La familia de Alberto Camas al completo en el salón del hogar, con la asistenta ecuatoriana a la derecha. SUR
HISTORIAS DE LA CUARENTENA

«Sólo puedo decir que apenas tengo tiempo libre»

Alberto Camas, abogado y presidente del Trops Málaga, vive unos días especiales en un hogar con nueve ocupantes, al tener seis hijos y una asistenta interna

Miércoles, 25 de marzo 2020, 01:45

Alberto Camas nunca olvidará estas semanas, que le han marcado doblemente, en su papel de presidente del Trops Málaga de balonmano, quizás el primer equipo de competición en España que ha sufrido casos positivos de coronavirus, y también por un aislamiento domiciliario que en su caso registra unas circunstancias peculiares, al contar con seis hijos, la mayoría adolescentes.

Publicidad

Camas, que es socio de Gaona Abogados (con un total de 37 empleados) lleva teletrabajando en casa desde el jueves previo a la declaración del estado de alarma en el país. "En el despacho hay un retén, con una secretaria que va y un abogado de guardia, pero están suspendidos los plazos procesales y todo el tema de contratos y escrituras de notaría, así que ahora se trabaja sobre todo el laboral, con el tema de ERTE y problemas que sufren las empresas, y el fiscal, porque en esto no se han suspendido los plazos".

En su hogar, un amplio piso de unos 170 metros cuadrados en el Paseo de la Farola, con una amplia terraza y vistas al Muelle Uno, no tiene tiempo para aburrirse. Son nueve en total, con su mujer y una asistenta ecuatoriana, Marina, que ayuda en casa. "Es como una tía para los niños. Lleva una década con nosotros y con esta situación le propusimos, y aceptó, que se quedara en casa interna, manteniendo sus mismas horas de trabajo".

Además, Camas tuvo que comprar tres ordenadores portátiles días antes del aislamiento para que todos sus hijos (con 6, 10, 12, 14, 15 y 17 años y todos en los Maristas) pudieran hacer sus tareas del colegio y telecomunicarse con sus profesores. La más atareada es Lourdes (que se llama con su madre, pediatra en un Centro de Salud en Pizarra), en Segundo de Bachiller y pendiente de la fecha definitiva de la Selectividad. Alberto, el segundo más mayor, sale a comprar el pan.

"Me levanto pronto con mi mujer, nos tomamos un café y, cuando ella se va, organizo desayunos y empiezan a videoconectarse con sus profesores. También siguen una serie de rutinas, como hacer las camas. Los maestros no todos coinciden, y al más pequeño le mandan menos cosas, pero el resto sí tienen más deberes. Pueden llegar a estar 40 o 50 minutos dando una clase y también están estudiando", explica el padre de familia.

Publicidad

Tardes en común

"A las cuatro vuelve Lourdes –continúa–. Se ducha y deja los zapatos fuera y, ya por la tarde compartimos el tiempo todos. Sacamos juegos de mesa, hacemos algo de deporte con balón en la terraza, los niños se conectan con sus móviles y organizan partidas de Play Station... También estamos viendo la serie 'El internado', que tiene siete temporadas".

Camas es optimista y trata de ver el lado bueno de la situación. "Es verdad que ahora que se ha anunciado que vamos a estar así al menos hasta el 11 de abril puede haber algo más de tensión, porque mis hijos mayores están acostumbrados a tener mucha actividad fuera. Cortarlo de raíz es difícil, pero tener una terraza y que te dé el aire es una ventaja respecto a otras familias. Esto se va a ir complicando a nivel psicológico, pero es como un fin de semana lluvioso. Las personas que tengan aficiones lo llevarán mejor que quien centra su entretenimiento en salir. Yo sólo puedo decir que apenas tengo tiempo libre".

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad