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«Hola, soy Juan y soy alcohólico». Con esta frase empezó hace más de 20 años la relación de este malagueño con la Asociación Alcohólicos Anónimos (AA). Es la frase con la que se empieza el proceso de los doce pasos que propone AA para que las personas que han perdido el control por culpa de la bebida recuperen el dominio de sus vidas. Y son las palabras que se repiten cada uno de los asistentes en todas las reuniones periódicas que realiza Alcohólicos Anónimos.
Porque quien es alcohólico lo es para siempre. Según recuerda Juan, a esta enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se le puede plantar cara. Pero nunca se cura. Quien es alcohólico sabe que puede recaer en cualquier momento. Por motivos obvios, Juan no sale en la foto ni dice su apellido. Fontanero de profesión, cuenta a SUR su historia para recordar a quien esté ahogando sus problemas en la botella que sí hay una salida. Su entrevista también sirve para celebrar el aniversario del grupo Nueva Vida de Puerta Blanca, en Málaga capital, al que pertenece y que cumple ahora 37 años.
-«Hoy no he caído; mañana, no lo sé». Es una de las frases que se dice en sus reuniones. El tiempo en Alcohólicos Anónimos no se cuenta en meses, sino de 24 en 24 horas. ¿Cómo llegó a la asociación hace ya más de 20 años?
-Llegué en diciembre de 1999 y desde entonces llevo todo ese tiempo sobrio. Dos años antes, ya acudí a Alcohólicos Anónimos una primera vez, pero me aparté de las reuniones y recaí.
-¿Llegó empujado por la familia?
-La primera vez sí, llegué porque me pusieron un ultimatum. No todas las personas llegan de la misma manera a la asociación, pero sí es cierto que la familia tiene un gran peso a la hora de dar el primer paso. Luego cuando asistes a las reuniones la cosa cambia porque empiezas a notar que te sientan bien y ya es algo que haces por ti mismo.
-Pero, tras dos décadas de sobriedad, se sigue considerando alcohólico...
-Sí, esta enfermedad no tiene cura. No puedes tener ni un segundo de debilidad porque en el momento en el que te pones a beber puede que ya no pares. No es lo mismo un bebedor social que un bebedor alcohólico. Hay una línea que cuando se traspasa ya nunca vuelves a ser el mismo.
-¿Cómo afectó su adicción al alcohol a su vida?
-Me afectó socialmente, en lo profesional, en la familia... Te transforma totalmente y lo pierdes todo. Acabó con mi matrimonio y llegué a perder trabajos por la bebida. Bebes por olvidar tus problemas y al final siguen ahí, se hacen más grandes y se siente uno solo, triste, desamparado... Hecho una pena.
-¿Ha podido arreglar algo de lo que se rompió por culpa de la bebida?
-A pesar de que perdí a mi familia, el tiempo afortunadamente ha hecho su trabajo, llevo una buena relación con mi expareja y con mis tres hijos. Me han sabido perdonar. Ahora nos vemos mucho y tenemos una relación muy buena.
-¿Su matrimonio, sin embargo, no se recuperó?
-No, aunque llevamos una relación cordial, no pudimos volver juntos. Pero eso es parte también del proceso de recuperación de Alcohólicos Anónimos: Aceptar que hay cosas que has hecho que, por mucho que quieras, no se pueden arreglar.
-¿Se hacen difíciles los momentos de ocio cuando ve que todo el mundo bebe? La tentación será más fuerte...
-Mi objetivo es estar tranquilo, sereno. Con el tiempo he aprendido a pasármelo bien sin alcohol. Yo salgo a bailar con mi pareja, porque he encontrado a una mujer con la que comparto mi vida y con la que he recuperado la tranquilidad. Y también vamos a divertirnos y de fiesta como cualquier otro. Pero siempre vigilante. Por ejemplo, pongo una pajita de determinada forma en mi vaso para no confundirme, no vayan a cambiármelo sin querer...
-¿Y en Alcohólicos Anónimos? ¿Siente que son una familia?
-Por supuesto, gracias a Alcohólicos Anónimos he podido recuperar mi vida y ahora intento ayuadar a otros. He encontrado en el grupo una familia. Como nos entendemos entre nosotros no va a entenderte nadie. A las reuniones cerradas, cada uno trae una historia, pero la lucha contra los momentos de flaqueza, las inseguridades que antes querías esconder con el alcohol, cómo afecta a tu familia... Eso es común para todos.
-¿Cuántas reuniones se realizan a la semana?
-Se hacen tres reuniones a la semana. Lo ideal es asistir a todas ellas, aunque con los trabajos y las responsabilidades no siempre es posible. Pero mínimo, hay que asistir una vez a la semana. Para nosotros, la persona más importante es el recién llegado. Nos volcamos con ellos. En el grupo de Nueva Vida somos una quincena de personas. Pero hay en total 99 grupos de AA en la provincia.
-¿Cuál es el perfil?
-En nuestro grupo, hay más hombres que mujeres. Aunque el alcohol afecta a todos por igual; en otros grupos sí hay más presencia femenina. Y muchas veces se traen otras adicciones añadidas. Antes en los grupos solo se admitía a alcohólicos puros, pero ahora es más abierto y hay personas que, aunque su problema principal es el alcohol, llegan con problemas con la cocaína, el juego...
-¿Y las familias? ¿También pueden buscar apoyo?
-En nuestro grupo también hacemos reuniones abiertas a las que pueden asistir las parejas y los hijos. Estas son las reuniones más complicadas porque surgen muchas emociones, sobre todo en las personas que llegan nuevas. Hay mucho dolor en las personas que les rodean. Intentamos ayudarles hablando de la experiencia de quienes ya llevamos más tiempo en el proceso de recuperación.
-También existe la figura del padrino. ¿Qué ha supuesto para usted su padrino?
-Es muy importante porque es la persona que va aestar ahí siempre. Es el que te va a ayudar en cualquier momento en el que estés a punto de recaer. Es vital para nosotros que esté ahí, sea la hora que sea. Y se crea una relación muy especial.
-¿Qué es lo que más ha cambiado en su vida gracias a mantenerse sobrio?
-Sobre todo, que ahora tengo objetivos. Estoy a punto de jubilarme y ahora pienso en viajar y en hacer cosas. Antes toda mi vida giraba alrededor del alcohol.
Alcohólicos Anónimos tuvo su comienzo en Akron, en Estados Unidos, en 1935, cuando un hombre de negocios de Nueva York, - Bill W. - que había conseguido permanecer sin beber por primera vez tras haberlo intentado en varias ocasiones durante varios años, buscó a otro alcohólico para compartir con él sus experiencias. En 1939, con la publicación del libro -Alcohólicos Anónimos-, del que la comunidad toma su nombre, y con la ayuda de amigos no alcohólicos, A.A. empezó a llamar la atención con su programa, extendiéndose rápidamente, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. En la actualidad la Comunidad funciona a través de más de 115.000 Grupos locales en la mayoría de países del mundo.
En España, Málaga fue uno de los primeros grupos en constituirse en 1960 con lo que está a punto de cumplir 60 años. En la provincia existen grupos en 23 localidades, además de un grupo de habla inglesa y otro para reclusos del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre. Para consultar los grupos o pedir información, puede acceder a http://www.alcoholicos-anonimos.org/v_portal/inc/muestra_datos_centros.asp o llamar a la sede central, en los teléfonos 952 218 211 y 616 010 112.
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