Una noche de sueños y emoción

Melchor, Gaspar y Baltasar comenzaron a repartir felicidad por las calles de Málaga a las 17 horas. Tras pasar la noche anterior en La Alcazaba, salieron de la fortaleza en dirección al Ayuntamiento para saludar a los malagueños y subirse a las carrozas reales. Se trata de un recorrido de apenas 300 metros, pero irrepetible porque Sus Majestades lo recorrieron a pie, interactuando con los malagueños, escuchando sus deseos y cumpliendo todas sus ilusiones. «¡Me ha dado la mano Melchor, me ha dado la mano Melchor», gritaba emocionado un pequeño a su padre.

La cabalgata propiamente dicha se puso en marcha a las 18 horas desde la misma puerta de la Casa Consistorial. En esta ocasión contó con trece carrozas –una más que el año pasado– y una veintena de grupos de acompañamiento, que representaron espectáculos muy visuales. Los tres Reyes Magos fueron los encargados de cerrar el desfile y se subieron a sus carrozas minutos antes de las 19 horas. Junto al resto de la comitiva, lanzaron 17.500 kilos de caramelos, gominolas y mantecados.

La cabalgata salió desde la avenida de Cervantes y giró en la plaza del General Torrijos para enfilar el Paseo del Parque, plaza de la Marina y Alameda Principal. Posteriormente dobló en el Puente de Tetuán para dar la vuelta por la calle Hilera, Puente de la Esperanza, Prim, Atarazanas, Puerta del Mar y regresar a la Alameda Principal. En el camino de vuelta pasó por la plaza de la Marina, Cortina del Muelle y finalizó de nuevo junto al Ayuntamiento. En esta última parte del recorrido, al pasar por Molina Lario, Sus Majestades se bajaron de sus carrozas para realizar una ofrenda al Niño de un belén viviente que montó en la entrada de la Catedral la empresa Eventos con Historia.

Antes de subirse a las carrozas, Ignacio Alonso García, un pequeño de 12 años que estudia en el colegio Nuestra Señora de la Victoria de los Hermanos Maristas, pidió salud para los enfermos, que se cumplan los derechos de la infancia y paz en el mundo. El alcalde infantil de Málaga, en representación de todos los niños de la ciudad, leyó su particular carta desde el balcón del Ayuntamiento y sólo deseó cosas «para que nuestro mundo sea un lugar mejor donde vivir en paz y libertad».

Vitoreado por el numeroso público que se encontraba en la calle, Ignacio deseó que «ningún niño se quede sin recibir los regalos con los que sueñan». Menos material, también se encomendó a Sus Majestades para que «todos los niños vayan felices al colegio, se sientan acompañados, tengan amigos con los que jugar en el patio y estén motivados a aprender muchas cosas cada día». En su carta también se acordó de las personas mayores que se encuentran solas, «para que siempre haya alguien con ellas y se sientan arropadas y escuchadas»; y de nuestra casa común, «ya que en estos tiempos se ve sumida en crisis como las guerras, el cambio climático, el hambre, la pobreza».

El desfile fue abierto por el grupo Moteros contra el Cáncer, a los que siguieron el grupo de patinaje artístico Club Deportivo Maristas Málaga y la banda de cornetas y tambores del Real Cuerpo De Bomberos de Málaga. Las 13 carrozas que acompañaron a los Magos de Oriente fueron, por orden, Tadeo Jones, Los Increíbles, Los Simpsons, Mario Bros, Unicaja Baloncesto, Málaga CF, Nube, Belén, Estrella y Pajes.

Durante todo el recorrido la emoción se dejó ver en los ojos de los asistentes, en un sentimiento compartido que trascendía generaciones, ya que los mayores casi disfrutaban más que los niños. «¡Aquí, aquí, que yo me he portado bien!», le gritaba una pequeña a Melchor junto a su abuelo. «Grítale más, que no te ha escuchado», le animaba el mayor dejándose llevar por la magia del momento.

Entre las carrozas que recorrieron la ciudad destacó la del Málaga CF, que este año se ha estrenado en el desfile y que transportaba a la mascota boquerón. A su paso por el Ayuntamiento, el Emisario Real tomó el micrófono para lanza un deseo común: «Yo le he pedido a los Reyes Magos que el Málaga ascienda, y que no pare de hacerlo hasta que llegue a Primera».

También llamó la atención de todos los malagueños la participación de unos osos polares muy particulares, los 'osos perjudicados' que hace dos años causaron sensación en Cádiz al ir con la cabeza completamente doblada. «Nos quedamos sin aire y la cabeza se vino abajo; esperemos que en esta ocasión no nos pase nada parecido», aseguraron al inicio.

Entre carroza y carroza, los malagueños se las ingeniaban de todas las formas posibles para hacerse con el mayor número posible de caramelos. Tras la valla de seguridad ubicada junto al Ayuntamiento, Ana estaba con un escobón. «Es para recoger los caramelos que se quedan delante de la valla y que nadie llega». Sin duda la evolución del tradicional paraguas abierto al revés que también se vio en algunas familias.

Hablando de deseos, Carlos, un pequeño de seis años, estaba también en primera fila con una copia de la carta que le había enviado a los Reyes. Muy precavido, aseguraba que era por si no les había llegado y se la podía dar en mano. «Le he pedido una bicicleta, una consola y muchas cosas más», resumía a bote pronto.

La cabalgata concluyó poco después de las 21 horas tras vivir uno de los momentos más impactantes y singulares de todo el desfile: la Adoración al Niño Jesús delante de la Catedral. Se trata de un evento único que también contó con la participación de las voces de la Escolanía del Orfeón Universitario de Málaga.

Al terminar, los Reyes Magos lanzaron una única petición a todos los malagueños: «Que se acuesten los niños tempranito porque aún nos queda mucho trabajo esta noche». Pues eso, a la cama.