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Las críticas del alcalde de Torremolinos, José Ortiz, a la dirección provincial del PSOE han abierto una caja de truenos que permanecía cerrada con el ... objetivo de aparentar unidad ante las últimas convocatorias electorales y la necesidad de allanar el camino hacia la Moncloa. Cuajada la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, los disidentes recuperan la voz contra la secretaría general que ostenta José Luis Ruiz Espejo, dardos que trascienden la estructura malagueña para dirigirse a Susana Díaz. El primero en hacer públicas sus discrepancias con el aparato susanista ha sido Ortiz, que considera que la gestión del partido en Málaga «es muy mejorable» y reclama «mayor liderazgo y vertebración». Pero no será el único. Con Sánchez atornillado en el poder, sus defensores tienen el horizonte despejado para avivar una batalla que será más cruenta conforme vayan acercándose los congresos internos.
Ya casi nadie en el PSOE duda de que, en caso de que llegue políticamente viva hasta el proceso de primarias del partido en Andalucía, como parece previsible por la capacidad de adaptación mostrada en los últimos meses, incluso a costa de su propia hemeroteca, Díaz no será la única candidata. Los sanchistas pretenden cambiar el rumbo del partido a nivel provincial y regional, aunque no todos aprueban las declaraciones del alcalde de Torremolinos. El sector moderado cree que aún no era momento de reabrir la brecha, cuando ni siquiera ha cicatrizado la herida producida por los ataques de las derechas, que han centrado su discurso en los acuerdos alcanzados con los independentistas y Bildu, un fuego del que los socialistas han salido victoriosos pero no ilesos.
Salvo que Sánchez fuerce un adelanto que no parece previsto, los congresos del PSOE en Andalucía y Málaga deberían celebrarse el próximo año. Aunque la corriente oficial todavía no quiere ni oír hablar de candidatos, las críticas de Ortiz han sido interpretadas por varios altos cargos malagueños como una forma de postularse para arrebatar los mandos a Ruiz Espejo, que ayer trató de restar importancia a las opiniones de uno de sus principales alcaldes en la provincia: «Las considero una crítica constructiva». El secretario general de los socialistas malagueños echó mano de su característica templanza para encajar la reprobación con deportividad, al menos en público: «Somos un partido plural, respetuoso y democrático. En los militantes se ha abierto una etapa de esperanza e ilusión, y estos meses han conseguido que estemos más unidos. Pepe (Ortiz) está haciendo una magnífica gestión en Torremolinos. Quiero remarcarlo. Tiene el respaldo de esta dirección».
Los diputados y senadores del PSOE por Málaga comparecieron ante los medios para analizar la investidura, una reunión en la que también comentaron la entrevista concedida por Ortiz a este periódico. Fuentes consultadas confirman que Nacho López, apuesta personal de Sánchez y a quienes muchos ven ya como el sustituto natural de Ruiz Espejo, censuró el momento elegido por el alcalde de Torremolinos para hacer públicas sus diferencias con la dirección provincial del partido. Pese al viraje de estos últimos meses, Ortiz no es considerado un sanchista puro. Apoyó a Díaz en las primarias y llegó a poner el nombre de la entonces presidenta de la Junta a la nueva sede de su agrupación local. Sólo cuando la cúpula autonómica del PSOE le dio la espalda, primero al no atender las necesidades de su municipio, especialmente en lo relativo a la infraestructura sanitaria y el mal estado de los juzgados, y después pasándolo a la 'lista negra' al constatar que pertenecía al sector crítico, emigró al bando de Sánchez.
Ortiz mantiene buena relación con Madrid, como demuestran las últimas visitas a Torremolinos del secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y la celebración en este municipio del mitin de Pedro Sánchez en noviembre, acto para el que la dirección provincial intentó buscar sin éxito otras localidades. Como él, otros miembros destacados del partido en Málaga arrastran desacuerdos con Ruiz Espejo, a quien consideran un líder «descafeinado», sin las cualidades necesarias para hacer equipo y plantar cara al extremismo de Vox y las continuas oscilaciones del PP.
La sentencia de los ERE y la pérdida del Gobierno autonómico por primera vez en casi cuatro décadas mantienen en la cuerda floja a Díaz, que acudió hasta Madrid para asistir al pleno de investidura de Sánchez, su histórico enemigo dentro del partido, reconvertido ahora en inesperado aliado. Pero en el PSOE todos saben que se trata de una relación de conveniencia y que ambos pueden volver a levantar las espadas de un momento a otro. Los retos más inmediatos del próximo Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos tendrán ocupado a Sánchez en los próximos meses, una tregua que la expresidenta andaluza aprovechará para tratar de rearmarse antes del congreso regional, consciente de que buena parte de su formación se frota ya las manos pensando en el posible final de su carrera política.
Ortiz, que ya había expresado su disconformidad con la secretaría general ausentándose de las últimas convocatorias del partido en Málaga, es el primer cargo de la provincia que levanta su voz contra Ruiz Espejo, y por extensión contra Díaz, tras la investidura. Las fuentes consultadas creen que resulta «precipitado» agravar ahora la herida interna, antes de asentar la estructura sanchista en Madrid, pero adelantan que las críticas son «compartidas» por parte del socialismo andaluz. En la provincia son muchos los representantes que ponen pegas a la dirección del partido, pero de momento prefieren esperar a que se convoquen los congresos previstos en 2021. Será entonces cuando los sanchistas, envalentonados tras la investidura, ajusten cuentas.
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