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La que comenzó ayer jueves por la mañana como una concentración frente a la Delegación del Gobierno de la Junta se convirtió poco después en un corte del tráfico en la Alameda y finalmente en una manifestación, en la que, entre cacerolas, bandejas y ... pitos, casi mil empresarios y trabajadores de la hostelería, según el cálculo de este periódico en el momento de máxima afluencia (unos 500 asistentes, según la estimación del Cuerpo Nacional de Policía de la que informó la Subdelegación) protestaron sonoramente contra la falta de ayudas del Gobierno andaluz, que está llevando a la «ruina» de muchos negocios ante las nuevas restricciones impuestas al ocio para tratar de frenar los contagios por Covid.
Durante casi dos horas, la concentración y la posterior marcha recorrió la Alameda Principal, la calle Larios y las principales vías del Centro Histórico (donde muchos de ellos tienen sus negocios), bajo la mirada de los escasos clientes de las terrazas. En la cabecera de la manifestación muchas caras conocidas del sector: junto al presidente de Mahos, Javier Frutos; José Cobos, copropietario de El Pimpi; Rafael Prado, del Café Central y Juan Rambla, propietario de algunos de los principales bares de copas y discotecas del Centro, junto a propietarios de chiringuitos y proveedores de alimentación y bebidas, entre otros gremios afectados, que marcharon unidos para exigir al Gobierno andaluz que facilite ayudas reales para hacer posible su supervivencia.
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«Dijeron que no iba a quedar nadie atrás, pero a nosotros sí nos han dejado, nos sentimos desamparados y sin ningún tipo de ayuda«, denuncia Frutos, y advierte de la fuerte pérdida de empresas y de empleo que se está produciendo. Por ello, vuelve a reiterar que necesitan apoyo institucional «real» para afrontar las nuevas restricciones horarias que la Junta ha impuesto para hacer frente a la pandemia. «La indignación es total porque no paran de hacer restricciones y eso no va acompañado de ayudas, estamos en un punto crítico, están desapareciendo muchos establecimientos y puestos de trabajo, estamos desesperados«, agrega. «Nos tienen que escuchar, somos un sector productivo lo suficientemente importante para que reciba ayudas que sirvan para paliar las restricciones que estamos sufriendo para que no desaparezcan tantos empleos y empresas».
«Es una situación muy difícil», añade José Cobos, copropietario de El Pimpi. «No tenemos salida, no estamos haciendo ni el 10% de la venta que hacíamos, tenemos que pagar la Seguridad Social de toda la plantilla (185 personas, casi todos en Erte) y no podemos, necesitamos ayudas para salvarnos nosotros, a nuestros empleados y al sector turístico, que es muy importante y ha costado mucho construirlo».
«Esta es la manifestación de la rabia», afirma Rafael Prado, propietario del Café Central. «El Gobierno nos ha dejado de la mano de Dios y lo único que ha hecho es endeudarnos con los créditos ICO hasta el año 2025«, a lo que añade: »Ahora se está demostrando la importancia del turismo en España, donde somos más del 12% del PIB«. En cuanto a la actitud de la Junta, denuncia: «Han tomado las medidas sin darnos antes medios frente a este semiconfinamiento que están llevando a cabo«. Y al Ayuntamiento de la capital reprocha que, »por mucho que digan, no están ayudando en nada, con un acoso policial de primer nivel, esto es inaceptable«, exclama.
Juan Rambla, empresario de la noche, recuerda que ya llevan más de ocho meses cerrados. «Cada vez que nos reunimos con una administración nos dicen que nos comprenden pero ninguna nos da ayudas económicas para que nuestros negocios puedan subsistir, necesitamos menos buenas palabras y más hechos reales«. En este punto, pone como ejemplo de mala gestión la ayuda al alquiler que sacó la Junta, un pago único de 1.200 euros que no da ni para una parte del arrendamiento de un mes, »y encima con unos condicionantes que hacen imposible el acceso del 95% de los negocios«. «Es una medida de cara a la galería, no es real; hay ayudas para todo el mundo excepto para nosotros, que llevamos muchos años pagando impuestos y ahora necesitamos que reviertan en nosotros«.
De vuelta a la Alameda Principal, la protesta culminó con la presentación de un escrito de seis páginas en la Delegación del Gobierno andaluz con sus reivindicaciones, entre las que figuran la concesión de subvenciones directas, facilidades en los Erte y exenciones fiscales, entre otras.
Como en Málaga, en todas las capitales de Andalucía hubo ayer movilizaciones del sector hostelero que también fueron secundadas de manera masiva.
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