Que el alcalde Francisco de la Torre siempre ha sido un alma libre es algo que nadie duda. Una época, el actual coordinador general del PP nacional, Elías Bendodo, lo hacía ver con esa guasa de la tierra: «Son las cosas de Paco». Ese latiguillo ... fue evolucionando, y las dos últimas campañas municipales la marca era Paco de la Torre, y el logo del partido estaba en algún sitio de los carteles, 'somewhere else', pero pequeñito, casi imperceptible. 'Paco de la Torre Sí', era el lema del año 2015, y 'Más Málaga. Con Paco de la Torre', el de 2019.
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Precisamente, Bendodo ha coordinado la campaña andaluza, y esta ha sido una de las claves: que la marca de Juanma (Moreno) sobrevolara por encima de todas las cosas. 'Andalucía Avanza. Juanma presidente'.
Pero hay otro detalle interesante, del que el entorno del alcalde saca pecho. Las similitudes que ha habido entre Moreno y De la Torre con sus sensibilidades hacia la izquierda. Vamos por partes. El alcalde concedió una entrevista a este periódico, (SUR,10/2/2019), que firmaba Javier Recio, en la que afirmaba que era de centro, pero que tenía una gran sensibilidad de centroizquierda. Esta pieza fue muy comentada en la Casona, y cierta ala del partido se llevó las manos a la cabeza con este posicionamiento que hacía el alcalde, que no entendían. Eran los momentos de crecimiento de Vox, y algunos, como Casado, no sabían en qué banda jugar para mantener a flote las siglas del partido sin sufrir el 'sorpasso' de la ultraderecha, que pesaba sobre sus cabezas.
Esta frase la refrendó meses antes (SUR,18/12/2018) la antigua compañera de partido de De la Torre, de ese UCD de Suárez, Soledad Becerril, cuando vino a Málaga a presentar su libro, 'Años de Soledad', y contó que el alcalde y ella eran compañeros en el Congreso de los Diputados. De esta época subrayó que ella era más liberal que De la Torre, y que éste era más socialdemócrata: «Él era un poco más progre que yo, y eso a los liberales nos fastidiaba muchísimo».
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Estos días, el entorno del alcalde saca pecho de que la estrategia de Juanma Moreno haya sido la de hablar a todas las bandas, la izquierda entre ellas, con guiños a la misma como cuando ha dicho «mis orígenes son de izquierdas» o «en mi familia hay gente de izquierdas y de derecha».
Aunque luego apostara por la desideologización, una palabra que cuesta decir y escribir, pero que él vocaliza como si llevara usándola toda la vida. Para terminar, un día acertó a decir que era de centro reformista y liberal. La palabra derecha la sepultó, la borró de su argumentario. De hecho, el día después de la apabullante victoria hablaba de que el camino del centro es muy ancho. Y a casi nadie se le olvida que el arranque de su campaña fue en Málaga con el siguiente titular: «Quiero ser el alcalde de los andaluces como Paco de la Torre: cercano, humilde, tenaz, persistente, perseverante, capaz de transformar Málaga como yo voy a transformar Andalucía».
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Pues lo dicho, la guardia pretoriana del regidor está henchida con el centrismo progresista de Juanma, que ha conseguido doblar, ensanchar hasta la friolera de 58 los parlamentarios populares en Andalucía. Estiman que a De la Torre le queda mucho partido por jugar y que volverá a revalidar la Alcaldía, máxime encima de esta ola azul que ha bañado Andalucía. Pero, como dicen, tiene sus tiempos. Los suyos propios. Sería interesante que se animara a decirlo pronto como hizo el alcalde de Antequera, Manuel Barón, justo el día después del triunfo del PP para aprovechar la inercia de la ola y surfearla. El alcalde de Málaga lleva tanto tiempo deshojando la margarita que ya solo queda el capullo. Con perdón.
Los pasillos esta semana han revivido la vuelta de los ediles y también de la mayoría de los medios de comunicación, que se habían volcado en la campaña electoral. Entre las cuestiones a analizar, además de que la noche popular eclipsó todas las sedes, en las que la tristeza o el conformismo se hizo seña de identidad, también contaban cómo habían recibido a la prensa y a los militantes -en el mejor de los casos- en cada una de ellas. Es curioso comprobar cómo en algunas sólo ofrecían agua. ¿Se imaginan que alguien va a su casa invitado desde las ocho de la tarde hasta bien entrada la madrugada y sólo les dispense el líquido elemento? Pues eso fue lo que pasó en Ciudadanos, que como contaba un periodista, venía a ser uno de los claros síntomas de que no iban a celebrar nada. Se puede no estar eufórico, pero tres canapés y un refresco no se le niega a nadie.
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Mucho más generosos fueron en el PP, el PSOE o en Por Andalucía (sede de IU). Los socialistas, pese a que sabían del trance, agasajaron a los periodistas y a los suyos con jamón, lomo y otros embutidos, así como queso, patatas fritas, refrescos y cerveza Cruzcampo. Los populares jugaron a dos bandas: Cruzcampo (sevillana) y Victoria (malagueña). El agua, además, era un curioso brik de merchandising con la cara de Juanma. Los periodistas y el centenar de militantes degustaron los socorridos saladitos, tortillas de patatas, embutidos, hamburguesitas y patatas fritas. En la sede de IU sirvieron ensaladilla rusa, tortilla de patatas, lomo en manteca, embutidos, refrescos y cervezas.
Los naranjas vislumbrarían, pese a disimular, su pronosticado final. El duelo. Pero ya que Juan Marín habló de torrijas en la campaña, y teniendo en cuenta que la gastronomía en Andalucía es un valor, hay un refrán muy conveniente a aplicar en estos casos: las penas con pan son menos penas.
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