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La Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta ahora resistente al optimismo, atisba ya algo de luz «al final del túnel» de la pandemia. Las vacunas contra el coronavirus, insisten los expertos, no están a la vuelta de la esquina pero asoman en un horizonte ... cercano. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confía en que las primeras dosis se administren en enero para que «una parte muy sustancial de la población» esté vacunada antes del segundo semestre del próximo año. El plan de vacunación anunciado ayer por Sanidad utilizará los centros de salud para alcanzar la ansiada inmunidad, empezando por el personal sanitario y los mayores de 65 años. Pero los ambulatorios acumulan citas pendientes desde la primera ola, soportan el grueso asistencial y las labores de diagnóstico y rastreo de la enfermedad y permanecen inmersos en la campaña de vacunación contra la gripe, con una demanda más alta que en años anteriores. Con niveles de saturación insólitos, la atención primaria encara ahora otro reto titánico: vacunar a toda la población contra la Covid-19.
«Sólo de pensarlo», confiesa una enfermera que trabaja en un centro de salud de Málaga, «nos echamos a temblar». La vacunación contra la gripe ya ha dejado a los ambulatorios «contra las cuerdas», asfixiados por la falta de recursos: «Necesitamos más personal». Pero la contratación resulta imposible porque no quedan profesionales en las bolsas de trabajo, como explica Juan José Sánchez, secretario provincial del Sindicato de Enfermería (Satse): «Propusimos a las administraciones un plan de retorno de sanitarios que han abandonado nuestro país, pero no hemos obtenido respuesta». Las mejores condiciones económicas y laborales que ofrecen otros países han provocado el éxodo de miles de profesionales, hasta el punto de que ni siquiera haya candidatos para vacantes o futuros contratos: «Tendrían que doblar turnos los enfermeros que ya están contratados, y eso también supone una inversión». Pero el plan de vacunación no menciona que vayan a destinarse partidas presupuestarias ligadas a esta sobrecarga. Y los números, detallan desde Satse, no cuadran: «Si quieren vacunar al 60 por ciento de la población en el primer semestre del año, sólo en la provincia de Málaga ya hablamos de un millón de personas, y hay 4.000 enfermeros entre hospitales y centros de salud».
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Porque los responsables de vacunar son los profesionales de la enfermería. «Salvo que quieran que lo hagan trabajadores menos cualificados, lo cual sería una imprudencia, o facultativos que tendrían que dejar de atender a sus pacientes», adelanta el responsable de Salud de la Unión General de Trabajadores (UGT), Vicente Sandoval, que considera que las administraciones deben plantearse aumentar el número de contenedores o carpas habilitados para la campaña de la gripe en los exteriores de algunos centros de salud: «Es la fórmula con más garantías para evitar que las personas que necesitan recibir las primeras dosis, por tanto más sensibles, puedan mezclarse con quienes acuden a que les hagan un test de coronavirus, y por tanto son sospechosas de haberse contagiado». Pero ni siquiera esa solución, alerta Sandoval, maquillará «el problema endémico» que sufre la atención primaria: «No veo que sea posible que se asuma este nuevo trabajo con los recursos actuales».
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Más positivo se muestra Daniel Ocaña, miembro del Comité Asesor de Vacunas de Andalucía y de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria: «Aunque lo ideal es que se refuerce el servicio, hay que gestionar los recursos de la mejor forma posible y calendarizar como hemos hecho con la vacuna contra la gripe». Las peculiaridades de cada centro de salud, defiende este médico, invitan a la microgestión: «Hay centros con infraestructuras tan amplias que no requieren una carpa exterior. Otros tienen puertas traseras o más de un acceso para garantizar que haya dos circuitos, otros son más pequeños y tendrán que apoyarse en centros cercanos... Pero no todos los pacientes se vacunarán al mismo tiempo». Ocaña considera que habrá más problemas derivados de la producción y distribución que de la administración de las vacunas, aunque toma como referente la actual campaña contra la gripe: «En apenas dos meses ya hay más de un millón y medio de personas vacunadas en Andalucía». Aún con ese plan a medio ejecutar y bajo el riesgo de colapso, la atención primaria se prepara ya para inyectar millones de dosis que prometen dejar atrás la pesadilla del coronavirus.
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