
Por un proyecto mayoritario
alfredo rubio
Domingo, 30 de diciembre 2018, 23:44
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alfredo rubio
Domingo, 30 de diciembre 2018, 23:44
La ciudad no es un sujeto pero hablamos de ella como si lo fuera. Tampoco una máquina, ni una mercancía, ni una empresa, ni tan siquiera un espacio de consumo, aunque algunos la quisieran así. Son sus ciudadanas y ciudadanos. Sus vidas. Sus quehaceres, sus idas y venidas, sus mejores o peores condiciones de felicidad. Han pasado cuarenta años y Málaga ha cambiado, mejorando ciertas funciones e inventando otras, es decir, aumentando su complejidad en la que el cambio consiste. Se ha convertido en la ciudad central del área metropolitana mas importante de Andalucía. Un territorio cargado de futuro que debemos cuidar sin hacer uso de la hegemonía negativa respecto del resto de municipios del área.
El colapso de la política clásica ante las nuevas demandas y ciertos problemas acuciantes, como los ambientales, la problemática de la igualdad de la mujer, el aumento de la desigualdad, la precariedad generalizada, etc., obligan a plantear nuevos caminos. Veo que la única forma para afrontar esta larga serie de problemas, en la medida en que puedan abordarse desde el ámbito municipal, consiste aumentar la calidad democrática mediante su transformación y ahondamiento a través del cumplimiento del derecho a la ciudad que se resuelve mediante el desarrollo y cumplimiento de otros dos: el derecho a la intervención y el derecho a la belleza. Con el primero el ciudadano supera con claridad la actual falta o déficit de control de las actividades y proyectos de los representante elegidos. Se trata de poner en primer plano su capacidad proyectual. Esto significa que los habitantes definen los proyectos, los priorizan y controlan su recorrido. En este caso, el papel de los expertos será el de dotar de calidad técnica las propuestas y establecer las condiciones y formas de su viabilidad económica.
El derecho a la belleza parece mucho más difícil de precisar. Tratamos de balbucear sobre un concepto ambiguo. Nuestra ciudad ganaría en belleza si fuera capaz de resolver fundamentalmente un buen acabado en la intraciudad y el mantenimiento de lo existente, es decir, que inmuebles, calles y texturas puedan hablar entre sí y el resto de los territorios urbanos, donde incluimos las fachadas, los intersticios degradados, baldíos terrenos expectantes de la especulación y la propia lógica territorial. Es necesaria la deliberación ciudadana en un marco complejo y sereno, al estilo de María Zambrano, que definió la ciudad como lugar donde exponer y exponerse en la plaza pública. Los ciudadanos en pie de igualdad sin que los saberes expertos se sobreimpongan definiendo los contenidos del programa que debe ser discutido colectivamente. Si algo caracteriza la ciudad contemporánea es el avance del liberalismo existencial. Málaga necesita conseguir cohesión social dotándose de un proyecto mayoritario que sea resultado de lo mejor de los mejores deseos sociales.
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