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Han sido muchos los estudios e informes que se han hecho en las últimas décadas sobre el tramo urbano del río Guadalmedina a raíz del propósito de ejecutar un proyecto que mejore la integración de su cauce en la trama de Málaga. Sin embargo, todos ... ellos se han visto condicionados en su desarrollo por la existencia de la presa del Limonero, una infraestructura que cumple 40 años y que, al mismo tiempo que supone un medida de protección frente a inundaciones, representa un riesgo por la presencia de un embalse sobre el que siempre pesará la incógnita de que se pueda desbordar a las puertas de la capital, si se produce un episodio de lluvias desmedido.
Esta inquietud ocupado durante años el pensamiento del veterano ingeniero Manuel Olmedo Checa que, el pasado viernes, en el marco de una conferencia organizada por la Academia Malagueña de Ciencias, expuso una idea con la que, según asegura, se podría eliminar el riesgo que representa la presa del Limonero, para la que la Junta proyectó en 2020 un plan de seguridad que incluía la instalación de una sirena de gran potencia para avisar a la población cercana en caso de rotura.
«Al riesgo que origina la existencia de la presa del Limonero ante la posibilidad de que una crecida extraordinaria pudiera rebasar su coronación, hay que unir la circunstancia de que si se produjeran unas precipitaciones extraordinarias la presa tendría que aliviar un caudal que, sumado al de los arroyos que desaguan en el cauce aguas abajo del Limonero, en el caso de que se produjera una concurrencia de las avenidas, supondría un total de unos 850 metros cúbicos por segundo, por lo que se rebasaría ampliamente la capacidad de evacuación del encauzamiento del Guadalmedina», explica Olmedo. Asimismo, recuerda que el último intento de dar una solución a esta cuestión fue el Plan Guadalmedina que se presentó en el año 2000 y que apostaba por construir un túnel de 11 kilómetros de longitud y 11 metros de diámetro para desviar el caudal del río hacia el Peñón del Cuervo.
Su propuesta ya ha sido empleada con éxito en otros embalses y es similar a la que, desde que se concluyó la presa, fue defendida por el ingeniero malagueño Francisco Benjumea, que destacó por alertar de la amenaza que supone el pantano del Limonero para Málaga. Consiste en construir un gran sumidero por el que entraría de forma natural el agua embalsada, si alcanza un determinado nivel. Ese sumidero estaría conectado con un sistema soterrado para aliviar el agua mediante dos o tres canalizaciones de sección rectangular que discurrirían por debajo del lecho del río, hasta desembocar en el mar.
Este mecanismo se denomina 'morning glory' y es similar al que se implantó por vez primera en los años veinte del pasado siglo en la presa Harriman, en el estado norteamericano de Vermont. Posteriormente se aplicó en otras presas españolas, como las de Benagéber y Arenós. Su nombre se debe a que su diseño, en forma de campana invertida, recuerda a una flor conocida como la 'gloria de la mañana'.
«El aliviadero propuesto entraría en servicio de forma automática y con total independencia del cauce actual, por el que, salvo circunstancias muy extraordinarias, y que con la idea expuesta serían ya remotas, solamente circularía el caudal procedente de los arroyos que afluyen al Guadalmedina aguas abajo del Limonero, es decir unos 250 metros cúbicos por segundo», aclara Manuel Olmedo, quien apunta que las canalizaciones bajo el cauce del río permitirían que el agua corriera a una «alta velocidad».
Según sostiene, aunque en las actuales condiciones de explotación de la presa, resulta «remota» la posibilidad de que el agua llegara a rebasarla, «en caso de producirse constituiría una gran catástrofe». Olmedo defiende que esta idea resulta mucho más económica que el túnel que se planteó en el año 2000 para desviar el cauce del Guadalmedina hacia el Peñón del Cuervo y que su construcción «no supondría especiales dificultades ni afectación alguna a la presa».
«Otro efecto positivo es que el Limonero podría embalsar más volumen, sin incremento de riesgo, lo que supondría para Málaga contar con una aportación media anual estimada en unos 5 ó 10 hectómetros cúbicos de agua de calidad superior a la de los embalses del Guadalhorce», argumenta este ingeniero técnico industrial, que durante su etapa profesional en el Ayuntamiento tuvo un relevante papel en proyectos como los parques periurbanos y el túnel de la Alcazaba.
No obstante, admite que, en el caso de que fuera asumida por la Junta y el Ayuntamiento, la propuesta «requerirá lógicamente un estudio en profundidad de todos sus aspectos». En ese sentido, apunta que las dos canalizaciones que llevarían el agua del sumidero del Limonero hacia el mar tendrían que pasar por encima del túnel del metro que cruza bajo el puente de Tetuán. Según las consultas realizadas por SUR a la Junta, el espacio de tierra entre el techo del túnel del suburbano y el lecho del Guadalmedina de es apenas un metro y medio, lo que podría condicionar el trazado de los conductos soterrados y su pendiente.
Con todo, Manuel Olmedo defiende que esta propuesta, que ha compartido con otros técnicos expertos que la han valorado positivamente, es viable y podría contar con el respaldo de fondos europeos para ejecutarse. «Puede eliminar el riesgo existente y propiciaría que nuestra ciudad pudiera afrontar la solución a su más secular problema urbanístico», subraya este ingeniero, quien compara la 'conquista' del espacio del Guadalmedina sin riesgos para la ciudad con lo que supuso la creación de la Alameda Principal y el paseo del Parque.
Actualmente, el futuro del río pasa por la compleja tramitación y aprobación de un plan especial elaborado por el Ayuntamiento para soterrar el tráfico en sus laterales, trazar los llamados 'puentes-plaza' y embovedar un tramo de 344 metros, entre los puentes de Armiñán y de la Aurora, donde se generaría un gran espacio público para conectar el Centro con la Trinidad. Tras años de reparos por parte de los técnicos de la Junta, el plan, valorado en más de 200 millones de euros, ha recibido un informe positivo de la administración regional en materia de aguas. Asimismo, un último estudio autonómico ha rebajado de 600 a 460 metros cúbicos por segundo la capacidad del cauce para desaguar los aportes de los arroyos y de la presa en el tramo final del río.
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