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«Olvídate de él, lo vamos a matar». Esta fue la última conversación telefónica que al parecer un vecino de Málaga tuvo con los hombres que habían secuestrado a su hermano y que le exigían 500.000 euros en efectivo para liberarlo por una deuda que, encima, no era suya, sino de un familiar del que no saben nada. Y, para colmo, no era la primera vez que se la reclamaban: la víctima ya había sido raptada seis años antes por la misma banda –«una peligrosa organización criminal francesa», según la Guardia Civil– y por idéntico motivo.
El último de los dos secuestros que ha sufrido tuvo lugar el pasado 9 de diciembre, cuando la víctima, un ciudadano español de unos 40 años, salía de su domicilio en Errenteria (Guipúzcoa) sobre las ocho de la tarde y cuatro hombres lo abordaron y lo introdujeron violentamente en un vehículo tras golpearlo con fuerza y amenazarlo con una pistola.
En la madrugada del día siguiente, un hermano del secuestrado denunció en la comisaría de la Ertzaintza de Errenteria que los raptores se habían puesto en contacto con otro hermano de ambos, que reside en Málaga, a quien le habían reclamado un rescate de medio millón de euros como condición para no matar a su familiar, según han informado la Guardia Civil y la Policía vasca.
La investigación se coordinó entre ambos cuerpos al sospecharse que los captores había abandonado el País Vasco. Tras ello, se pudo situar a la víctima en Alicante, donde ha sido detenida una quinta persona, un ciudadano argelino, acusada de acogerlos en su vivienda. Lo retuvieron todo el tiempo en el salón de la casa.
Durante el cautiverio, la banda mantuvo numerosos contactos telefónicos con el hermano de la víctima para establecer las condiciones de la liberación (al no tener el dinero, le ofrecieron propiedades), pero las negociaciones fracasaron y los secuestradores decidieron huir a Francia el 11 de diciembre con el supuesto propósito de acabar con la vida del rehén.
La Unidad Central Operativa (UCO), la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil y el Área de Delitos contra las Personas de la División de Investigación Criminal de la Ertzaintza diseñaron un dispositivo para interceptarlos y liberar al rehén. Los captores se dirigían a Francia en dos turismos con matrícula del país galo: en uno viajaba el secuestrado y otro era utilizado como ‘lanzadera’ para detectar una eventual presencia policial. El primero fue interceptado en una estación de servicio de L’Arboç del Penedés (Tarragona), donde se arrestó a dos de los raptores y se rescató a la víctima, que tenía la cara magullada por los golpes y un diente roto. Una hora después, los dos que viajaban en el vehículo ‘lanzadera’ fueron arrestados cuando se hallaban a tres kilómetros de la frontera franco-española de La Jonquera (Girona). En ese vehículo se intervino una pistola eléctrica o ‘taser’ camuflada bajo la apariencia de un iPhone.
Los cuatro arrestados, de entre 27 y 40 años, han ingresado en prisión. Se da la circunstancia de que dos de ellos ya fueron detenidos por el anterior secuestro sufrido por esta misma persona, que ocurrió en febrero de 2012 y que acabó con su liberación en Tolouse (Francia), tras cuatro días de cautiverio, y la incautación de dos fusiles de asalto, una pistola y un revólver. Al parecer, el motivo era el mismo: le reclamaban la misma deuda. Según fuentes de la investigación, el familiar que la contrajo está en paradero desconocido.
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