El PP y Ciudadanos han impuesto la ley del silencio. Tratando un asunto que concierne tanto a la ciudadanía como su pacto de gobierno y ... el futuro de la estabilidad del Ayuntamiento de Málaga se han conjurado para mantener el secretismo de sus reuniones de seguimiento del acuerdo y los protagonistas no han dicho ni esta boca es mía. Bueno, sí, De la Torre ha vuelto a la carga con integrar a Juan Cassá en el gobierno, algo que no es nuevo y que vuelve a dejar con el flanco descuidado aCiudadanos, que descartaba sin ambages la semana pasada que el tránsfuga exnaranja se sentara con ellos a dirigir la ciudad. Se ve que tendrán que tragar saliva porque cuando al alcalde se le mete algo en la cabeza no ceja en el empeño.
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Pero de lo que hablaron ese jueves sólo trascendió una nota de prensa digna de un maestro en comunicación política, Maquiavelo, Rasputín o Iván Redondo en tiempos más actuales, en la que durante tres párrafos lo único que decían es que no iban a decir nada de lo que habían hablado. Parece un trabalenguas. Hacer comunicaciones con cierta extensión para no aportar prácticamente nada debe ser la 'new age' de los gabinetes de prensa, institucionales y de los partidos, que han ido patentado su marca para ser amables, educados, accesibles, pero dejando claro que «no vamos a hablar». Todo un elogio a la transparencia democrática. Si ayer se le preguntaba directamente a integrantes de ambos partidos en la Casona, todos corrían un tupido velo, el mismo que llevan echando desde el pasado jueves, en un asunto que trasciende las buenas o malas relaciones de un partido con otro, y su amor o desamor, que puede ser confidencial si los interesados quieren, pero que en el caso de socios que forman un gobierno es un asunto que interesa a toda la ciudad. En el PP, algunos hablaban educadamente de confidencialidad para que los «términos de la reunión sean los términos de la reunión y no un correveidile». O un vago «fue bien en cuanto a las formas». En Cs aún eran más parcos: «No vamos a decir nada de las conversaciones, hemos tenido la primera y todavía no hemos puesto fecha a la siguiente, aún queda«. La claridad resulta pasmosa. Pues ahí andan, callados y opacos. Qué pena que no sepan comunicar lo poco o lo mucho a lo que han llegado. No son buenos tiempos para la lírica.
Resultó curioso que el exnaranja mantuviera la disciplina de voto del gobierno en el pleno extraordinario de la semana pasada sin pertenecer al mismo. No hizo guiños a la oposición como solía en el pasado mandato, en el que sostenía al PP, pero desde fuera. En la sesión, Cassá fue extrañamente disciplinado, votó lo mismo que su excompañera Noelia Losada y que los demás ediles del PP. Cuando se acercaron a él los populares horas antes para ver su sentido del voto en la sesión plenaria, al igual que hicieron con el resto de partidos, cuentan que mostró su disposición a ponerse las pilas, a consensuar las mociones y a perjudicar lo menos posible. Visto lo visto cada vez está más cerca de entrar en el equipo de gobierno, mal que le pese a los socios naranjas. Veremos a ver si no se les atraganta el silencio.
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