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¿Es posible trabajar en una multinacional como Rolls-Royce después de pasar por la Universidad de Málaga? La respuesta es sí, y el ejemplo lo pone Álvaro Rojas, un joven ingeniero malagueño que lleva ya siete años en la compañía aeronáutica, en una de ... sus fábricas de Reino Unido. Precisamente, entre sus funciones, además de su labor técnica y de I+D en uno de los departamentos donde se desarrollan los motores de los aviones del futuro, está divulgar las posibilidades que tienen los estudiantes para seguir sus pasos y hacer carrera en una firma de este nivel, aunque ello comporte tener que salir de España.
«Estas charlas se hacen en universidades de toda Europa, pero es la primera vez que se trae a Málaga», comenta. La acción se ha llevado a cabo esta mañana en uno de los salones de grado de la Escuela de Ingenierías de la UMA, que estaba lleno de jóvenes universitarios con ganas de volar alto, y nunca mejor dicho. «Quiero comunicar las oportunidades que da Rolls-Royce, sobre todo porque en España este tipo de programas no son muy comunes, y cuando yo lo conocí fue porque investigué por mi cuenta y gracias al apoyo de mi familia. Ahora, quiero transmitir la información que me hubiera gustado que me contaran cuando estaba en la Universidad».
Hay muchas oportunidades de comenzar a trabajar en la firma, que tiene sedes en diversos países europeos y americanos. «Si es Inglaterra, incluso la empresa te paga el visado; si eres bueno, a Rolls-Royce le da igual de donde vengas». Se ofertan puestos para estudiantes, como becarios pero con mayor responsabilidad; y también para recién graduados y licenciados. Incluso para estudiantes de la ESO y Bachillerato. «Mientras estás estudiando, trabajas y te pagan un sueldo, e incluso sufragan la universidad en Inglaterra».
Álvaro Rojas recuerda que los estudiantes entran habitualmente en una especie de letanía de horas de estudio y exámenes, «y se olvidan de la clave, que es por qué decidieron estudiar ingeniería, que es lo que realmente les gusta; esta oportunidad de trabajar mientras uno está estudiando te revitaliza, recuerdas que eso era precisamente lo que te gustaba. De lo contrario, sales con un montón de teoría, pero nada práctico».
El ingeniero malagueño también rechaza el término de prácticas, con los prejuicios que acarrea normalmente aquí: «El becario allí no es el que lleva los cafés ni hace fotocopias, sino que hace trabajos de ingeniería, de verdad». En este punto, pone como ejemplo el de otro compañero que estaba todavía en tercero de carrera, y que se encargó durante un año de coordinar el transporte de todos los motores desde Inglaterra a Toulouse (Francia) para el primer vuelo del avión Beluga XL. «El jefe de propulsión de Airbus le dio la enhorabuena a Rolls-Royce por el afán de sus jóvenes».
Una de las preguntas clave es el sueldo. Los becarios obtienen 19.000 libras al año, y con condiciones de empleado; mientras que en los programas para graduados se les da la opción de rotar por distintas áreas, hasta descubrir aquella donde pueden aportar más, con contrato fijo y con un buen sueldo desde el primer día. «Por más que la tierra me tire, te tratan tan bien y te valoran tanto que no quieres irte de la empresa». Además de la confianza y la flexibilidad, valora la comunicación interna: «Para dar estas charlas o para la donación del motor (Álvaro Rojas fue el artífice de la llegada de un propulsor de última generación que está expuesto en el Museo Aeronáutico de Málaga) me salto cinco o siete niveles del escalafón, pero da igual, se puede hacer mientras tu pregunta sea relevante, porque tienen una mentalidad muy abierta, se puede hablar con quien sea. Eso te da confianza y te llena mucho».
La compañía no sólo busca estudiantes de ingeniería y energía, sino también de administración y dirección de empresas. La clave de que esta jornada se haya producido precisamente en este momento del curso es que los programas abren el periodo de concurrencia en octubre y se cierran en noviembre, con el objetivo de integrarse en la empresa en verano o en septiembre de 2023, esto es, casi un año después. «Es un proceso largo».
Tener experiencia académica o laboral no es lo que se mira más para resultar elegido, subraya el ingeniero: «Más importante que tu currículum es demostrar los valores que busca Rolls-Royce, tales como la confianza, la simplicidad, la capacidad de colaboración, la afinidad y la seguridad. Y no es palabrería corporativa, esos valores se revisan desde el principio y en las reuniones de seguimiento».
Para demostrar que se tienen estos principios, Rojas cita situaciones de la vida diaria o la actividad fuera del trabajo o los estudios que sirvan de reflejo: «Por ejemplo, si has sido árbitro de fútbol infantil, si muestras que te mantenías en tus decisiones frente a las críticas de los padres, eso es prueba de que eres una persona íntegra».
Otra clave es el idioma. Sin duda, es necesario saber hablar inglés, pero no hacen falta títulos: «Tienes que poder comunicarte, en la entrevista ya van a ver cuál es tu nivel, pero no te piden certificados; allí hay tanta diversidad cultural (mi jefa es india y tengo compañeros de muchos países) que hay multitud de acentos distintos; tengo un compañero que tiene su acento inglés de Jaén», bromea. A lo que añade: «No piden un nivel perfecto sino poder hablar, aunque es verdad que para el visado para trabajar en Inglaterra se pide un B1».
Entre los estudiantes de la UMA la presentación suscitó un gran interés, y entre las principales dudas estaban los trámites necesarios para instalarse en el Reino Unido tras el Brexit, el nivel de idioma necesario, la posibilidad de trabajar en remoto, o de seguir estudiando en la UMA y trabajar a la vez.
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