La sequía duplica el nivel de sal en el embalse del Guadalhorce y fuerza más inversión en El Atabal

Con las obras de emergencia impulsadas por la Consejería de Agricultura de la Junta, la capacidad de tratamiento de estas instalaciones aumentó un 12%. Supusieron una inversión de 2,3 millones de euros. Las obras duraron algo más de un año. Y ahora se pretende, con una segunda actuación, ganar otro 10%.

Ahora la sal del Guadalhorce llega a superar los 4.000 microsiemens / cm (2,56 gramos por litro), medida en el azud de Paredones, donde se separan los canales de riego del agua que va a la ciudad. En 2022, con bastante más agua en los pantanos, la cifra era de unos 2.000. Esos 2.000 son más o menos 1 gramo por litro, que es lo que soportan los regadíos. En todo caso, la desalobradora podría tratar hasta 10.000 microsiemens. Pero a más esfuerzo, lógicamente, se disparan los costes energéticos y se acorta la vida útil de los equipos.

Ocurre que no es sólo el pantano lo que debe tratarse: es que la estrategia al alza de búsqueda de pozos implica a veces recursos de menos calidad. Es el caso de los que vendrán de la recuperación de seis en el Bajo Guadalhorce (actualmente en fase de proyecto y obras adjudicadas) y de los que progresivamente se vienen incorporando en el entorno de Aljaima y Fahala (Cártama). Todos estos volúmenes serán capaces por momentos de asegurar el suministro completo a la ciudad en función de las lluvias y reservas disponibles.

Es un hecho químico, comprobable en analítica, que Málaga ofrece gracias a El Atabal un agua de alta calidad, en el promedio de las aguas embotelladas. El análisis de este miércoles 24 de julio, por ejemplo, daba 526 de conductividad (sal), cuando el límite sanitario es de 2.500. Y en el caso de la dureza (cal), 106, un agua prácticamente blanda. Eso contando con la mala calidad del agua en origen, que es lo que hacía históricamente que el agua de Málaga hasta 2005 fuera muy mala, no sólo por su sabor, sino por las afecciones en electrodomésticos o tuberías.

Por eso es clave tener totalmente afinada la desalobradora, inaugurada en 2005. Y por eso el recambio de las membranas, que se irá haciendo paulatinamente durante un año por la necesidad de afectar lo menos posible a la producción.

La reposición de los elementos de ósmosis inversa (sistema de tratamiento para desalar por presión, por resumir mucho) alcanza nada menos que 9.828. Si los extendiéramos, ocuparían una superficie de 51 campos de fútbol. Eso da idea de la dimensión del proceso.

Son los elementos que filtran. Su reemplazo periódico forma parte del mantenimiento de la instalación. Son, en términos prácticos, material fungible. Su ciclo de vida depende del 'esfuerzo' que tengan que hacer, entre otras cosas por el empeoramiento de la calidad del agua entrante. «Su necesidad es de primera relevancia en el logro de la potabilidad y la obtención del la calidad de agua que se requiere para la ciudad de Málaga», recoge el informe técnico que ampara la inversión.

En el texto se recuerda que el embalse del Guadalhorce no tiene agua ni siquiera prepotable por la mencionada contaminación salina. Y la cosa ha empeorado durante los dos últimos años. Esto afecta a Málaga, por supuesto, pero también condiciona el agua de riegos (ahora restringidos). Estos caudales no pueden superar el gramo de sal por litro, por lo que hay que tirar de otros embalses o mezclar para dichos riegos. Es salmuera lo que se vierte al pantano. Y, claro, si baja el nivel, sube la concentración. Apenas almacena 18,5 hectómetros cúbicos, la mitad que el año pasado. Y no llega al 15% de su nivel de llenado.

El valor de este pantano es estratégico, en una situación de «emergencia», según el citado informe de necesidad. Además, si las membranas no están en el estado óptimo, también se consume más electricidad.

Sobre una segunda ampliación de la desalobradora, la actuación, valorada en casi 30 millones de euros, está autorizada por Acuamed, titular de la instalación. Así se lo trasladó a la Consejería de Agricultura en el marco de las reuniones bilaterales. Sin embargo, la financiación está en el aire, no parece haber disposición estatal a acometerla.

Otro proyecto a largo plazo consiste en reconvertir la potabilizadora de Pilones (junto al PTA y a la presa del Tomillar) en una suerte de gemela de El Atabal para replicar la operativa para los crecimientos de Málaga, el Valle del Guadalhorce y el área metropolitana. El proyecto constructivo debe salir a concurso en los próximos meses.