Los albores del verano en Málaga, ese sol de justicia. De ese que cuando sus rayos caen a mediodía calientan la cabeza a temperaturas no deseables y puede provocar cansancio y hastío por el calor. Los sombreros, borsalinos, ala ancha, pamelas, tipo pescador son un ... socorrido invento para pasear, pero sobre todo son vitales cuando alguien tiene que estar mucho tiempo en un sitio donde el astro rey lo inunda todo. No es esta una ciudad muy de llevar sombreros, donde su uso ha sido casi siempre una tendencia snob, reservada a los guiris que cogen color tipo gamba, o a los abueletes que deben protegerse la mollera.
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Lo que podría parecer una moda, en el caso del alcalde Francisco de la Torre no lo es. Él empezó a llevar el clásico sombrero Panamá cuando le operaron de una lesión cerebral en abril de 2020 y debía protegerse la testa. Se vieron esas fotos suyas cuando nos dejaban salir del cautiverio, andando bien protegido con su hija Lucía por el paseo marítimo de La Malagueta. Desde entonces, cuando pega el Lorenzo, De la Torre suele ir bien pertrechado, y hasta la fecha había sido el único que se había puesto sombrero en la actual Corporación. Al menos que recordemos.
Estos días atrás ha habido varios actos en la calle en las horas centrales del día, en los que parece afortunadamente que no han invitado a noruegos o daneses a compartir escena, y lo cierto es que los ediles y el resto de invitados se han quejado de que los rayos bajaban a traición. Europa mediterránea oriental, sur de España y casi norte de Marruecos, y un mes de junio que está siendo más álgido en temperaturas de lo deseado.
La portavoz naranja, Noelia Losada, también se ha sumado a esta tendencia de forma oficial, ya que lo suyo con los sombreros, como cuenta, se remonta a hace muchos años. De tez clara, explica que se quema rápidamente y que le gusta llevar protegida la cara. Por eso cuando saca a pasear al perro o se va de paseo por la playa, el sombrero siempre la acompaña.
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De hecho, conserva tres a los que le tiene especial cariño, como contaba el otro día tras hacerse visible con el alcalde, ambos, con un estiloso sombrero Panamá. Losada se había comprado el suyo de prisa y corriendo después del acto de la presentación de la Generali Maratón, en el Cubo del Pompidou el día anterior, como explicaba. De vuelta al Ayuntamiento paró en un kiosco del Parque y adquirió uno del modelo que tiene el alcalde, pero también del que normalmente –aunque también eran borsalino– le había traído su marido, el ex jugador de baloncesto Carlos Jiménez, de las olimpiadas de Sidney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008 a las que ha asistido. Cuando el actual team mánager de la Selección Española de Baloncesto se marchaba a los juegos, le preguntaba a su esposa qué recuerdo quería que le trajese aún a sabiendas de lo que le pediría, como cuenta risueña. «Me encantan los gorros de la gala inaugural de los Juegos Olímpicos; eso le pedía. Siempre voy con gorro en mi vida normal porque no me gusta el sol; me molesta mucho. El día del Cubo se me tatuó el reloj en el brazo en el rato que estuvimos en el Muelle Uno».
¿Marcando tendencia? «No es por estilismo, es por salud. La diferencia de temperatura en la cabeza cuando llevas sombrero o no lo llevas es importante. Gorro y protección solar suelo llevar, que me quemo», decía muy resuelta.
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Pues lo dicho, si lo llevan con soltura los socios de gobierno del Ayuntamiento de Málaga a los actos oficiales, sólo queda una cosa por decir: Se levanta la veda del sombrero.
La comisión de Transparencia llegó en este mandato, mal y tarde. Para empezar, pandemia de por medio y quizás poco interés porque el resto de las comisiones sí se retomaron tras el confinamiento, echó a andar con dos años de retraso la comisión especial de Transparencia. Pero no sólo fue su tardanza sino que para empezar, el alcalde Francisco de la Torre no admitió a trámite dos peticiones socialistas porque había cambiado el formato de la comisión, que se descafeinó totalmente hasta el punto de que no se admiten cuestiones como consultar expedientes y abordar comparecencias sobre asuntos espinosos, sino que deben ser fundamentalmente mociones con peticiones, por lo que profundizar en asuntos espinosos o polémicos municipales se hace imposible para la oposición. Ese no fue el leitmotiv por el que el que fuera portavoz popular Mario Cortés la puso en marcha en el pasado mandato. Pero la última modalidad son los escritos para retrasarlas, como contaba estos días la edil socialista Mari Carmen Martín. En la carta a los grupos municipales se especifica que, por orden de la presidenta y concejala de Participación, Transparencia y Buen Gobierno, Ruth Sarabia, la comisión de Transparencia se aplaza desde el 30 de mayo al 27 de junio. «La comisión era trimestral, estuvo dos años sin celebrarse, y no es la primera vez en la que se retrasa para que en vez de a los tres meses se celebre a los cuatro y que vaya pasando el tiempo. La han dejado sin contenido, te piden con mucho tiempo de antelación las mociones, y luego no es la primera vez que la posponen un mes. No se lo toman en serio, lo llevan demostrando desde el principio», explicaba la socialista. ¿Querrán más bien una comisión de Transparencia post-electoral?
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