

Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando se cumple una década del Plan Bolonia, que se implantó con el objetivo de unificar los criterios educativos en todos los centros universitarios europeos, pero también para promover una mayor dedicación del profesorado a sus estudiantes, las facultades de Medicina españolas hacen balance. Concluyen que los resultados son «aceptables», pese a que han afrontado el proceso con un déficit docente que ha obligado a las plantillas a redoblar esfuerzos.
Un problema que preocupa y que viene denunciando desde hace años la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas (Cndfme), que tras un análisis pormenorizado de la situación advierte de que, si no se realizan los cambios normativos y se adoptan las medidas necesarias, estos centros universitarios contarán en 2030 con una plantilla de profesorado permanente (catedráticos, titulares y contratados doctores) y ayudante doctor de 30 personas, lo que supone la reducción prácticamente a la mitad del equipo docente, dado que en la actualidad una facultad, con una media de 150 alumnos en el grado de Medicina, tiene 62.
Bajo el título 'Estudio de la vida media académica del profesorado permanente con docencia en el Grado de Medicina. Estimación de las necesidades de profesorado', el informe pone de relieve el déficit de profesorado, asociado al envejecimiento y a la dificultad de renovación de las plantillas por el sistema actual de acreditación docente. Un aspecto este último que impacta directamente en el tiempo que tardan los profesores de Medicina en obtener su plaza.
Y es que en 2020, la edad media de acceso a la plaza de profesor titular fue de 56 años para los vinculados (profesorado permanente en plantilla de la universidad, cuya plaza universitaria se asocia a otra asistencial), tan solo 10 años antes de la edad ordinaria de jubilación. «Llegan a la categoría de profesores permanentes cuando ya ha transcurrido la mayor parte de su vida profesional», lamenta Pablo Lara, decano de la Facultad de Medicina de Málaga y presidente de la Conferencia Nacional de decanos. En 2022, los trabajadores que no lleguen a 37 años y seis meses cotizados y que quieran acceder a la jubilación cobrando íntegra la paga que les corresponda deberán haber cumplido los 66 años y dos meses. No es menos preocupante en el caso del profesorado no vinculado, donde la edad media para obtener la plaza es de 48 años.
Las causas están claras para Lara: «La acreditación a profesor de Ciencias de al Salud es tremendamente complicada y no hay garantías de obtener la plaza finalmente, por eso la opción académica no resulta atractiva para los profesionales sanitarios».
A juicio de la Conferencia Nacional de decanos, los criterios para la acreditación docente e investigadora en la rama sanitaria son «inadecuados» y «desproporcionados», alejados de las posibilidades investigadoras reales que tienen los médicos clínicos que trabajan en centros sanitarios. «Si sumas una labor asistencial que no está suficientemente reconocida en el proceso de acreditación, teniendo que asumir la actividad investigadora en sus horas extras, y que una vez acreditados no tienen la seguridad de que su plaza salga a concurso, pues al final son pocos los que optan por una carrera académica. Les pedimos docencia, investigación, asistencia... Casi, que sean superhéroes», subraya Lara.
La merma de profesorado no es un asunto nuevo. «Llevamos años denunciándolo y a día de hoy faltan más de 4.000 docentes en las facultades de Medicina españolas si tomamos como referencia la ratio de alumnos y profesorado a tiempo completo», alerta Lara.
En Ciencias de la Salud, hay 17 estudiantes por profesor a tiempo completo y, en Ciencias, es de cinco. «Tenemos el triple cuando los grupos deberían ser menores para desarrollar adecuadamente la experimentalidad propia de esta rama», advierte.
Para afrontar el déficit cada vez mayor de docentes, barajan distintas opciones que permitan el acceso de nuevos profesionales a las plantillas sin las dificultades actuales. Así, además de revisar los criterios de acreditación, para que sean más proporcionados, plantean extender la figura del profesor contratado doctor vinculado (laboral indefinido), que fue implantada por primera vez en Andalucía en 2013. «Es muy relevante porque las condiciones de acreditación para esta figura, que tiene atribuidas las mismas funciones y responsabilidades que un titular (funcionario), son menos exigentes. No es la solución, pero sí una de ellas».
Otra propuesta pasa por la creación de la figura de ayudante doctor vinculado. «Actualmente, los titulados en Medicina una vez que realizan el MIR buscan una salida laboral, pero no tienen un itinerario académico para la docencia, equivalente al de otras áreas como es la de ayudante doctor. Por eso, de crearse, les permitiría acreditarse y sacar al final su plaza como contratado doctor vinculado», explica Lara.
Asimismo, los decanos de Medicina plantean otra posibilidad, pionera en Andalucía, que es el programa de acompañamiento María Castellano Arroyo. Una vez terminan la especialidad, pueden optar a unas plazas para trabajar en el Sistema Nacional de Salud como facultativos especialistas de área, pero con la particularidad de que el 50% de su jornada es asistencial y el resto, se dedica a la docencia e investigación. «De esta forma, en 6 o 7 años podrían acreditarse como contratado doctor y se incorporaría a la carrera universitaria», precisa el decano.
Por último, apuntan a la figura del profesor asociado a Ciencias de la Salud (médico que trabaja en un centro sanitario y a la vez firma un contrato de 90 horas de docencia al año) y a los tutores clínicos (1.200 en Málaga), que colaboran con la universidad, como otros recursos docentes para afrontar la crisis en las tasas de reposición de las facultades de Medicina.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.