El relojero de las campanadas de fin de año en Málaga

Horas antes de que el instrumento que corona la plaza marque las 12 e impulse a los malagueños y turistas a tomarse las uvas al son de sus campanadas, el profesional se muestra relajado porque «todo está preparado». Él, que se encarga del mantenimiento del reloj más famoso de la ciudad, explica que lo importante es revisar el mecanismo con regularidad durante todo el año. Pese a ello, este mismo sábado subirá hasta lo más alto del edificio para echarle un último vistazo. «Me acercaré lo más tarde que pueda», apunta.

José Luis Correa se encarga de su cuidado desde el año 2019 tras ganar el concurso público que puesto en marcha por el Ayuntamiento de Málaga. Además de éste, también se encarga de regular el de la Casona del Parque. «Son relojes diferentes; el del Ayuntamiento requiere más dedicación porque es completamente mecánico y hay que darle cuerda», resume.

Este relojero acude dos veces al mes a revisar el reloj de la plaza de la Constitución con la intención de comprobar que no tenga holgura, limpiarlo y engrasarlo adecuadamente. Solo en este final de año, y de forma excepcional, lo visita a diario para asegurarse de que nada falle. «Hay que lograr que vaya al minuto y que no tenga ninguna desviación».

Este año no acudirá presencialmente a la plaza para ver in situ las campanadas porque tiene cena familiar, pero sí espera verlo en directo por televisión. Él las vio en directo el primer año, en 2019, pero posteriormente llegó la pandemia y todo se vino abajo con las consiguientes restricciones. Sin embargo, continuó yendo a mantener la maquinaria más importante de la ciudad pese a que nadie podía salir a la calle a consultarla.

El reloj que preside la plaza se remonta a principios de siglo, aunque cuenta con una nueva maquinaria desde el año 1975. Posteriormente, a finales de los años 80 se electrificó parte de la maquinaria para no tener que darle cuerda manualmente. La campana pesa alrededor de 100 kilos, aunque no suena desde que desde hace dos décadas por expresa petición de los propietarios del edificio, que decidieron pararla para no dañar la estructura. Desde entonces, las campanadas son grabadas y se reproducen por megafonía.

José Luis Correa explica que el reloj de la plaza no suele sufrir graves averías y que lo más engorroso es que las pesas se descompensen porque eso provoca que se pare el reloj. Dicha avería ocurre cuando se va la luz en el edificio y su reparación suele llevar al relojero alrededor de una hora. «Cuando se produce alguna avería me avisa un amigo que trabaja enfrente o el propio portero del edificio y vengo en cuanto puedo», señala.

Este empresario, que tiene su negocio en la calle Atarazanas, frente al mercado central, reconoce que ser el relojero de las campanadas «es un prestigio» y que no solo realiza este trabajo por el aspecto económico. «Es un honor ser el relojero de Málaga». Para despedirse, lanza un deseo de año nuevo: «Que se acabe la guerra; y en lo personal, salud para todos». Pues que así sea. Feliz año a todos.