Antes de que comenzara el debate de la moción del viceportavoz de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, en la comisión de Derechos Sociales, ya había algunos ... ediles que se habían dado cuenta de que la portavoz, Toni Morillas, presentaba otra de la misma temática a la comisión de Economía, y se había comentado. «No se ponen ni acuerdo ni para presentar mociones», decía uno entre bambalinas. Otra añadía: «esa será una coalición sobre el papel, pero de hablarse bien poco».
Publicidad
Parecía que el concejal de Vivienda, Paco Pomares, había estado en los preliminares, aunque lo cierto es que no estuvo, y durante la celebración de la comisión de Derechos Sociales les mandó un regalo envenenado a los concejales de IU (Toni Morillas) y Podemos (Nicolás Sguiglia). Éste último le pedía control para las viviendas turísticas, al igual que Morillas lo haría más tarde en la comisión de Economía.
Sguiglia hablaba del caos de regulación de viviendas turísticas en la ciudad. «El alcalde trabajar, trabaja mucho. No es pereza. ¿Por qué no se tomó una sola medida para regular las viviendas turísticas?» , indicaba explicando que si Málaga se guiaba por su PGOU el 99% de las viviendas turísticas eran ilegales porque el planeamiento aprobado indicaba que «no se puede hacer uso terciario u hoteles sin entrada independiente». En su iniciativa pedía un programa de inspección de viviendas de uso turístico, que haya un formulario para que los ciudadanos puedan denunciar las ilegales detectadas así como problemas de convivencia, que el IMV implemente programa para enseñar a los vecinos en sus comunidades a limitar las viviendas turísticas así como que se asesore a los vecinos que quieran cambiar acuerdos que requieran modificación estatutaria. En definitiva, el objetivo era poner coto a las viviendas turísticas.
El portavoz de Vox, Antonio Alcázar, se negaba a votar a favor y argumentaba que los vecinos no pueden convertirse en delatores de otros vecinos y que eso era propio de regímenes totalitarios. La socialista Mari Carmen Martín subrayaba que la única solución al crecimiento masivo de los pisos turísticos era establecer una moratoria y apoyaba las medidas que pedía Con Málaga.
Publicidad
Llegaba el turno de Pomares. Ponía su sonrisa habitual, esa de la que hace gala cuando va a sacar la artillería. De la moción que presentaba Sguiglia decía que pedía la inspección de pisos turísticos por parte de Vivienda, y que dentro de un rato, llegaba una hora a pedir lo mismo, pero que la inspección la hiciera Comercio. «La misma moción, diferentemente escrita». El popular afirmaba que le daba que pensar que pudiera ser una estrategia para inundar todas las comisiones, pero que en la de Urbanismo, que es justo la que informaba del decreto de vivienda no la habían llevado. Y entonces llegaba el regalo envenenado: «A lo mejor es que dentro del propio grupo no se hablan. Podemos pedirle la mediación al señor Cantos (concejal de Derechos Sociales) si hiciera falta) o de la Policía Local si las resistencias internas son muy fuertes para que medie en este tema y no tengamos dos mociones con el mismo tema pidiendo dos cosas diferentes».
Pomares criticaba que Con Málaga ponía de ejemplo a Barcelona. Y hablaba de la exalcaldesa Ada Colau, en 2016, que puso marcha a los visualizadores, 40 jóvenes, mileuristas, con chalecos blancos y mochilas negras que perseguían a las viviendas turísticas, « haciendo un interrogatorio por los pisos, molestando a los turistas; el ejército rojo de la reina roja». Pero, continuaba, los jóvenes pidieron que se municipalizara el servicio, «pero a la reina roja no le gustó que su tropa se rebelara contra ella, los echó a la calle y sacó un contrato para que lo hiciera una empresa, de los 80.000 euros que se gastaba en los chavales, a los 41.000 euros para que lo hiciera una empresa, que por cierto que era sevillana, y hacía la inspección on line en vez de puerta a puerta», subrayaba diciendo que la estrategia no funcionó en Barcelona y sigue teniendo los mismos problemas que tiene Málaga o más, sigue teniendo los mismos pisos ilegales, «así que aquí, lecciones ninguna, y menos de Barcelona».
Publicidad
Sguiglia le contestaba asombrado y le decía que había hecho «una ensalada». Le pedía medidas para controlar «el caos en las viviendas turísticas, que reconoce hasta gente de su propio gobierno, que dice que se le fue de las manos». Respecto a la similitud con la moción de Morillas a Economía, afirmaba que «evidentemente la iban a llevar a todas las comisiones». Añadía que este programa de Barcelona había hecho miles de pisos ilegales aflorar en Barcelona, pero no daba la cifra.
Pomares cerró la iniciativa diciendo que la manifestación del 29 de junio en Málaga, que demanda la prohibición de los pisos turísticos, a la que Sguiglia le había invitado «es, propaganda roja, propaganda para salir a las calles y perseguir a los turistas», y añadía que había que controlar, pero que la inspección le compete sólo a la Junta, según el decreto. La iniciativa no salía adelante por 7 votos en contra del PP y Vox y 4 a favor del PSOE y Con Málaga. Es más que obvio que con la manifestación a la vuelta de la esquina ambos ediles, Sguiglia y Morillas, y ambos partidos, Podemos e IU, quieren capitalizar el protagonismo.
Publicidad
Más tarde, Morillas, que abordaba otra moción similar en la comisión de Economía, le pedía a Pomares que se dejase de «intrigas palaciegas para no abordar la falta de regulación de las viviendas turísticas, que exige una actuación coordinada de las distintas áreas de gobierno» así como «menos salsa rosa y más política para solucionar los problemas de la gente».
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.