Secciones
Servicios
Destacamos
Llegar a la explanada al lado de la estación de cruceros vendría a ser como entrar en el Morro de los años 90. El origen etimológico de la palabra no lo descubrimos en aquella época, pero sí iba ligado a un verbo con la misma ... raíz semántica, que era lo que la mayoría iba a hacer al Morro. Donde ya había foodtrucks, y nosotros sin saberlo, lo que venían a ser dos kioscos donde vendían hamburguesas y perritos. Aunque siempre estaba sucio y olía a agallas de pescado a cuenta de los que iban con sus cañas a probar fortuna, el Morro era un sitio mágico.
Era inevitable recordarlo en esta jornada en la que la portavoz de Con Málaga, Toni Morillas, volvía por sus fueros a reclamar una realidad que no tiene discusión: Izquierda Unida, su partido, fue el primero que en 2016 reclamó que en el dique de Levante (con un muro que muestra demasiadas oxidaciones), no se erigiese un rascacielos que hiciese sombra a la Farola de Málaga. De hecho, en un Carnaval, el entonces portavoz Eduardo Zorrilla, iba de magnate catarí y la concejal Remedios Ramos, de la Farola de Málaga.
La Torre del Puerto, que lleva tramitándose ocho años, no pasa por su mejor momento. Pero en este caso, no se trata de manifestaciones, concentraciones, o de la contestación popular, aunque sigue siendo fuerte pero en este caso latente, sino que el proyecto podría encallar por sí sólo si el fondo catarí no fuese capaz de culminarlo y entregarlo a tiempo. Hasta ahora, para la tramitación del Plan Especial, aprobado por el Ayuntamiento de Málaga, sólo hizo falta el anteproyecto, pero ahora los requisitos se acrecientan para llevarlo al Consejo de Ministros y la situación no es de las mejores. De hecho, han pedido una prórroga de cuatro meses a la Autoridad Portuaria, que también está en el aire. Con Málaga llevará una moción a la comisión de Urbanismo de este mes para instar a la Autoridad Portuaria a que no se la conceda. «El fondo catarí sólo quiere especular con nuestro muelle y privatizar el espacio público», añadía.
Morillas no quiere dejar de pasar la oportunidad para hacer su alegato, el mismo que lleva sosteniendo su partido, al que más tarde se sumarían el PSOE o Ciudadanos (que al principio sí apoyaban el rascacielos). En este preciso instante, su mayor reflexión es la siguiente: «Ahora es el alcalde el que está solo sosteniendo la Torre del Puerto».
Morillas indica que ha sido el proyecto urbanístico que ha tenido más oposición en Málaga, a años luz de cualquier otro, oposición hasta de planteamientos políticos alejados. «¿Qué interés tan poderoso hay detrás para que se mantenga el empecinamiento del Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria? Esta es la pregunta que hay que hacerse», puntualiza. Su reflexión pasa por echar un ojo a la situación actual. Explica la líder de Izquierda Unida que hay un tema de fondo en la ciudad, y es el movimiento creciente entre los ciudadanos que reclaman la ciudad para vivir, como explica mientras se dirige a la reja que separa la explanada de cruceros del dique de Levante.
Una reja que no se puede traspasar. Sale un camión y se abre. Pero se vuelve a cerrar. «Este mamotreto (dice refiriéndose al anteproyecto del rascacielos) es la viva imagen de todo lo contrario de lo que piden los ciudadanos; y lo más triste es que tenemos un equipo de gobierno servil con los fondos de inversión. El hotel sólo va a deteriorar el paisaje y a tapar un emblema de la ciudad como es la Farola. Es nuestro patrimonio histórico, nuestra identidad colectiva», explica Morillas, que indica que está en contra del actual modelo «porque es echar más leña al fenómeno de la turistificación». Por eso, precisa que el actual debate debería desechar el rascacielos y preguntarse cómo se consigue un modelo turístico sostenible, «que revierta la turistificación, y que tenga en cuenta los recursos hídricos, la expulsión de los vecinos y los problemas de convivencia»
Morillas explica que su partido forma parte de movimiento ciudadano amplio y plural, que se agrupa en la Plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, que ha conseguido movilizar a la ciudadanía y presentar un recurso contra el Plan Especial.
En los pasillos esta semana de resaca del pleno se seguía comentando con profusión el papelón de que Vox se abstuviera en la concesión de la medalla de la Ciudad a la Asociación de la Prensa, y que por tanto hubiese que convertir una moción institucional, de los cuatro grupos municipales, en una urgente popular (afortunadamente todavía tenían una en la recámara) para sacarla adelante.
El portavoz de Vox, Antonio Alcázar, alegó en el pleno que era un momento sensible porque el Gobierno quería acallar a la prensa, pero cuando este periódico le volvió a preguntar sobre el asunto, dijo que reconocían la labor de los buenos profesionales del periodismo, pero que constataban que no había imparcialidad respecto a su partido. «Se nos ha criminalizado e invisibilizado, hay medios que no nos han sacado en todo este tiempo ni para bien ni para mal, y que nos ignoran». La viceportavoz Yolanda Gómez dijo que ellos no iban a participar del sistema, ni iban a hacerlo todo por consenso «con asuntos que tienen carga política».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.