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José Pinazo tiene 34 años y no conoce otra profesión que la de taxista. Con 20 se puso detrás del volante y, aunque ha pasado un tiempo considerable y un millón de kilómetros acumulados, mantiene un «historial limpio». Cuando dice historial se refiere a los ... partes que ha dado al seguro por algún accidente en el que él ha sido el culpable: un total de cero. A pesar de todo, hace un mes, a través de una carta, su aseguradora le comunicó que no le iba a renovar la póliza que le ha caducado ahora. A partir de aquí, José ha vivido una pesadilla. «O directamente te decían que no o te hacían presupuestos astronómicos», describe. Pagaba para asegurar su taxi, modelo Volkswagen Arteon, 1.890 euros. Cobertura de lunas y daños a terceros.
«Para la misma cobertura ahora me han presupuestado 6.000 euros, algo inasumible», lamenta y señala que se ha visto obligado a asegurar el taxi a través del Consorcio de Seguros del Estado. Es la única alternativa que le está quedando a muchos taxistas. Si se demuestran tres negativas por parte de las aseguradoras privadas, el taxista se ha de adherir a los seguros del Consorcio.
«No nos quieren», insiste José y señala que no se trata de casos puntuales. Solo en Málaga capital, la flota de taxis con licencia supera a los 1.400. Las asociaciones profesionales como la Asociación Unificada de Autónomos del Taxi (Aumat) habla de una «oleada» de bajas y alerta de que en la capital ya hay coches que están parados porque carecen de seguro.
«El problema es muy grave. Hace cinco años podías pagar unos 700 euros, ahora hay casos en los que le han llegado a pedir a compañeros 7.000 euros. La situación es muy grave», señala el presidente de Aumat, Miguel Ángel Martín.
Jorge Zurita es otro taxista que ha pasado por este problema. Esta primavera se topó con la ventana de su Toyota Yaris reventada. El intento de robo acabó con él expulsado por su aseguradora. «Al día siguiente fui a que me arreglaran la luna. Soy autónomo y no me puedo permitir que el taxi esté parado. Lo arreglé a través del seguro de lunas. Hasta ahí, todo normal. La sorpresa me llegó unos meses cuando me comunicaron por parte del seguro que no me iban a renovar la póliza», denuncia.
El miedo a quedarse sin cobertura, aseguran los profesionales consultados, está llevando a que muchos profesionales asuman de sus bolsillos percances y arreglos que se pueden considerar menores. «Yo tuve un pequeño accidente en el que fui yo el culpable. Al final, pagué mil euros de mi bolsillo por temor a que me largara el seguro», asegura Jorge. Lo peor, lamenta, es que le echaron de todas maneras.
El presidente de Aumat remarca que se trata de un problema que afecta a toda la provincia. «Hemos pedido una reunión con Francisco de la Torre para trasladarle este problema. El alcalde tiene que defender a sus taxistas», reclama y confía en que el regidor tenga capacidad para mediar en este problema.
Este periódico ha contactado con varios corredores de seguros para abordar esta temática. Admiten que las aseguradoras le han puesto más celo a las pólizas de los taxistas y que se han encarecido, pero niegan que exista una orden acordada para vetar a estos profesionales. En Aumat, sin embargo, acusan a las mismas de actuar como un cártel.
En este punto, el sector se ve con la espalda contra la pared y ya se barajan movilizaciones. «No es algo que queremos pero si esto no se soluciona no nos queda otra que sacar todos los taxis a las calles para protestar», advierte Miguel Ángel Martín. Para el presidente de los taxistas, el origen de estos desencuentros está en un cambio de criterio de las aseguradoras, provocado por la «alta siniestralidad de las VTC». «Nos meten a todos en un mismo bote, cuando el taxi no tiene nada que ver. Los coches son nuestros y no una flota de renting. Eso se nota en la conducción», sostiene.
«Si no te echan de forma directa, te proponen unas subidas astronómicas que equivalen a lo mismo», insiste.
Volviendo al inicio y volviendo a José Pinazo, que ahora puede conducir su taxi bajo la cobertura del consorcio de seguro. Más que una solución, lamenta que se trate de la única opción y que ésta sigue siendo mala. «Con el consorcio tienes que pagar más de 2.000 euros pero solo cubre a los viajeros. No tienes ni asistencia en carretera, seguro de lunas... nada», resalta que asegurar un taxi parece ahora una misión imposible.
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