijada que le planteó al PP la fuga de Juan Cassá de Ciudadanos (Cs), partido con el que gobiernan las dos instituciones, llegará más tarde de lo esperado. De poner esa evidencia sobre la mesa se encargaba el propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, al asegurar que el actual pacto que mantiene con Cs en la Casona ya no le vale por no poder garantizarle la deseada estabilidad. Por ello, reclamó a su socia y portavoz naranja, Noelia Losada, que se siente a «buscar nuevas soluciones», una vez que «la decisión personal del señor Cassá hace imposible cumplir con el pacto de estabilidad». Que Cassá fuera ratificado una hora antes como nuevo portavoz del equipo de gobierno en Diputación y responsable del área de relaciones institucionales, en un pleno cargado de tensión entre el presidente, Francisco Salado, y el vicepresidente, Juan Carlos Maldonado, no sirvió para pasar página y dejar atrás el desequilibrio provocado por el exedil naranja.
Al contrario, parece que el acuerdo en Diputación no ha hecho más que tensionar la relación entre PP y Cs en la Casona, emplazados de nuevo a reunirse –probablemente el lunes o el martes– para renegociar el acuerdo, o para empezarlo desde cero, tal y como se desprendió ayer de las declaraciones del alcalde. Cabe recordar que De la Torre y Losada ya mantuvieron un encuentro el pasado 28 de mayo para hacer un seguimiento de las condiciones del acuerdo en vigor, pero no fue hasta ayer cuando el regidor dejó claro que es necesario volver a sentarse para «hacer un nuevo pacto», dijo literalmente. «La decisión personal del señor Cassá hace imposible cumplir con el pacto de estabilidad, por eso hay que buscar nuevas soluciones», dijo el alcalde aclarando que lo firmado el pasado año, tras las elecciones municipales, era «una estabilidad que surgía del 14+2», es decir, de los 14 ediles populares y los dos de Cs (Losada y Cassá), que garantizaban la mayoría absoluta en el salón de plenos.
francisco de la torre, alcalde de málaga
francisco salado, presidente de la diputación
Con la marcha de Cassá, sin embargo, esa fórmula ha variado al «14+1+1, que es la que hay que buscar en estos momentos», añadió De la Torre, quien recordó a ambas partes –a Cassá y a Losada, aunque sin referirse a ellos de manera explícita– que «hay que primar el bien de la ciudad por encima de cualquier aspiración personal».
En cualquier caso, la noticia del pacto en Diputación parece cerrar, en paralelo, el camino a una hipotética moción de censura en el Ayuntamiento. Así se encargaban también de avanzarlo el portavoz socialista, Daniel Pérez, y el de Adelante Málaga, Eduardo Zorrilla, argumentando en ambos casos que esa opción «ni siquiera se había planteado». Por su parte, Losada se limitó a insistir en la necesidad de que Cassá «devuelva su acta» y consideró que el pacto actual con el PP en el Ayuntamiento «mantiene vigentes los compromisos».
Más allá del Ayuntamiento, el pleno extraordinario de Diputación también estuvo plagado de momentos de tensión. En primer lugar porque fue convocado el martes a últimísima hora, y también porque los puntos que fijaban el orden del día versaron en exclusiva en torno a la aprobación del nuevo estatus de Cassá y de su sueldo (73.422 euros brutos anuales). Sobre las doce de la mañana llegaba la votación, que salió adelante gracias a los 15 diputados del PP y al voto del propio Cassá, imponiendo así una mayoría frente a los votos en contra del PSOE, Adelante Málaga y –como hecho más destacable– de Cs. Maldonado, vicepresidente de Diputación, es ya el único representante de los naranjas en la institución.
juan carlos maldonado, vicepresidente de la diputación
juan marín, presidente de cs en andalucía
Que las relaciones de Maldonado con Cassá y Salado están deshilachadas quedó claro en su turno de palabra. El vicepresidente se mostró muy crítico con un movimiento que tildó de «escándalo» y de «sinsentido». Incluso llegó a poner su cargo de vicepresidente a disposición de Salado. «No vemos ninguna explicación para que el señor Cassá forme parte del gobierno», dijo. Salado le replicó que «nada va a cambiar» en la forma de trabajar en la institución. De hecho, Cassá no formará parte de la junta directiva y no tendrá tareas ejecutivas. Así se cumple, al menos por ahora, la petición que hizo también ayer el presidente regional de Cs, Juan Marín, durante una visita a Marbella, al pedir al PP que «no se incluya a Cassá en ningún gobierno» porque «es un tránsfuga que se fue de Cs y tendría que haber entregado su acta ya que es lo que firmó».
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