El renacer del Bilmore

La Malagueta es uno de los barrios con más solera de Málaga, lo que hace que sus locales, en particular los históricos, formen parte de la historia reciente de la ciudad. Uno de esos bares, restaurantes o cafeterías (según se mire) referentes es el Bilmore (situado en la calle Cervantes número 13), un local que ayer celebró una especie de reinauguración, una suerte de 'fin de reformas' con la que se pretende ampliar del público habitual (muy del barrio), a otros segmentos más amplios en cuanto a la geografía y la edad.

Así lo explicaba ayer su propietario, Adolfo Ruiz, líder del proyecto gastronómico desde que abriera sus puertas en 1993, hace casi treinta años. Aunque ya se hizo una reforma importante en el año 2000, Adolfo explica que en este caso el cambio es más grande. «La gente de La Malagueta es bastante fiel, pero en el barrio hay poca renovación porque la media de edad es alta, pero aún más los precios de las viviendas», explica.

Por ello, la intención ahora es captar un público más amplio, uno que se mueva a la zona para ir al Bilmore, además del habitual y fiel que han mantenido durante años.

Aunque en el Bilmore siempre han trabado el concepto de la cafetería y del desayuno, el producto estrella es –y seguirá siendo– el menú del día. «Seguimos teniendo carta, obviamente, pero consideramos que el menú es algo especial en nuestro local», argumenta su propietario. Eso sí, a partir de ahora entrarán o profundizarán más en otro tipo de alternativas, como las comidas de empresa que parece que se recuperarán en 2021 tras un año prácticamente en blanco. «Hemos arreglado y mejorado los salones privados, eso lo convierte en un local idóneo para este tipo de eventos».

Uno de los puntos más fuertes del Bilmore es su cocina basada en los productos de proximidad. Adolfo cuenta orgulloso que muchos de los alimentos salen de un huerto particular, lo que hace del restaurante un lugar especial.

En este evento de reinauguración o relanzamiento, la intención parece que se empieza a conseguir, ya que si algo se evidenció es que las generaciones pueden convivir en el mismo local, máxime cuando se trata de un histórico capaz de reinventarse sin perder ni una pizca de su esencia.

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