La primera fase de la marina de megayates de Málaga abrirá antes de la Semana Santa

Todavía se desconoce cuál será la oferta comercial con la que arrancará en esta primera fase, en función de los servicios y del espacio disponible. La apertura completa se espera para el mes de junio.

Entre otras, aún no se podrá ofrecer uno de los grandes atractivos de esta dársena, que la diferenciará de la competencia en todo el ámbito mediterráneo. Se trata de una acometida eléctrica de media tensión, con el objetivo de poder ofrecer electricidad de alta potencia (2.000 amperios) a los megayates que amarren en invernada o en escalas de tránsito, y que podrán de este modo apagar sus propias máquinas (con lo que ello supone de ahorro en cuanto a consumo y emisiones contaminantes).

Aunque no dará tiempo a terminarla, la buena noticia es que ya se ha resuelto con la Gerencia de Urbanismo el problema que surgió sobre el trazado de la acometida, a falta de que se apruebe el recorrido definitivo del cableado desde los muelles hasta la subestación existente en el paseo de Reding (frente a la plaza de toros).

Además del citado suministro eléctrico, los barcos dispondrán de agua, recogida de residuos por bombeo y wifi, además de seguridad IPS (protocolo especial para buques y puertos) y servicio de conserjería. Según los cálculos de la concesionaria, cuando esté a pleno rendimiento esta actividad tendrá un retorno de 100 millones de euros en generación de riqueza en la ciudad y al menos 800 puestos de trabajo.

La parte más llamativa de los trabajos de adecuación de la dársena del Marqués de Guadiaro consiste en la construcción de dos pequeños espigones, ambos necesarios para evitar la agitación de las aguas, que suponen una incomodidad para los pasajeros y las tripulaciones. Una irá en el extremo del muelle uno, a la altura de la Farola, de 30 metros de longitud, en perpendicular, y consistirá en una barrera transversal a base de tablestacas y pilotes (un tipo de pantalla o estructura de contención flexible, formada por piezas prefabricadas), de dos metros de ancho.

El segundo estará hacia la mediación del muelle 2 (el del Palmeral), y será un muro de bloques de hormigón, también en perpendicular, con 50 metros de largo y un ancho de cinco metros. De esta forma, los estudios prevén que será posible contener el movimiento de las aguas interiores. Estas estructuras respetan el círculo de maniobras de los ferrys de Melilla (el conocido popularmente como el Melillero) que seguirá amarrando en el cercano muelle 3.

La concesionaria de la explotación es la unión de empresas formada por Cabo Marina y Puerto Picasso Málaga, o lo que es igual: la multinacional estadounidense IGY Marinas, junto a Ocean Capital Partners (OCP) y el empresario malagueño Domingo de Torres. La dársena para grandes embarcaciones de recreo prevista en el muelle 1 y la mitad del 2 supondrá la creación de 31 puntos de atraque para embarcaciones de entre 30 y hasta 180 metros de eslora, y se explotará durante un plazo de 20 años. El ámbito espacial de la concesión cuenta con una lámina de agua de 41.484 metros cuadrados, con la correspondiente superficie de tierra (4.830), y una longitud de muelle de 770 metros.

Se incluye, además, el edificio situado en la parte más al sur del paseo de La Farola, para una estación marítima; así como dos parcelas anexas. Un conjunto de 745 metros cuadrados que estará destinado a la recepción, registro, control y otros servicios complementarios para atender estas actividades.