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Marifé Mangas, madre de los quintillizos de Málaga, con varias imágenes de SUR de cuando sus hijos eran pequeños. R. Aparicio
Los quintillizos de Málaga cumplen 30 años: «Fue muy duro sacarlos adelante»
Familia numerosa

Los quintillizos de Málaga cumplen 30 años: «Fue muy duro sacarlos adelante»

Hasta 150 veces se levantaba por la noche para atender a sus hijos, que estuvieron en el foco mediático desde que nacieron en 1993. «La organización, la paciencia y el sacrificio», claves para una familia numerosa que hoy sigue «muy unida»

Rossel Aparicio

Málaga

Sábado, 8 de julio 2023, 00:14

Resopla y suspira casi a la vez al recordar aquellos primeros días, cuando volvieron del hospital ya convertidos en familia numerosa. De puertas para afuera sus cinco hijos y su familia estaban en el foco mediático, en boca de todos, arropados por sus vecinos y conocidos pero, en la intimidad de su pequeño piso ubicado en calle La Unión, el sobreesfuerzo personal, familiar y económico que supuso la llegada de los bebés no tardó en hacer mella. Como una bofetada de realidad. «Los primeros meses sin duda fueron los más difíciles, los más intensos. Imagina la dependencia y la inversión que requiere un niño multiplicado por cinco. Llegábamos a levantarnos hasta 150 veces por la noche», cuenta Marifé Mangas, antes de pedir un té frío para combatir el calor que arrecia la mañana de la entrevista.

La madre de los quintillizos de Málaga, que este año han cumplido 30 primaveras, repasa para SUR el pasado y presente de un caso que fue insólito entonces y que lo sigue siendo a día de hoy: en España hay documentados pocos partos de este tipo desde los años 80 (en Andalucía, hubo uno en Almería y otro en Huelva). «Fue muy duro sacarlos adelante pero, pese a todo, estoy orgullosa de la gran familia que conformamos», avanza.

María, David, Manuel, Raquel y Cristina Fernández Mangas nacieron, por este orden, el 19 de enero de 1993 en el Hospital Materno Infantil de la capital. Marifé, llevaba ingresada tres meses para controlar la recta final de la gestación y el nacimiento de sus retoños. «El embarazo fue muy bueno y el parto también. Estuve muy vigilada», apostilla. Una vez en casa las cifras hablan por sí solas: «Mi marido preparaba unos 35 biberones al día y una cantidad similar hacíamos de cambios de pañal, de ropa... ¡una locura!», exclama. «Si uno lloraba tenías que sacarlo del cuarto para que no despertara al resto y a veces lloraban todos a la vez», agrega.

Al cansancio físico había que unir el esfuerzo económico que requería cada pequeño. A su parecer, la organización, el orden, el sacrificio y la paciencia son pilares básicos para mantener a flote una familia numerosa como la suya. «La vuelta al cole, los cumpleaños, el día de Reyes... todo había que hacerlo para cinco a la vez», apunta. Hubo marcas de pañales o leche que se ofrecieron a colaborar pero aún así sí echaron en falta más ayudas públicas. «Mi marido se quedó en paro al poco de nacer los niños. Tanto él como yo hicimos lo imposible para mantenerlos. Cuando entraron al colegio yo busqué trabajos como limpiadora o en una farmacia». Sin embargo, pese a su modesta economía familiar, asegura Marifé que sus niños no se han perdido nada y han disfrutado al máximo: «Han estado en ferias, en la playa, en el campo o de visita por los pueblos de Málaga. No hacíamos más que mirar dónde llevarlos para entrenerlos; en casa no podían estar encerrados», confiesa. En vacaciones no hacían grandes viajes pero tiraban de ingenio y de rincones de la provincia para que disfrutara la familia al completo.

Imágenes de archivo de la familia de los quintillizos Antonio Salas / Carlos Moret / archivo
Imagen principal - Imágenes de archivo de la familia de los quintillizos
Imagen secundaria 1 - Imágenes de archivo de la familia de los quintillizos
Imagen secundaria 2 - Imágenes de archivo de la familia de los quintillizos

Conforme los quintillizos crecían la falta de espacio se agudizaba cada vez más en un piso de apenas 70 metros cuadrados. «Mi marido, que es muy manitas, buscaba sitio donde no lo había para guardar cosas y organizarnos en casa. Los turnos para usar el único baño o el ordenador cuando crecieron eran constantes. ¡Imagina las peleas!».

En el colegio los hermanos siempre estudiaron en la misma clase y compartían pandilla, amigos que aún conservan. Ya en el instituto cada uno emprendió su propio camino. «Tienen amigos comunes desde hace años pero cada uno de ellos tiene además amistades aparte.Entre los cinco siempre ha habido muy buena relación», matiza.

Los quintillizos, en la actualidad

El ajetreo que siempre ha caracterizado el hogar de los quintillizos continúa en la actualidad. Viven alejados de la prensa y los medios que retraron su nacimiento, sus primeros años de vida o su comunión. El último reportaje publicado por SUR fue precisamente cuando cumplieron los 18 años: «Ni mi marido ni algunos de ellos quieren saber nada de reportajes ni de fotos: ya tuvieron suficiente de pequeños», matiza Marifé para explicar la ausencia de imágenes actuales en este reportaje.

A día de hoy, los dos varones han regresado a casa después de largas temporadas fuera. Las chicas, siguen independizadas. Cuatro de ellos decidieron hacer carrera universitaria. Los chicos estudiaron uno psicología y otro Filología Inglesa. Dos de las chicas se matricularon juntas en Trabajo Social mientras que la última hermana se decantó por un módulo de FP. «Siempre han sido muy estudiosos y responsables», remarca su madre quien muestra preocupación por la situación del mercado laboral para los jóvenes. «Ahora están más preparados que nunca y, sin embargo, les resulta muy complicado alcanzar una estabilidad laboral», reflexiona. De cara al futuro, la madre de los quintillizos de Málaga formula un único deseo: que sigan siguiendo siempre «una familia unida y feliz».

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