La tertuliana Noelia Losada

Estos son los dos casos más cercanos y conocidos de los exnaranjas, que aún siguen en esto de la cosa pública y con buenos sueldos. Al fin y al cabo, que a nadie se lo olvide que ser político es tener un trabajo. Un salario. Y algunos matan por seguir teniéndolo. Si no que se lo pregunten a muchos que están en la oposición y que no tocan bola y están esperando a que haya totum revolutum en sus partidos para pisar de nuevo alfombra.

Luego está el plan C, que es el que menos acólitos tiene, el que que vivieron la concejala de Unidas Podemos Remedios Ramos cuando su partido, IU, le hizo el pasodoble y colocó a Toni Morillas en su lugar como cabeza de cartel en las municipales de 2023, que como ya hemos dicho otras ocasiones en esta sección eso no quita para que la actual portavoz sea un animal político. Las cosas que pasan en los partidos, y los volantazos de última hora para contentar a unos y otros y enfadar a la que le mueven la silla. A veces mueven las sillas los que se coaligan, que también quieren seguir en el palmito. En fin, que las permutaciones, combinaciones y variaciones en política están a la orden del día. Es todo cuestión de estadística.

En el PSOE, también decayó como concejala Lorena Doña. La lista se quedó en el 10, y pese a que se fue la periodista Inmaculada Jabato, la concejal más fugaz de la democracia en el Ayuntamiento de Málaga, por títulos que no quede, Doña era la doce.

También está el caso de Noelia Losada, que murió con las botas puestas, como contamos en esta sección cuando su partido había fallecido por inanición política y descrédito a base de los muchos políticos del mismo que habían salido por la puerta de atrás, aunque éste no fuese su caso. Ahora que estamos en Semana Santa, podríamos decir que pagaron justos por pecadores. Era obvio que se presentaba a las elecciones a dar la cara, a no dar el partido por perdido, pero lo suyo era una batalla imposible antes incluso de que empezara la carrera. Primero, porque Cs estaba en el precipicio, era un 'yo no mandé mis naves a luchar contra los elementos' pero al revés, los elementos estaban casi todos dentro; y segundo, porque su contrincante en la jugada electoral era el sempiterno alcalde de Málaga Paco de la Torre, que se ha demostrado imbatible hasta la fecha, y eso que ya ha llovido desde el año 2000. Bueno, ahora estamos en sequía.

Para colmo, en estas elecciones de 2023, incluso recuperó la mayoría absoluta de forma holgada. 17 concejales frente a los 14 de la oposición, y de ellos 2 de Vox. La izquierda en general, también se hundía en el tren de cola, con sólo 12 ediles, frente a los 15 que tenían en el pasado mandato. Una época en la que Losada y su voto cambiaban la balanza en el pleno. Ahora, el PP utiliza el rodillo con más alegría, aunque también es cierto que estos últimos meses ha vuelto la senda del diálogo cuando estiman algún asunto viable.

Ciudadanos se quedó sin representación, pero su cabeza de cartel, Noelia Losada, prometió un 'Borgen 5'. Que dicen que la Casona engancha. Recuerda que entró en política para luchar contra los nacionalismos, pero que a corto plazo necesita volver a su vida privada y recuperar el tono de su profesión, doctora en Derecho del Trabajo de la Seguridad Social. En estos meses ha escrito tres artículos científicos sobre la viudedad, la adaptación de directivas de la UE a la española en materia laboral, y un cambio de doctrina sobre la ceguera total como gran invalidez. Ahora, hará una estancia en la Universidad de Alcalá de Henares, y se centra en sus hijos, de los que dice apenas ha podido hacerles caso en el pasado mandato. «En estos últimos cuatro años no conocí a sus tutores; esto no sé si está bien que lo diga, pero es verdad», dice honesta.

Y entre medias, sigue en la comba de la actualidad de la ciudad de tertuliana en dos radios locales, la SER y la Cope, y aunque ha tenido ofertas de otros medios de comunicación, ya no quiere prodigarse más. «Ya no puedo dedicarle el mismo tiempo que antes», explica. Ahora, entre sus prioridades, hay vida más allá de la Casona y debe haberla, está su carrera universitaria, la vuelta que acabará haciendo a los juzgados y la dedicación a sus dos hijos, Pablo, de 17, y Elsa, de 15, que estudian y son junior y cadete del Unicaja. «Lo que más echaba de menos es mi vida familiar». La conciliación en primera línea de la política, en este caso municipal, sigue siendo una asignatura pendiente. O estás en misa y repicando, o no estás. Si no que se lo digan a su antiguo socio, Paco de la Torre, que sigue estando impenitente en el candelabro, como diría la Mazagatos.

Losada habla de su vida y pasea por la plaza de la Merced, cerca de la estatua de Picasso. «Mira, la cabeza la tiene más clara porque los extranjeros se la tocan porque dicen que trae suerte». La mañana es bulliciosa y soleada. La exportavoz asegura que todavía sigue teniendo «la inquietud de ser diputada nacional», pero no analiza los últimos movimientos de los ex de su partido. Sigue en Ciudadanos, como dice sin pestañear. ¿Qué le deparará el futuro? Por lo menos pensar que la Casona podría no ser su última parada política.