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Estaba siendo un día «malo». A penas llevaba recaudados 20 euros cuando recibió una llamada de la central para recoger a un pasajero junto al colegio Alfonso X, en Avenida Carlos Haya. El taxista, que prefiere no revelar su nombre, se paró en la puerta del centro hasta que un hombre se subió en el asiento del copiloto. «Me pidió que le llevase a un taller en Los Prados, lo que me extrañó porque era festivo, pero bueno, cualquiera sabe». Cuando llegaron a la zona el cliente le pidió que se parase en un callejón sin salida, momento en el que, según denuncia el conductor, le sacó un cuchillo, se lo colocó en el contacto y empezó a gritar: «¡Dame la cartera, que me des la cartera!». El pasajero abandonó el coche y, tras sobreponerse, el conductor comenzó a seguirle mientras se comunicaba con la central del servicio de Taxis. Pasaron diez minutos hasta que una patrulla de la Policía Local acudió a la zona y detuvo al presunto atracador.
«No tenía mal aspecto», indica el taxista, que nunca olvidará el pasado nueve de diciembre, día en el que se produjeron los hechos. Lo que sí despertó sus sospechas fue la conversación que mantuvieron durante el trayecto. «Me dijo que a su mujer se la había robado un taxista, y lo comentó en un tono muy inapropiado y fuera de lugar». La carrera, que tuvo un precio final de once euros, estuvo marcada por el diálogo del pasajero, que clamaba «de muy malas formas» contra el colectivo del taxi. «Este mes llevo gastados quinientos euros en taxis», profirió.
Cuando se pararon, recuerda el conductor, el hombre comenzó a gritar «muy fuerte, de forma desencajada y amenazante», después de que le informase del precio del servicio. No lo dudó: abrió la guantera y le dio el cambio y la recaudación, 75 euros en total. «Le dije que no me hiciera daño y le entregué todo lo que tenía el coche», explica. «Lo primero que pensé fue en salir, pero tenía el cinturón puesto y no podía». El presunto atracador se escabulló y, preso de la «rabia y la impotencia», el taxista se bajó mientras reaccionaba a lo ocurrido. Unos vecinos se acercaron al escuchar los gritos. «¡Que me han atracado!», alcanzó a decir la víctima.
Entonces volvió a subirse al coche y avisó por radio a la central para que avisasen a la Policía. Al otro lado le dijeron que acudiera de inmediato a una comisaría, pero él, tal vez por instinto, empezó a conducir por Los Prados hasta que se encontró con el presunto ladrón. Habló de nuevo con la central para decirles que lo tenía localizado, que mandasen una patrulla. «El hombre se dio cuenta de que estaba allí y me hacía señas amenazantes, como diciéndome que fuese hacia él si era capaz».
Pasaron «diez o doce minutos» en los que el denunciado tuvo tiempo de parar en una tienda a comprar algo de comer hasta que llegó una patrulla de la Policía Local. Entretanto había acudido a la zona otro compañero taxista a dar apoyo. El segundo conductor se quedó en un acceso de la calle por la que caminaba el presunto ladrón, mientras que la víctima siguió la persecución. Cuando llegaron los agentes, el sospechoso comenzó a correr, pero los agentes consiguieron reducirlo. En el primer cacheo encontraron el dinero y el cuchillo con el que intimidó al conductor. El taxista recibió al día siguiente los 75 euros que le había robado.
El conductor asegura que cuando vio el cuchillo se quedó «en blanco». «Pensé que a lo mejor no volvía a ver a mi familia». Tiene dos hijos de 18 y 11 años en los que no dejaba de pensar. «Mi vida podría haber cambiado para suerte, todo por cruzarme con una mala persona». Espera que «no le pase a nadie», porque fue una experiencia que «intenta olvidar para siempre». «Llevo diez años siendo taxista, siete de ellos en Málaga, y nunca me había pasado nada parecido», concluye.
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